Proponen mejorar jubilaciones con aporte estatal y sin nuevos impuestos
Un reciente reporte del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), propone que, “sin la necesidad de crear nuevos impuestos, el 1% de la recaudación actual, tanto de renta interna como aduanera, podría financiar más de un 25% del costo que demande la restitución de...
Un reciente reporte del Centro de Estudios para el Desarrollo Laboral y Agrario (CEDLA), propone que, “sin la necesidad de crear nuevos impuestos, el 1% de la recaudación actual, tanto de renta interna como aduanera, podría financiar más de un 25% del costo que demande la restitución de beneficios del primer sistema jubilatorio”.
Además de este monto, el CEDLA propone “restituir un 1% de aporte estatal” y “ajustar las controvertidas tablas de mortalidad utilizadas por las AFPs, que actualmente sobreestiman la expectativa de vida de los trabajadores”.
Esta iniciativa permitirá que las rentas jubilatorias alcancen el 70 y 100% del promedio salarial, y no solo un 56-70% promedio, según afirman los expertos de la institución, que aseguran es una propuesta “viable”.
El documento del CEDLA también considera que se debería modificar la comisión de las AFPs (0,5% descontado al total ganado,) y establecer un porcentaje en función de la rentabilidad obtenida en los últimos periodos, ya que ésta sufre una caída sostenida sin visos de recuperación.
Rentabilidades bajan, ganancias AFP suben
Según datos de la Autoridad de Fiscalización y Control de Pensiones y Seguros (APS) y del
Viceministerio de Pensiones y Servicios Financieros (VPSF), la rentabilidad de los aportes de los trabajadores para su jubilación no deja de caer.
Su mejor año fue el 2002, cuando en promedio, ambas AFPs (Previsión y Futuro) alcanzaron una rentabilidad de 18,62%. A partir de entonces se dio una tendencia a la baja, con repuntes algunos años, pero sin dejar de caer cada vez más.
[caption id="attachment_462639" align="aligncenter" width="618"] Rentabilidad de los fondos SIP no deja de caer. Fuente: APS y VPSF, 2019[/caption]
Así, el 2009 se logró una rentabilidad anual de 9,99% como promedio de ambas AFPs. El 2013 fue de 6,78%, el 2016 se alcanzó la cifra más alta de los últimos años: un magro 5,28%. De ahí fue solo caer sin nuevos repuntes hasta ahora. El 2018 las rentabilidades cerraron en 1,72% (1,90% para Previsión y 1,52% para Futuro).
En cambio, las ganancias de las AFPs no han dejado de crecer, particularmente en esta década. Datos de las memorias institucionales de ambas AFPs, sistematizadas y procesadas por el CEDLA, muestran que el año 2010 éstas obtuvieron ganancias anuales netas de más de 3,9 millones de dólares. En 2011 y 2012 éstas fueron de más de 6,94 millones de dólares cada año. En 2013 subieron a más de 7,79 millones.
Para el año 2014 las ganancias netas seguían trepando: 9,15 millones. En 2015 superaron los 11 millones de dólares. En 2016 y 2017 se reportaron ganancias netas de más de 11,49 millones cada año. En total, en el periodo 2011-2017, periodo de mayor caída de la rentabilidad de las jubilaciones, ambas AFPs obtuvieron ganancias netas de 64.842.181 dólares.
Proponen comisiones según rentabilidad
Una parte de la propuesta que promueve el CEDLA plantea “hacer más eficiente” la gestión de las AFPs “estableciendo una comisión en relación directa con el nivel de rentabilidad alcanzado en el pasado”.
En 2010, la Ley 065 modificó la remuneración a la Gestora Publica de Seguridad Social (GPSS, que en algún momento debe reemplazar a las AFPs, aunque hay años de retraso en esto) de manera que se estableció una comisión de 0,5% sobre el total ganado de cada afiliado por “el servicio de seguramiento, procesamiento de datos, administración de la cartera de inversiones de los Fondos, custodia de Valores, administración y pago de prestaciones”.
Ahora bien, al establecer un período de transición durante el cual las AFPs continuarán a cargo de la administración de los fondos SIP, el gobierno les autorizó el cobro de las tres comisiones de la neoliberal Ley de Pensiones 1732 de 1996, hasta la fecha de inicio de actividades de la GPSS (postergada nuevamente por al menos hasta 2021): Una por la administración del portafolio de inversiones (equivalente al 0,5% del total ganado); otra por la afiliación, procesamiento de datos y administración de prestaciones (equivalente al 0,2285% del fondo administrado), y una tercera por el pago de rentas: 1,31% del monto de la pensión.
