Parteras, un oficio rumbo a la “extinción” en Tarija
En Tarija, las parteras, uno de los oficios más antiguos del mundo, tienden a desaparecer. Es el resultado de muchas causas, como la seguridad y la planificación familiar, pero también a causa de medidas asistenciales que benefician a las madres si estas optan por tener a sus hijos en los...



En Tarija, las parteras, uno de los oficios más antiguos del mundo, tienden a desaparecer. Es el resultado de muchas causas, como la seguridad y la planificación familiar, pero también a causa de medidas asistenciales que benefician a las madres si estas optan por tener a sus hijos en los hospitales y no en el domicilio particular, que sí se promociona en otros lugares. Sin embargo, el conocimiento que tienen de la mecánica podría ayudar a reducir las cesáreas, cuya aplicación se ha multiplicado en Tarija.
Miriam Miranda Bravo, de la comunidad de Chayasa en el municipio El Puente, contó que posee un certificado y un credencial que la avala como partera y que le fue otorgado por el Ministerio de Salud a través del Programa de Medicina Tradicional dependiente del Viceministerio respectivo.
Miranda recordó que hasta 2010 era la única por su región y debía atender varios alumbramientos en distintas comunidades cercanas al lugar donde vivía, frecuentemente dos veces al mes a veces debía trasladarse a lugares alejados y lo hacía en su bicicleta, las madres preferían tener sus hijos en sus casas, ser atendidas por una partera y esta respetaba su decisión y la postura que prefería.
Sin embargo, llegó el bono Juana Azurduy y el Subsidio Prenatal Universal por lo que las mujeres prefieren ahora acogerse a estos programas que les son beneficiosos –explicó- y que han contribuido a reducir la mortalidad neonatal y de las madres al hacer obligatoria la atención hospitalaria. “Por ejemplo, antes, si había que trasladar a una paciente a causa de complicaciones en el parto, la familia tenía que pagarlo, pero ahora con las prestaciones médicas las ambulancias las recogen gratis”.
Por esta razón señaló que ahora prefieren tener sus hijos en un hospital y recién los médicos empezaron a salir al campo. Además, si ellas no asisten al control y no se hacen atender, no reciben ese bono, por eso prefieren ser atendidas en un hospital y “para las que vienen del campo les cae bien ese beneficio”. Actualmente es mucho si atiende un nacimiento al año.
“Este oficio debería mantenerse e incentivarse porque las parteras pueden resolver problemas que los médicos no, ellos deberían coordinar la atenciones con ellas; por ejemplo –dijo-, cuando un bebé está cruzado en el vientre, entonces ellos no saben qué hacer y prefieren practicar la cesárea, en cambio una matrona palpa, descubre lo que pasa y con un “manteo” puede resolver al problema, poner al bebé en su posición y pueda nacer de manera normal”.
Según la responsable departamental de Medicina Tradicional en el Servicio Departamental de Salud, (Sedes), Raquel Ramos, antes existía el Programa de Fomento a la Medicina Tradicional (Profomet) que contaba con el apoyo de la Gobernación, debía registrar a los que se dedican a esta actividad, se recopiló información sobre el rubro, pero no logró registrar o establecer cuántos médicos tradicionales e encuentran en cada una de las comunidades y municipios de las provincias.
Recién en 2019 se implementó el Programa de Medicina Tradicional y junto al Viceministerio del ramo se estableció el registro y la matriculación a nivel nacional, en Tarija se lo hizo en el área urbana y se encontró a 36 médicos tradicionales, naturistas, hueseros y materos, pero a ninguna partera.
Sin embargo, por razones de presupuesto no se puede abordar aún el área rural con el mismo fin y se prevé que hallarán a parteras que por lo general son más frecuentes en el campo.
Viola tuvo sus tres hijos de manera natural
Viola Clemens es una alemana casada con el antropólogo y escritor Daniel Vacaflores y que tuvo sus tres hijos en su casa, de manera natural sin la ayuda de nadie, salvo la compañía de su esposo, ellos tiene al momento tres, seis y nueve años. “Lo hice por cobardía, tengo mucho miedo al hospital, además que tengo amigas que optaron por este modo”, agregó.
“Los médicos a veces practican la cesárea por razones que no les creo. En Alemania es muy diferente, cuando se los solicita hay parteras que van a domicilio, es una profesión que existe allí y tuve varias amigas que de esta manera tuvieron sus guaguas y me gusta mucho más, me pone mal el olor de los hospitales, es estresante y eso afecta al parto”, relató.
Para tener a su primer niño, convocó a una amiga médico para que esté presente y pueda ayudar, además de un amigo con un automóvil en la puerta por si suceda alguna complicación; sin embargo la galeno no pudo ir por razones de fuerza mayor, por lo que la acompaño una suiza y el proceso, si bien fue un poco complicado, el niño miraba hacia el “cielo”, el resultado fue positivo.
