Pirañas, otra amenaza para el sábalo del río Pilcomayo de Tarija
A la sobrexplotación del sábalo en el río Pilcomayo se suma la población de pirañas en los bañados donde se desarrolla esta especie. Los peces más afectados son los juveniles, pequeños y alevines. Esa situación reduce el volumen de los cardúmenes que migran hacia lado...



A la sobrexplotación del sábalo en el río Pilcomayo se suma la población de pirañas en los bañados donde se desarrolla esta especie. Los peces más afectados son los juveniles, pequeños y alevines. Esa situación reduce el volumen de los cardúmenes que migran hacia lado boliviano.
Sucede que la escasa población de sábalo en el Pilcomayo, cada año que pasa, es más notoria. La actividad pesquera se convierte en la segunda economía más grande de Villa Montes, después de la ganadería, según datos de la Subgobernación de ese municipio. Es así que hay una marcada preocupación al respecto.
Luis María de la Cruz, quien es un experto del Gran Chaco Proadapt, que desde el año 2000 lo estudia al Pilcomayo, dice que la pesca indiscriminada no solo se da en este afluente, sino también en el Paraná y el Paraguay y generan una repercusión negativa. En el caso del segundo río mencionado, la extracción es tres veces más de lo que recomiendan las organizaciones no gubernamentales dedicas al cuidado del medio ambiente, en el sentido de un equilibrio para la cuenca.
Al margen de ello, observaron que en el bañado La Estrella Argentina y otros que se forman en el lado paraguayo, que son zonas importantes para la cría de peces que migran hacia lado boliviano, se detectó otro problema. Sucede que al mantenerse las aguas quietas y la temperatura superior a los 25 grados centígrados, se da una proliferación de pirañas que atacan a los peces jóvenes, pequeños y alevines. Eso genera que se reduzca el volumen de los cardúmenes.
Para el especialista, la legislación sobre pesca tiene una trampa porque solo permiten extraer peces grandes, los cuales también deberían dejarse, parte de ellos, en el río. De esa manera garantizar que los genes de esos sábalos se vuelvan a reproducir, así, no solo queden los pequeños como se ve en la actualidad, que son fácilmente devorados por las pirañas. Se debe apostar por conservar la calidad genética.
De la Cruz dice que declarar una veda todo el año sería una locura comercial para Villa Montes y el departamento. Es así que sugiere regular los volúmenes de pesca que puede tener cada concesión, a todos ponerles un tope de extracción. Pero eso debe ir casado de un mecanismo de control efectivo, de lo contrario será una letra muerta en ley.
El director de la Oficina Técnica Nacional de los Ríos Pilcomayo y Bermejo, Rubén Vaca, también dice que sí encontraron pirañas en el Pilcomayo, pero rara vez. En cuanto a los bañados ubicados en los países vecinos, dice que su institución no tiene campo de acción.
Al margen de esa problemática, el funcionario observa que no hay ninguna institución que frene la pesca indiscriminada, a pesar de tener las competencias ya establecidas. Si bien la OTN identificó 46 concesiones legales pesqueras a lo largo del Pilcomayo, éstas solo representan un 30 por ciento, las demás son ilegales.
Otro de los problemas silenciosos que advierte Vaca sobre ese afluente, es que cada vez los comercializadores de pescado se van más hacia la frontera, así capturar a los sábalos antes de que lleguen a Villa Montes. No los dejan hacer su recorrido completo para completar su ciclo.
“Estos es muy peligroso, pero nadie lo toma en cuenta. Sucede que a los argentinos y paraguayos no les interesa el sábalo para la comercialización, pero los compradores bolivianos están yendo hacia la frontera con sus camiones a hacer una demanda de esa especie-comenta Vaca- Entonces, le están abriendo los ojos a la gente de los países vecinos, la actividad se puede volver masiva y dejar sin nada al lado boliviano”.
De la Cruz dice que debe haber una legislación internacional al respecto, donde Bolivia ponga sus inquietudes, porque la extracción masiva de peces en el río Paraná medio, afecta al país plurinacional y también a Paraguay.
Sucede que la escasa población de sábalo en el Pilcomayo, cada año que pasa, es más notoria. La actividad pesquera se convierte en la segunda economía más grande de Villa Montes, después de la ganadería, según datos de la Subgobernación de ese municipio. Es así que hay una marcada preocupación al respecto.
Luis María de la Cruz, quien es un experto del Gran Chaco Proadapt, que desde el año 2000 lo estudia al Pilcomayo, dice que la pesca indiscriminada no solo se da en este afluente, sino también en el Paraná y el Paraguay y generan una repercusión negativa. En el caso del segundo río mencionado, la extracción es tres veces más de lo que recomiendan las organizaciones no gubernamentales dedicas al cuidado del medio ambiente, en el sentido de un equilibrio para la cuenca.
Al margen de ello, observaron que en el bañado La Estrella Argentina y otros que se forman en el lado paraguayo, que son zonas importantes para la cría de peces que migran hacia lado boliviano, se detectó otro problema. Sucede que al mantenerse las aguas quietas y la temperatura superior a los 25 grados centígrados, se da una proliferación de pirañas que atacan a los peces jóvenes, pequeños y alevines. Eso genera que se reduzca el volumen de los cardúmenes.
Para el especialista, la legislación sobre pesca tiene una trampa porque solo permiten extraer peces grandes, los cuales también deberían dejarse, parte de ellos, en el río. De esa manera garantizar que los genes de esos sábalos se vuelvan a reproducir, así, no solo queden los pequeños como se ve en la actualidad, que son fácilmente devorados por las pirañas. Se debe apostar por conservar la calidad genética.
De la Cruz dice que declarar una veda todo el año sería una locura comercial para Villa Montes y el departamento. Es así que sugiere regular los volúmenes de pesca que puede tener cada concesión, a todos ponerles un tope de extracción. Pero eso debe ir casado de un mecanismo de control efectivo, de lo contrario será una letra muerta en ley.
El director de la Oficina Técnica Nacional de los Ríos Pilcomayo y Bermejo, Rubén Vaca, también dice que sí encontraron pirañas en el Pilcomayo, pero rara vez. En cuanto a los bañados ubicados en los países vecinos, dice que su institución no tiene campo de acción.
Al margen de esa problemática, el funcionario observa que no hay ninguna institución que frene la pesca indiscriminada, a pesar de tener las competencias ya establecidas. Si bien la OTN identificó 46 concesiones legales pesqueras a lo largo del Pilcomayo, éstas solo representan un 30 por ciento, las demás son ilegales.
Otro de los problemas silenciosos que advierte Vaca sobre ese afluente, es que cada vez los comercializadores de pescado se van más hacia la frontera, así capturar a los sábalos antes de que lleguen a Villa Montes. No los dejan hacer su recorrido completo para completar su ciclo.
“Estos es muy peligroso, pero nadie lo toma en cuenta. Sucede que a los argentinos y paraguayos no les interesa el sábalo para la comercialización, pero los compradores bolivianos están yendo hacia la frontera con sus camiones a hacer una demanda de esa especie-comenta Vaca- Entonces, le están abriendo los ojos a la gente de los países vecinos, la actividad se puede volver masiva y dejar sin nada al lado boliviano”.
De la Cruz dice que debe haber una legislación internacional al respecto, donde Bolivia ponga sus inquietudes, porque la extracción masiva de peces en el río Paraná medio, afecta al país plurinacional y también a Paraguay.