A esta última comisión debe descontarse el pago de la Renta Dignidad, que es la única actividad que está siendo llevada a cabo ya por la GPSS.
De cualquier manera, ante la tendencia decreciente de la rentabilidad de los Fondos del Sistema Integral de Pensiones (SIP), “se hace necesario modificar esta comisión, estableciendo una cuyo nivel/porcentaje esté en función de la rentabilidad obtenida en los últimos periodos”, plantea el CEDLA.
[caption id="attachment_462640" align="alignnone" width="433"] Ganancias netas de las AFPs en constante asenso. Fuente: CEDLA, 2019[/caption]
1% para mejorar rentas
Asimismo, los investigadores del CEDLA afirman que, “sin necesidad de crear nuevos tributos, el 1% de la recaudación total anual de los impuestos vigentes, tanto de renta interna como aduanera”, podría financiar más de un 25% del costo de constituir un fondo adicional que incremente las rentas jubilatorias para que equivalgan a entre un 70% y 100% del promedio salarial.
Por otra parte, la reposición de únicamente del 1% del aporte estatal, calculado en base al total ganado de los trabajadores, “puede financiar incluso un 36% del costo incremental anual (resultante del nuevo sistema) si es que se lo constituye en un fondo solidario”, explicó a su vez el experto en sistemas de pensiones, Ramiro Gamboa.
De esta manera, entre ambas propuestas (1% de los impuestos y 1% de aporte estatal), se podría cubrir más del 60% del costo de mejorar las rentas jubilatorias para que estas tengan el valor de entre el 7’% y el 100% del promedio salarial.
A decir de Gamboa, estas propuestas del CEDLA representan “solo un punto de las variadas y múltiples combinaciones que se pueden evaluar a efectos de cubrir totalmente este mayor gasto y no generar mayor distorsión en la economía”.
Explicando las alternativas
El experto afirma que, realizó unas simulaciones realizadas para “otorgar niveles de la tasa de reemplazo del 70 y 100% o modificar el límite máximo del pilar solidario hasta 8.300 bolivianos”. En el primer escenario, el salario referencial para el cálculo de la pensión solidaria fue de 5.000 bolivianos; en el segundo, se incrementó a 8.300 bolivianos. La simulación incluye además la posibilidad de reducir la edad de acceso a la jubilación 55 años en el caso de los hombres y 50 años para mujeres.
[caption id="attachment_462641" align="alignright" width="249"] Las jubilaciones son insuficientes mientras las AFPs logran ganancias históricas.[/caption]
Según Gamboa, el costo fiscal incremental de restaurar esos beneficios asciende a 174 millones de dólares el primer año, cuando la renta jubilatoria alcance a 70%, y a 348 millones de dólares, cuando sea del 100%, es decir: 1.188 y 2.376 millones de dólares a valor presente, respectivamente. Y si se aplican nuevas tablas de mortalidad “ajustadas al 90%”, estas cifras se podrían reducir otro 3%.
Por tanto, si se aplicara la propuesta del 1% de aporte estatal y 1% de la recaudación tributaria, alcanzarían a financiar más del 60% del costo fiscal anual de una seguridad social de largo plazo con mejor nivel de prestaciones. “La ventaja de su aplicación es que anulan la discrecionalidad con la que se ha estado manejando este tema”, sostiene.
En este sentido, Gambo afirma que si el aporte estatal fuera acreditado en las cuentas individuales de los trabajadores “posibilitaría una mejora del 10% en la tasa de reemplazo al momento de la jubilación o una reducción de años por cotizar de 5%. Alternativamente, el establecimiento de un aporte estatal de 2% sobre el total ganado de los trabajadores, posibilitaría una mejora del 20% en la tasa de reemplazo al momento de la jubilación o una reducción de años por cotizar de 10%”.
Fondos crecen, pero no por rentabilidad
Si la rentabilidad de los fondos SIP están en descenso desde hace 17 años, ¿cómo se explica que el monto de estos ahorros haya crecido constantemente durante el mismo periodo de tiempo?
En efecto, según datos presentados en el Boletín del Sistema de Pensiones, elaborado y presentado por el Viceministerio de Pensiones y Servicios Financieros (VPSF), los fondos del ahorro jubilatorio de los trabajadores bolivianos, actualmente llamados fondos SIP, han subido sin parar desde los 269,5 millones de dólares de diciembre de 1998, a los más de 17.401,2 millones de dólares reportados a fines de marzo de este 2019.
