YPFB está interesada en comprar más acciones en el ducto brasilero
Mientras Brasil avanza en la privatización de Petrobras y la desregulación del sector energético para facilitar el ingreso de la empresa privada – toda una declaración de intenciones del Gobierno Bolsonaro – YPFB analiza la posibilidad de ampliar su participación en la Transportadora...
Mientras Brasil avanza en la privatización de Petrobras y la desregulación del sector energético para facilitar el ingreso de la empresa privada – toda una declaración de intenciones del Gobierno Bolsonaro – YPFB analiza la posibilidad de ampliar su participación en la Transportadora Brasileña Gas Bolivia – Brasil (TBG), empresa que administra el ducto y del que YPFB redes ya tiene el 12 por ciento de las acciones. El gasoducto Bolivia-Brasil tiene 3.150 kilómetros de extensión. De ese total, el 82% se encuentra en territorio brasileño y es administrado por TBG.
“La posibilidad de tener mayor presencia en el mercado brasileño permitirá a YPFB encarar negociaciones para comercializar gas natural directamente con empresas distribuidoras e industrias privadas, asentadas en el sudeste brasileño, evitando la intermediación de terceros actores para vender gas; de esta forma, ganar tanto en tiempos de negociación, definición de volúmenes, precios y plazos contractuales”, explicó el gerente de Regulación y Despacho de la empresa Gas TransBoliviano (GTB), entidad filial de YPFB, Luis Alberto Poma Calle.
Poma explicó que, adicionalmente, la reducción en la participación accionaria de Petrobras sobre su porcentaje de participación en el gasoducto, implica que la empresa deberá pagar por el transporte del gas que adquiera a Bolivia. En la actualidad, incluso se descuenta un porcentaje de las regalías a los departamentos productores por concepto de transporte, es decir, que el monto percibido no llega al 11 por ciento, sino que se descuenta entre 1 y 2 por ciento para amortizar el gasoducto.
Costos
Brasil produce ahora hasta 118 millones de metros cúbicos de gas a 200 kilómetros de Sao Paolo, pero en aguas profundas. San Alberto está a 3.150 kilómetros
Obligados a vender
El Consejo de Administración de Defensa Económica (CADE) y Petrobras decidieron la venta de la participación de la empresa cada vez menos estatal en el gasoducto que une a Bolivia con Brasil, es decir, no ha sido una decisión estratégica de Petrobras sino una obligación política acorde con la visión del gobierno de Jair Bolsonaro y su equipo económico.
Todo el ordenamiento tiene como base la denuncia por abuso de posición de mercado que corre contra Petrobras y que tiene una posición determinada: reducir el poder de Petrobras en Brasil. El objetivo del nuevo gobierno ultraliberal es inversiones de hasta 32.800 millones de reales (algo más de 8.625 millones de dólares) en nuevos oleoductos y terminales hasta 2032, además de reducir el precio del energético hasta en un 40 por ciento para estimular la industria e impulsar el crecimiento de la economía.
El gas boliviano, por ducto amortizado y en control de Petrobras es mucho más competitivo actualmente puesto en Sao Paolo aún que el extraído en el proyecto del presal, en aguas profundas del Atlántico, unos 200 kilómetros al frente de la plataforma continental y del puerto de Santos. Sin embargo, no parece que vaya a serlo por mucho tiempo.
A principios de la década se estimaba que el mercado brasilero consumía unos 90 millones de metros cúbicos al día de los que un tercio llegaban desde Bolivia con el contrato en vigor. El último mes de mayo, según reporta la Autoridad Nacional del Petróleo (ANP) del vecino país, se alcanzó el récord de producción de 118 millones de metros cúbicos de gas al día gracias a la producción del presal. En paralelo, la compra a Bolivia se ha reducido radicalmente incluso transgrediendo el contrato supuestamente en vigor y del que el Gobierno no quiere hablar.
