Bolivia no tiene estudios sobre las causas del filicidio
Las estadísticas sobre el filicidio no son tan claras en los distintos países y en particular en Bolivia. Se conoce que Estados Unidos es el que tiene mayor incidencia a nivel mundial con unos 700 casos anuales y se descubrió que es una patología por lo general atribuible a la figura...



Las estadísticas sobre el filicidio no son tan claras en los distintos países y en particular en Bolivia. Se conoce que Estados Unidos es el que tiene mayor incidencia a nivel mundial con unos 700 casos anuales y se descubrió que es una patología por lo general atribuible a la figura femenina, apuntó el médico psiquiatra del Instituto de Prevención, Tratamiento, Rehabilitación e Investigación de Drogodependencias y Salud Mental (Intraid), Cesar Oliva Castrillo.
El concepto implica la eliminación del hijo y en el mundo entero el perpetrado por el padre llega a un 10 por ciento, mientras que el cometido por la madre alcanza casi el 90 por ciento. Es un acto documentado desde la antigüedad, por ejemplo, desde la Biblia, Abraham ofreció a su hijo como sacrificio a Dios. Moisés que fue abandonado en una cesta a su libre albedrio, Herodes en su búsqueda del niño Jesús elimina a muchos niños, etc.
Investigaciones
Oliva indicó que se hicieron investigaciones en los años 60 del siglo pasado, el médico norteamericano Roberto Resnick elaboró las pautas que llevan a los humanos a sustentar dicha conducta y los categorizó, por ejemplo, el filicidio altruista, que es el de mayor prevalencia, y sucede cuando el hijo tiene una enfermedad terminal, provoca angustia en los padres y vivir esa realidad negativa provoca que lo maten y suele suceder que ellos se suicidan para acompañarlo. “Es el más frecuente a nivel mundial”.
Una segunda categoría que plantea es el filicidio psicótico, en el que la madre o el padre tuvieron un trastorno psicótico, según datos mundiales, existen casos de padres que victimaron a sus hijos cuando estos tenían incluso 40 años. Un tercer elemento es por venganza, existen casos documentados en los que se elige eliminar a los hijos para generar un conflicto emocional a la pareja.
“Nada se da como terreno no fecundo, siempre hay un factor psicopatológico inmerso, los humanos somos seres biopsicosociales, cargamos una genética que marca riesgos de probabilidad, sobre un terreno fecundo psicosocial va a dispararse el fenómeno clínico como tal”, explicó.
Luego se dan los filicidios de naturaleza accidental, pero con frecuencia asociado a padres o madres castigadores que en los zamarrones y golpes conllevan una acción negativa, los progenitores tiran al niño, lo zarandean y esas acciones incrementan los riesgos que conducen a la muerte probable de ese niño como un factor secundario.
Otro pediatra, el argentino Arnold Roskosky definió el síndrome del niño apaleado al observar que le llegaban muchachos con moretones, golpes y fracturas, advirtió que no se trataba de una casualidad, por lo que planteó un espectro que va desde el maltrato emocional, físico, hasta llegar al propio filicidio.
Sin embargo, prima el criterio y llama la atención el hecho de que sea la mujer -dentro de la psicopatología médico, legal y forense- la mayor responsable de estos hechos. “No es un factor de justificación, pero viene con una gran carga de enfermedad mental como factor de base de probabilidad”, argumentó.
Recomiendan un psiquiatra en hospitales maternos
Es importante que los servicios de ginecología y ginecobstetricia tengan profesionales psiquiatras o psicólogos porque siempre se ha creído que el embarazo es una plenitud para la mujer, pero no es así. Al contrario, es un momento con alto grado de probabilidad de enfermedad mental debido a que los cambios hormonales pueden inducir la presencia de patologías psiquiátricas, afirmó Cesar Oliva Castrillo.
El incremento y los cambios hormonales en la mujer generan depresiones posparto, psicosis postpauperal o pueden existir condiciones médicas preexistentes en personas que hubieran quedado embarazadas, un embarazo no deseado, producto de una violación, una madre que ya venía con un retraso mental sumado a un fenómeno sicótico son factores que conllevan un alto riesgo en la vida del niño.