Es decir que el ahorro jubilatorio actualmente es superior, y con mucho, al total de las Reservas Internacionales (RIN) del Banco Central de Bolivia, que al 31 de mayo de 2019 se situaron en 8.253 millones de dólares. De hecho, los fondos SIP más que duplican las RIN.
[caption id="attachment_462642" align="aligncenter" width="616"] Fondos SIP en aumento pese a baja rentabilidad. Fuente: Boletín VPSF, 2019[/caption]
Pero, como se vio antes, este incremento no se debe a una mejor administración de las AFPs, ni a una mejor rentabilidad ni a un aporte del gobierno central, sino al incremento del número de contribuyentes y por tanto de las contribuciones de éstos al SIP.
Así lo revela la Memoria Institucional 2016 de la Autoridad de Fiscalización y Control de Pensiones y Seguros (APS): “El crecimiento de Asegurados, fruto de los nuevos beneficios de la Ley Nº 065 de 10 de diciembre de 2010, de Pensiones, así como el seguimiento al pago de Contribuciones de Asegurados Independientes y de Empleadores sumado a las distintas campañas informativas de la APS y las gestiones de cobro implementadas, entre otros, han permitido un crecimiento de la recaudación del 183,16% desde diciembre de 2010 a diciembre de 2016”.
Y si bien el número de afiliados y contribuyentes se ha acentuado especialmente después de la Ley de Pensiones 065 de 2010, la tendencia creciente ha sido constante e invariable desde 1997. Así se corrobora tanto en la misma Memoria Institucional como en el Boletín del VPSF.
CEDLA: gestión de GPSS será igual que de las AFPs
El director ejecutivo del CEDLA, Javier Gómez, sintetiza que “las AFPs se limitaron a obtener ganancias provenientes del incremento de afiliados, merced a la atracción del nuevo mecanismo de la ‘pensión solidaria’, sin hacer esfuerzos para lograr rendimientos aceptables para los fondos laborales”.
Asimismo, afirma que cuando eventualmente comience a funcionar la nueva GPSS, “su gestión no será diferente a la de las AFPs, debido a que persiste en el SIP la lógica individualista y de mercado de la reforma neoliberal, de manera que los resultados de la administración de los fondos, es decir su rentabilidad, dependerán esencialmente de la situación del mercado financiero”.
Por otra parte, Gómez considera que el costo de las reformas es una carga que no mejora las prestaciones de vejez, además que los potenciales solicitantes de jubilación no tienen la suficiente motivación para incorporarse a la seguridad social de largo plazo; “es decir que la nueva ley de Pensiones no ha generado variación importante en el número de cotizantes” aunque sí de afiliados.
Finalmente, insiste en que las tablas de mortalidad de las AFPs “sobreestiman las expectativas de vida, puesto que, en perjuicio de las pensiones, estos instrumentos que se aplican para calcular las prestaciones del SIP a los jubilados, elevan la probabilidad de sobrevivencia de los rentistas y tienden a subestimar la mortalidad de la población asegurada”.
Además de este monto, el CEDLA propone “restituir un 1% de aporte estatal” y “ajustar las controvertidas tablas de mortalidad utilizadas por las AFPs, que actualmente sobreestiman la expectativa de vida de los trabajadores”.
Esta iniciativa permitirá que las rentas jubilatorias alcancen el 70 y 100% del promedio salarial, y no solo un 56-70% promedio, según afirman los expertos de la institución, que aseguran es una propuesta “viable”.
El documento del CEDLA también considera que se debería modificar la comisión de las AFPs (0,5% descontado al total ganado,) y establecer un porcentaje en función de la rentabilidad obtenida en los últimos periodos, ya que ésta sufre una caída sostenida sin visos de recuperación.
Rentabilidades bajan, ganancias AFP suben
Según datos de la Autoridad de Fiscalización y Control de Pensiones y Seguros (APS) y del
Viceministerio de Pensiones y Servicios Financieros (VPSF), la rentabilidad de los aportes de los trabajadores para su jubilación no deja de caer.
Su mejor año fue el 2002, cuando en promedio, ambas AFPs (Previsión y Futuro) alcanzaron una rentabilidad de 18,62%. A partir de entonces se dio una tendencia a la baja, con repuntes algunos años, pero sin dejar de caer cada vez más.