Con la experiencia, con los otros dos niños fue más fácil, se embarazó del segundo en Alemania, allí pidió la asistencia de una partera de quien recibió varios consejos porque para el alumbramiento ya debía estar en Bolivia, el nacimiento fue sin problemas y de la misma manera sucedió con el tercero.
Miriam Miranda Bravo, de la comunidad de Chayasa en el municipio El Puente, contó que posee un certificado y un credencial que la avala como partera y que le fue otorgado por el Ministerio de Salud a través del Programa de Medicina Tradicional dependiente del Viceministerio respectivo.
Miranda recordó que hasta 2010 era la única por su región y debía atender varios alumbramientos en distintas comunidades cercanas al lugar donde vivía, frecuentemente dos veces al mes a veces debía trasladarse a lugares alejados y lo hacía en su bicicleta, las madres preferían tener sus hijos en sus casas, ser atendidas por una partera y esta respetaba su decisión y la postura que prefería.
Sin embargo, llegó el bono Juana Azurduy y el Subsidio Prenatal Universal por lo que las mujeres prefieren ahora acogerse a estos programas que les son beneficiosos –explicó- y que han contribuido a reducir la mortalidad neonatal y de las madres al hacer obligatoria la atención hospitalaria. “Por ejemplo, antes, si había que trasladar a una paciente a causa de complicaciones en el parto, la familia tenía que pagarlo, pero ahora con las prestaciones médicas las ambulancias las recogen gratis”.
Por esta razón señaló que ahora prefieren tener sus hijos en un hospital y recién los médicos empezaron a salir al campo. Además, si ellas no asisten al control y no se hacen atender, no reciben ese bono, por eso prefieren ser atendidas en un hospital y “para las que vienen del campo les cae bien ese beneficio”. Actualmente es mucho si atiende un nacimiento al año.
“Este oficio debería mantenerse e incentivarse porque las parteras pueden resolver problemas que los médicos no, ellos deberían coordinar la atenciones con ellas; por ejemplo –dijo-, cuando un bebé está cruzado en el vientre, entonces ellos no saben qué hacer y prefieren practicar la cesárea, en cambio una matrona palpa, descubre lo que pasa y con un “manteo” puede resolver al problema, poner al bebé en su posición y pueda nacer de manera normal”.
Según la responsable departamental de Medicina Tradicional en el Servicio Departamental de Salud, (Sedes), Raquel Ramos, antes existía el Programa de Fomento a la Medicina Tradicional (Profomet) que contaba con el apoyo de la Gobernación, debía registrar a los que se dedican a esta actividad, se recopiló información sobre el rubro, pero no logró registrar o establecer cuántos médicos tradicionales e encuentran en cada una de las comunidades y municipios de las provincias.
Recién en 2019 se implementó el Programa de Medicina Tradicional y junto al Viceministerio del ramo se estableció el registro y la matriculación a nivel nacional, en Tarija se lo hizo en el área urbana y se encontró a 36 médicos tradicionales, naturistas, hueseros y materos, pero a ninguna partera.
Sin embargo, por razones de presupuesto no se puede abordar aún el área rural con el mismo fin y se prevé que hallarán a parteras que por lo general son más frecuentes en el campo.
Viola tuvo sus tres hijos de manera natural
Viola Clemens es una alemana casada con el antropólogo y escritor Daniel Vacaflores y que tuvo sus tres hijos en su casa, de manera natural sin la ayuda de nadie, salvo la compañía de su esposo, ellos tiene al momento tres, seis y nueve años. “Lo hice por cobardía, tengo mucho miedo al hospital, además que tengo amigas que optaron por este modo”, agregó.
“Los médicos a veces practican la cesárea por razones que no les creo. En Alemania es muy diferente, cuando se los solicita hay parteras que van a domicilio, es una profesión que existe allí y tuve varias amigas que de esta manera tuvieron sus guaguas y me gusta mucho más, me pone mal el olor de los hospitales, es estresante y eso afecta al parto”, relató.
Para tener a su primer niño, convocó a una amiga médico para que esté presente y pueda ayudar, además de un amigo con un automóvil en la puerta por si suceda alguna complicación; sin embargo la galeno no pudo ir por razones de fuerza mayor, por lo que la acompaño una suiza y el proceso, si bien fue un poco complicado, el niño miraba hacia el “cielo”, el resultado fue positivo.
Con la experiencia, con los otros dos niños fue más fácil, se embarazó del segundo en Alemania, allí pidió la asistencia de una partera de quien recibió varios consejos porque para el alumbramiento ya debía estar en Bolivia, el nacimiento fue sin problemas y de la misma manera sucedió con el tercero.