En O´Connor temen que el futuro del Jaguar X6 sea el de Boyuy X2
El silencio parece ser de nuevo la estrategia a seguir por el Gobierno nacional en materia de hidrocarburos, esta vez por los avances en Huacareta. Desde que se realizó la modificación del contrato de exploración del pozo Jaguar X6, ubicado en la comunidad de San Diego de la provincia...



El silencio parece ser de nuevo la estrategia a seguir por el Gobierno nacional en materia de hidrocarburos, esta vez por los avances en Huacareta. Desde que se realizó la modificación del contrato de exploración del pozo Jaguar X6, ubicado en la comunidad de San Diego de la provincia O’Connor y que amplío la profundidad tope de perforación – inicialmente prevista de 4.500 metros - a más de 6.000 metros, una oleada de incertidumbre se extendió entre las autoridades de la zona. ¿Jaguar X6 tendrá el mismo resultado que Boyuy X2?
El 21 de mayo de 2018, el presidente Evo Morales dio inicio a los trabajos de exploración en el pozo Jaguar X6 junto con Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) y en acuerdo con la empresa Shell Bolivia. “Esperamos que en diciembre (de 2018) vamos a venir a encender y disparar el gas, esperamos que Shell cumpla”, le dijo a la prensa ese día.
El gerente general de Shell Bolivia, Orlando Vaca, recalcó que la actividad de perforación llegaría a una profundidad de 4.429 metros, hasta alcanzar la formación Huamampampa. A partir de este momento, no se supo a detalle el proceso de exploración del pozo, salvo algunos meses atrás cuando el asambleísta por O’Connor, Abel Guzmán, indicó que los trabajos se paralizaron por un problema en la maquinaria y debían realizar las acciones correspondientes para remediar este contratiempo.
Se pidió al Directorio de YPFB que puedan dar a conocer sobre las actividades de exploración y cronograma de trabajo. La nota estaba dirigida al representante de Tarija en YPFB, Héctor Quiroga Torrez, pero no obtuvieron respuesta.
En la jornada de ayer, además, Shell informó que iniciaba operaciones al otro extremo de Huacareta, ya en territorio chuquisaqueño, ya que es un área que se extiende por los dos departamentos. Ni Shell ni YPFB han aclarado los términos.
Silencio y más silencio
De manera pública, numerosas veces, se le pidió al ministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez, que se siente junto a las autoridades departamentales, municipales y provinciales de esta zona para ofrecer una explicación sobre el estado de este proyecto, pero no hubo ni acercamientos, ni respuestas, ni breves mensajes formales o informales.
La preocupación que manifestó Guzmán tiene que ver con los resultados del pozo Boyuy X2 que se encuentra en la provincia vecina de Caraparí. Después de varios meses de expectativa bajo la promesa de encontrar un “mar de gas”, los resultados exploratorios tras sobrepasar los 7.963 metros de profundidad lanzaron a quemarropa una conclusión que fue advertida; el pozo no es comercial.
En aquel entonces, el director de Negocios de Repsol Bolivia, José Alejandro Ponce Bueno, intentó apaciguar las aguas indicando que se seguiría trabajando. También se dijo que los millones de dólares invertidos no significaban una perdida para la economía de Bolivia por el tipo de contrato que se realizó con la trasnacional y, por supuesto, no descartaron la posibilidad de encontrar lo que buscaban: una reserva hidrocarburífera que puedan explotar y amortiguar el descenso de la producción del país.
A la fecha el asunto es más claro: el gas no es comercial, pero el Ministerio aún no ha aclarado quien correrá con los costos del proyecto, que se elevaron a 130 millones de dólares.
Shell se va al otro extremo de Huacareta
La exploración en Yapucaiti X-1, al norte del área Huacareta y ya en territorio chuquisaqueño, arrancó con las operaciones de ingeniería, camino y planchada, para poder empezar en un plazo de seis – ocho meses con la perforación. Se estima una inversión de 120 millones de dólares.
Huacareta es un área petrolera que se extiende de Tarija a Chuquisaca, en similares condiciones a la de Caipipendi, donde se perforó primero Margarita, luego Huacaya, y al final se determinó que eran el mismo campo.
El 21 de mayo de 2018, el presidente Evo Morales dio inicio a los trabajos de exploración en el pozo Jaguar X6 junto con Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) y en acuerdo con la empresa Shell Bolivia. “Esperamos que en diciembre (de 2018) vamos a venir a encender y disparar el gas, esperamos que Shell cumpla”, le dijo a la prensa ese día.
El gerente general de Shell Bolivia, Orlando Vaca, recalcó que la actividad de perforación llegaría a una profundidad de 4.429 metros, hasta alcanzar la formación Huamampampa. A partir de este momento, no se supo a detalle el proceso de exploración del pozo, salvo algunos meses atrás cuando el asambleísta por O’Connor, Abel Guzmán, indicó que los trabajos se paralizaron por un problema en la maquinaria y debían realizar las acciones correspondientes para remediar este contratiempo.
Se pidió al Directorio de YPFB que puedan dar a conocer sobre las actividades de exploración y cronograma de trabajo. La nota estaba dirigida al representante de Tarija en YPFB, Héctor Quiroga Torrez, pero no obtuvieron respuesta.
En la jornada de ayer, además, Shell informó que iniciaba operaciones al otro extremo de Huacareta, ya en territorio chuquisaqueño, ya que es un área que se extiende por los dos departamentos. Ni Shell ni YPFB han aclarado los términos.
Silencio y más silencio
De manera pública, numerosas veces, se le pidió al ministro de Hidrocarburos, Luis Alberto Sánchez, que se siente junto a las autoridades departamentales, municipales y provinciales de esta zona para ofrecer una explicación sobre el estado de este proyecto, pero no hubo ni acercamientos, ni respuestas, ni breves mensajes formales o informales.
La preocupación que manifestó Guzmán tiene que ver con los resultados del pozo Boyuy X2 que se encuentra en la provincia vecina de Caraparí. Después de varios meses de expectativa bajo la promesa de encontrar un “mar de gas”, los resultados exploratorios tras sobrepasar los 7.963 metros de profundidad lanzaron a quemarropa una conclusión que fue advertida; el pozo no es comercial.
Sánchez insiste en el “mar de gas” debajo de Boyuy
En aquel entonces, el director de Negocios de Repsol Bolivia, José Alejandro Ponce Bueno, intentó apaciguar las aguas indicando que se seguiría trabajando. También se dijo que los millones de dólares invertidos no significaban una perdida para la economía de Bolivia por el tipo de contrato que se realizó con la trasnacional y, por supuesto, no descartaron la posibilidad de encontrar lo que buscaban: una reserva hidrocarburífera que puedan explotar y amortiguar el descenso de la producción del país.
A la fecha el asunto es más claro: el gas no es comercial, pero el Ministerio aún no ha aclarado quien correrá con los costos del proyecto, que se elevaron a 130 millones de dólares.
Shell se va al otro extremo de Huacareta
La exploración en Yapucaiti X-1, al norte del área Huacareta y ya en territorio chuquisaqueño, arrancó con las operaciones de ingeniería, camino y planchada, para poder empezar en un plazo de seis – ocho meses con la perforación. Se estima una inversión de 120 millones de dólares.
Huacareta es un área petrolera que se extiende de Tarija a Chuquisaca, en similares condiciones a la de Caipipendi, donde se perforó primero Margarita, luego Huacaya, y al final se determinó que eran el mismo campo.