[caption id="attachment_462639" align="aligncenter" width="618"] Rentabilidad de los fondos SIP no deja de caer. Fuente: APS y VPSF, 2019[/caption]
Así, el 2009 se logró una rentabilidad anual de 9,99% como promedio de ambas AFPs. El 2013 fue de 6,78%, el 2016 se alcanzó la cifra más alta de los últimos años: un magro 5,28%. De ahí fue solo caer sin nuevos repuntes hasta ahora. El 2018 las rentabilidades cerraron en 1,72% (1,90% para Previsión y 1,52% para Futuro).
En cambio, las ganancias de las AFPs no han dejado de crecer, particularmente en esta década. Datos de las memorias institucionales de ambas AFPs, sistematizadas y procesadas por el CEDLA, muestran que el año 2010 éstas obtuvieron ganancias anuales netas de más de 3,9 millones de dólares. En 2011 y 2012 éstas fueron de más de 6,94 millones de dólares cada año. En 2013 subieron a más de 7,79 millones.
Para el año 2014 las ganancias netas seguían trepando: 9,15 millones. En 2015 superaron los 11 millones de dólares. En 2016 y 2017 se reportaron ganancias netas de más de 11,49 millones cada año. En total, en el periodo 2011-2017, periodo de mayor caída de la rentabilidad de las jubilaciones, ambas AFPs obtuvieron ganancias netas de 64.842.181 dólares.
Proponen comisiones según rentabilidad
Una parte de la propuesta que promueve el CEDLA plantea “hacer más eficiente” la gestión de las AFPs “estableciendo una comisión en relación directa con el nivel de rentabilidad alcanzado en el pasado”.
En 2010, la Ley 065 modificó la remuneración a la Gestora Publica de Seguridad Social (GPSS, que en algún momento debe reemplazar a las AFPs, aunque hay años de retraso en esto) de manera que se estableció una comisión de 0,5% sobre el total ganado de cada afiliado por “el servicio de seguramiento, procesamiento de datos, administración de la cartera de inversiones de los Fondos, custodia de Valores, administración y pago de prestaciones”.
Ahora bien, al establecer un período de transición durante el cual las AFPs continuarán a cargo de la administración de los fondos SIP, el gobierno les autorizó el cobro de las tres comisiones de la neoliberal Ley de Pensiones 1732 de 1996, hasta la fecha de inicio de actividades de la GPSS (postergada nuevamente por al menos hasta 2021): Una por la administración del portafolio de inversiones (equivalente al 0,5% del total ganado); otra por la afiliación, procesamiento de datos y administración de prestaciones (equivalente al 0,2285% del fondo administrado), y una tercera por el pago de rentas: 1,31% del monto de la pensión.
A esta última comisión debe descontarse el pago de la Renta Dignidad, que es la única actividad que está siendo llevada a cabo ya por la GPSS.
De cualquier manera, ante la tendencia decreciente de la rentabilidad de los Fondos del Sistema Integral de Pensiones (SIP), “se hace necesario modificar esta comisión, estableciendo una cuyo nivel/porcentaje esté en función de la rentabilidad obtenida en los últimos periodos”, plantea el CEDLA.
[caption id="attachment_462640" align="alignnone" width="433"] Ganancias netas de las AFPs en constante asenso. Fuente: CEDLA, 2019[/caption]
1% para mejorar rentas
Asimismo, los investigadores del CEDLA afirman que, “sin necesidad de crear nuevos tributos, el 1% de la recaudación total anual de los impuestos vigentes, tanto de renta interna como aduanera”, podría financiar más de un 25% del costo de constituir un fondo adicional que incremente las rentas jubilatorias para que equivalgan a entre un 70% y 100% del promedio salarial.
Por otra parte, la reposición de únicamente del 1% del aporte estatal, calculado en base al total ganado de los trabajadores, “puede financiar incluso un 36% del costo incremental anual (resultante del nuevo sistema) si es que se lo constituye en un fondo solidario”, explicó a su vez el experto en sistemas de pensiones, Ramiro Gamboa.
De esta manera, entre ambas propuestas (1% de los impuestos y 1% de aporte estatal), se podría cubrir más del 60% del costo de mejorar las rentas jubilatorias para que estas tengan el valor de entre el 7’% y el 100% del promedio salarial.
A decir de Gamboa, estas propuestas del CEDLA representan “solo un punto de las variadas y múltiples combinaciones que se pueden evaluar a efectos de cubrir totalmente este mayor gasto y no generar mayor distorsión en la economía”.
