Cultivo del olivo, la respuesta para las áreas erosionadas
Tarija posee regiones con un ecosistema que permite compartir el cultivo de la vid, el nogal y el olivo. Se busca que este último producto -que no es común en la región- sea una alternativa económica y también una respuesta para repoblar de vegetación las zonas erosionadas. En Tarija uno...
Tarija posee regiones con un ecosistema que permite compartir el cultivo de la vid, el nogal y el olivo. Se busca que este último producto -que no es común en la región- sea una alternativa económica y también una respuesta para repoblar de vegetación las zonas erosionadas.
En Tarija uno de los cultivos fundamentales es la vid por el ecosistema que se tiene en departamento, el valle central posee las condiciones para casi todo tipo de cultivos, pero cuando se habla de esta cepa es inevitable pensar en el nogal y el olivo.
Adaptación
El responsable departamental del Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (Iniaf) en Tarija, Luis Acosta, apuntó que el olivo es una planta que se adapta a esas condiciones ambientales, pero que tropieza con un problema, las variedades autóctonas son altamente sensibles a las heladas.
Contó que estableció contacto con expertos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) de Argentina, donde producen una gama de variedades y de las cuales buscarán elegir un material resistente a las heladas para introducirla en el departamento. “El olivo es como el churqui, se trata de que nos entreguen todas las áreas erosionadas y hacerlas producir olivo”, subrayó.
Sin embargo, su producción debe estar vinculada al mercado, por lo que paralelamente se debe pensar en su transformación en aceite, que no se elabora en Bolivia.
De las 40 variedades con las que trabaja el Inta se elegirán entre cuatro a cinco variedades para adecuarlas a nuestro medio y empezar a restaurar las áreas erosionadas, además de reforzar esos lugares con vegetación autóctona.
“Es una alternativa económica para Tarija, arrancaremos el próximo año, en octubre se irá a la Argentina para traer material y empezaremos a promocionar este producto en el departamento”, anunció.
Por su parte, el director del Servicio Departamental Agropecuario (Sedag), Edwin Javier Fuentes Altamirano, recordó que se intentó el cultivo del olivo en San Jacinto con más de siete variedades, que se plantaron hace más de 15 años, pero observó que no se habituaron y no hubo el rendimiento esperado.
“No produjo la cantidad de fruto que debería dar, llegan a florecer, quizá porque no hayan cuajado, otro factor es el viento que las afecta y lamentablemente no se pudo producir la aceituna en el volumen que se quisiera tener para poder transformarlo y ofrecerlo a la gente”, indicó.
Ya en 2009, la ONG Acqua consideraba a Tarija como un espacio ideal y potencial para el cultivo del olivo, el clima favorece por las características térmicas que requiere este tipo de producto, algunos días con mayor temperatura y otros con menor. “En Tarija el clima es un factor positivo que posibilita y convierte a la región como una potencialidad para el nuevo cultivo”, había asegurado en esa oportunidad su director, Daniel Zamora.
EL APUNTE
El olivo un
fruto propio
de Europa
El olivo es una especie típica del mediterráneo adaptada al clima de la zona. Es una especie presente en los paisajes de la península ibérica como un elemento más de los ecosistemas mediterráneos y de la cultura. Aunque es una especie rústica presenta también una serie de requisitos que limitan su área de distribución preferentemente a zonas de clima mediterráneo.
Es sensible a las heladas, si bien puede soportar temperaturas hasta 10 grados bajo cero, la resistencia al frío es una característica varietal. También las altas temperaturas son perjudiciales, sobre todo durante el periodo de floración. Aunque se encuentran olivos en muy variadas zonas, parece desarrollarse mejor en áreas con una pluviometría comprendida entre los 600 a 800 milímetros por año.
Su periodo de floración sucede entre mayo y julio en el hemisferio norte, y entre noviembre y enero en el hemisferio sur, mientras que su periodo de fructificación ocurre entre septiembre y diciembre en el hemisferio norte, y entre marzo y junio en el hemisferio sur. De este fruto se obtiene un aceite muy apreciado en gastronomía, el aceite de oliva.
En Tarija uno de los cultivos fundamentales es la vid por el ecosistema que se tiene en departamento, el valle central posee las condiciones para casi todo tipo de cultivos, pero cuando se habla de esta cepa es inevitable pensar en el nogal y el olivo.
Adaptación
El responsable departamental del Instituto Nacional de Innovación Agropecuaria y Forestal (Iniaf) en Tarija, Luis Acosta, apuntó que el olivo es una planta que se adapta a esas condiciones ambientales, pero que tropieza con un problema, las variedades autóctonas son altamente sensibles a las heladas.
Contó que estableció contacto con expertos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) de Argentina, donde producen una gama de variedades y de las cuales buscarán elegir un material resistente a las heladas para introducirla en el departamento. “El olivo es como el churqui, se trata de que nos entreguen todas las áreas erosionadas y hacerlas producir olivo”, subrayó.
Sin embargo, su producción debe estar vinculada al mercado, por lo que paralelamente se debe pensar en su transformación en aceite, que no se elabora en Bolivia.
De las 40 variedades con las que trabaja el Inta se elegirán entre cuatro a cinco variedades para adecuarlas a nuestro medio y empezar a restaurar las áreas erosionadas, además de reforzar esos lugares con vegetación autóctona.
“Es una alternativa económica para Tarija, arrancaremos el próximo año, en octubre se irá a la Argentina para traer material y empezaremos a promocionar este producto en el departamento”, anunció.
Por su parte, el director del Servicio Departamental Agropecuario (Sedag), Edwin Javier Fuentes Altamirano, recordó que se intentó el cultivo del olivo en San Jacinto con más de siete variedades, que se plantaron hace más de 15 años, pero observó que no se habituaron y no hubo el rendimiento esperado.
“No produjo la cantidad de fruto que debería dar, llegan a florecer, quizá porque no hayan cuajado, otro factor es el viento que las afecta y lamentablemente no se pudo producir la aceituna en el volumen que se quisiera tener para poder transformarlo y ofrecerlo a la gente”, indicó.
Ya en 2009, la ONG Acqua consideraba a Tarija como un espacio ideal y potencial para el cultivo del olivo, el clima favorece por las características térmicas que requiere este tipo de producto, algunos días con mayor temperatura y otros con menor. “En Tarija el clima es un factor positivo que posibilita y convierte a la región como una potencialidad para el nuevo cultivo”, había asegurado en esa oportunidad su director, Daniel Zamora.
EL APUNTE
El olivo un
fruto propio
de Europa
El olivo es una especie típica del mediterráneo adaptada al clima de la zona. Es una especie presente en los paisajes de la península ibérica como un elemento más de los ecosistemas mediterráneos y de la cultura. Aunque es una especie rústica presenta también una serie de requisitos que limitan su área de distribución preferentemente a zonas de clima mediterráneo.
Es sensible a las heladas, si bien puede soportar temperaturas hasta 10 grados bajo cero, la resistencia al frío es una característica varietal. También las altas temperaturas son perjudiciales, sobre todo durante el periodo de floración. Aunque se encuentran olivos en muy variadas zonas, parece desarrollarse mejor en áreas con una pluviometría comprendida entre los 600 a 800 milímetros por año.
Su periodo de floración sucede entre mayo y julio en el hemisferio norte, y entre noviembre y enero en el hemisferio sur, mientras que su periodo de fructificación ocurre entre septiembre y diciembre en el hemisferio norte, y entre marzo y junio en el hemisferio sur. De este fruto se obtiene un aceite muy apreciado en gastronomía, el aceite de oliva.