“En nuestro medio son incontables los embarazos no deseados –indicó-, sucede en niñas, jovencitas, que son repudiadas en su propio hogar, por la sociedad y que pueden acabar en un filicidio”.
También en embarazos prematuros, el ser madres a temprana edad, un factor asociado es la pobreza cultural y socioeconómica que conlleva a familias numerosas a enfrentar esa realidad y acabar con ese infante.
El concepto implica la eliminación del hijo y en el mundo entero el perpetrado por el padre llega a un 10 por ciento, mientras que el cometido por la madre alcanza casi el 90 por ciento. Es un acto documentado desde la antigüedad, por ejemplo, desde la Biblia, Abraham ofreció a su hijo como sacrificio a Dios. Moisés que fue abandonado en una cesta a su libre albedrio, Herodes en su búsqueda del niño Jesús elimina a muchos niños, etc.
Investigaciones
Oliva indicó que se hicieron investigaciones en los años 60 del siglo pasado, el médico norteamericano Roberto Resnick elaboró las pautas que llevan a los humanos a sustentar dicha conducta y los categorizó, por ejemplo, el filicidio altruista, que es el de mayor prevalencia, y sucede cuando el hijo tiene una enfermedad terminal, provoca angustia en los padres y vivir esa realidad negativa provoca que lo maten y suele suceder que ellos se suicidan para acompañarlo. “Es el más frecuente a nivel mundial”.
Una segunda categoría que plantea es el filicidio psicótico, en el que la madre o el padre tuvieron un trastorno psicótico, según datos mundiales, existen casos de padres que victimaron a sus hijos cuando estos tenían incluso 40 años. Un tercer elemento es por venganza, existen casos documentados en los que se elige eliminar a los hijos para generar un conflicto emocional a la pareja.
“Nada se da como terreno no fecundo, siempre hay un factor psicopatológico inmerso, los humanos somos seres biopsicosociales, cargamos una genética que marca riesgos de probabilidad, sobre un terreno fecundo psicosocial va a dispararse el fenómeno clínico como tal”, explicó.
Luego se dan los filicidios de naturaleza accidental, pero con frecuencia asociado a padres o madres castigadores que en los zamarrones y golpes conllevan una acción negativa, los progenitores tiran al niño, lo zarandean y esas acciones incrementan los riesgos que conducen a la muerte probable de ese niño como un factor secundario.
Otro pediatra, el argentino Arnold Roskosky definió el síndrome del niño apaleado al observar que le llegaban muchachos con moretones, golpes y fracturas, advirtió que no se trataba de una casualidad, por lo que planteó un espectro que va desde el maltrato emocional, físico, hasta llegar al propio filicidio.
Sin embargo, prima el criterio y llama la atención el hecho de que sea la mujer -dentro de la psicopatología médico, legal y forense- la mayor responsable de estos hechos. “No es un factor de justificación, pero viene con una gran carga de enfermedad mental como factor de base de probabilidad”, argumentó.
Recomiendan un psiquiatra en hospitales maternos
Es importante que los servicios de ginecología y ginecobstetricia tengan profesionales psiquiatras o psicólogos porque siempre se ha creído que el embarazo es una plenitud para la mujer, pero no es así. Al contrario, es un momento con alto grado de probabilidad de enfermedad mental debido a que los cambios hormonales pueden inducir la presencia de patologías psiquiátricas, afirmó Cesar Oliva Castrillo.
El incremento y los cambios hormonales en la mujer generan depresiones posparto, psicosis postpauperal o pueden existir condiciones médicas preexistentes en personas que hubieran quedado embarazadas, un embarazo no deseado, producto de una violación, una madre que ya venía con un retraso mental sumado a un fenómeno sicótico son factores que conllevan un alto riesgo en la vida del niño.
“En nuestro medio son incontables los embarazos no deseados –indicó-, sucede en niñas, jovencitas, que son repudiadas en su propio hogar, por la sociedad y que pueden acabar en un filicidio”.
También en embarazos prematuros, el ser madres a temprana edad, un factor asociado es la pobreza cultural y socioeconómica que conlleva a familias numerosas a enfrentar esa realidad y acabar con ese infante.