Brasil compra la mitad del gas, Gobierno calla
El gerente de la filial de Transporte de YPFB, Luis Alberto Poma Calle, aseguró que la reducción en la participación accionaria de Petrobras en el gasoducto de exportación no significa que Brasil vaya a reducir los volúmenes de compra de gas a Bolivia. Sin embargo, Brasil ya ha reducido en la práctica su compra de gas desde marzo, pues el contrato que vencía en junio y que según el Ministerio se amplió de facto, obliga a comprar 24 millones de metros cúbicos, pero Brasil solo está comprando 12 según los datos oficiales de YPFB.
“La posibilidad de tener mayor presencia en el mercado brasileño permitirá a YPFB encarar negociaciones para comercializar gas natural directamente con empresas distribuidoras e industrias privadas, asentadas en el sudeste brasileño, evitando la intermediación de terceros actores para vender gas; de esta forma, ganar tanto en tiempos de negociación, definición de volúmenes, precios y plazos contractuales”, explicó el gerente de Regulación y Despacho de la empresa Gas TransBoliviano (GTB), entidad filial de YPFB, Luis Alberto Poma Calle.
Poma explicó que, adicionalmente, la reducción en la participación accionaria de Petrobras sobre su porcentaje de participación en el gasoducto, implica que la empresa deberá pagar por el transporte del gas que adquiera a Bolivia. En la actualidad, incluso se descuenta un porcentaje de las regalías a los departamentos productores por concepto de transporte, es decir, que el monto percibido no llega al 11 por ciento, sino que se descuenta entre 1 y 2 por ciento para amortizar el gasoducto.
Costos
Brasil produce ahora hasta 118 millones de metros cúbicos de gas a 200 kilómetros de Sao Paolo, pero en aguas profundas. San Alberto está a 3.150 kilómetros
Obligados a vender
El Consejo de Administración de Defensa Económica (CADE) y Petrobras decidieron la venta de la participación de la empresa cada vez menos estatal en el gasoducto que une a Bolivia con Brasil, es decir, no ha sido una decisión estratégica de Petrobras sino una obligación política acorde con la visión del gobierno de Jair Bolsonaro y su equipo económico.
Todo el ordenamiento tiene como base la denuncia por abuso de posición de mercado que corre contra Petrobras y que tiene una posición determinada: reducir el poder de Petrobras en Brasil. El objetivo del nuevo gobierno ultraliberal es inversiones de hasta 32.800 millones de reales (algo más de 8.625 millones de dólares) en nuevos oleoductos y terminales hasta 2032, además de reducir el precio del energético hasta en un 40 por ciento para estimular la industria e impulsar el crecimiento de la economía.
El gas boliviano, por ducto amortizado y en control de Petrobras es mucho más competitivo actualmente puesto en Sao Paolo aún que el extraído en el proyecto del presal, en aguas profundas del Atlántico, unos 200 kilómetros al frente de la plataforma continental y del puerto de Santos. Sin embargo, no parece que vaya a serlo por mucho tiempo.
A principios de la década se estimaba que el mercado brasilero consumía unos 90 millones de metros cúbicos al día de los que un tercio llegaban desde Bolivia con el contrato en vigor. El último mes de mayo, según reporta la Autoridad Nacional del Petróleo (ANP) del vecino país, se alcanzó el récord de producción de 118 millones de metros cúbicos de gas al día gracias a la producción del presal. En paralelo, la compra a Bolivia se ha reducido radicalmente incluso transgrediendo el contrato supuestamente en vigor y del que el Gobierno no quiere hablar.
Brasil compra la mitad del gas, Gobierno calla
El gerente de la filial de Transporte de YPFB, Luis Alberto Poma Calle, aseguró que la reducción en la participación accionaria de Petrobras en el gasoducto de exportación no significa que Brasil vaya a reducir los volúmenes de compra de gas a Bolivia. Sin embargo, Brasil ya ha reducido en la práctica su compra de gas desde marzo, pues el contrato que vencía en junio y que según el Ministerio se amplió de facto, obliga a comprar 24 millones de metros cúbicos, pero Brasil solo está comprando 12 según los datos oficiales de YPFB.