Explicando las alternativas
El experto afirma que, realizó unas simulaciones realizadas para “otorgar niveles de la tasa de reemplazo del 70 y 100% o modificar el límite máximo del pilar solidario hasta 8.300 bolivianos”. En el primer escenario, el salario referencial para el cálculo de la pensión solidaria fue de 5.000 bolivianos; en el segundo, se incrementó a 8.300 bolivianos. La simulación incluye además la posibilidad de reducir la edad de acceso a la jubilación 55 años en el caso de los hombres y 50 años para mujeres.
[caption id="attachment_462641" align="alignright" width="249"] Las jubilaciones son insuficientes mientras las AFPs logran ganancias históricas.[/caption]
Según Gamboa, el costo fiscal incremental de restaurar esos beneficios asciende a 174 millones de dólares el primer año, cuando la renta jubilatoria alcance a 70%, y a 348 millones de dólares, cuando sea del 100%, es decir: 1.188 y 2.376 millones de dólares a valor presente, respectivamente. Y si se aplican nuevas tablas de mortalidad “ajustadas al 90%”, estas cifras se podrían reducir otro 3%.
Por tanto, si se aplicara la propuesta del 1% de aporte estatal y 1% de la recaudación tributaria, alcanzarían a financiar más del 60% del costo fiscal anual de una seguridad social de largo plazo con mejor nivel de prestaciones. “La ventaja de su aplicación es que anulan la discrecionalidad con la que se ha estado manejando este tema”, sostiene.
En este sentido, Gambo afirma que si el aporte estatal fuera acreditado en las cuentas individuales de los trabajadores “posibilitaría una mejora del 10% en la tasa de reemplazo al momento de la jubilación o una reducción de años por cotizar de 5%. Alternativamente, el establecimiento de un aporte estatal de 2% sobre el total ganado de los trabajadores, posibilitaría una mejora del 20% en la tasa de reemplazo al momento de la jubilación o una reducción de años por cotizar de 10%”.
Fondos crecen, pero no por rentabilidad
Si la rentabilidad de los fondos SIP están en descenso desde hace 17 años, ¿cómo se explica que el monto de estos ahorros haya crecido constantemente durante el mismo periodo de tiempo?
En efecto, según datos presentados en el Boletín del Sistema de Pensiones, elaborado y presentado por el Viceministerio de Pensiones y Servicios Financieros (VPSF), los fondos del ahorro jubilatorio de los trabajadores bolivianos, actualmente llamados fondos SIP, han subido sin parar desde los 269,5 millones de dólares de diciembre de 1998, a los más de 17.401,2 millones de dólares reportados a fines de marzo de este 2019.
Es decir que el ahorro jubilatorio actualmente es superior, y con mucho, al total de las Reservas Internacionales (RIN) del Banco Central de Bolivia, que al 31 de mayo de 2019 se situaron en 8.253 millones de dólares. De hecho, los fondos SIP más que duplican las RIN.
[caption id="attachment_462642" align="aligncenter" width="616"] Fondos SIP en aumento pese a baja rentabilidad. Fuente: Boletín VPSF, 2019[/caption]
Pero, como se vio antes, este incremento no se debe a una mejor administración de las AFPs, ni a una mejor rentabilidad ni a un aporte del gobierno central, sino al incremento del número de contribuyentes y por tanto de las contribuciones de éstos al SIP.
Así lo revela la Memoria Institucional 2016 de la Autoridad de Fiscalización y Control de Pensiones y Seguros (APS): “El crecimiento de Asegurados, fruto de los nuevos beneficios de la Ley Nº 065 de 10 de diciembre de 2010, de Pensiones, así como el seguimiento al pago de Contribuciones de Asegurados Independientes y de Empleadores sumado a las distintas campañas informativas de la APS y las gestiones de cobro implementadas, entre otros, han permitido un crecimiento de la recaudación del 183,16% desde diciembre de 2010 a diciembre de 2016”.
Y si bien el número de afiliados y contribuyentes se ha acentuado especialmente después de la Ley de Pensiones 065 de 2010, la tendencia creciente ha sido constante e invariable desde 1997. Así se corrobora tanto en la misma Memoria Institucional como en el Boletín del VPSF.
CEDLA: gestión de GPSS será igual que de las AFPs
El director ejecutivo del CEDLA, Javier Gómez, sintetiza que “las AFPs se limitaron a obtener ganancias provenientes del incremento de afiliados, merced a la atracción del nuevo mecanismo de la ‘pensión solidaria’, sin hacer esfuerzos para lograr rendimientos aceptables para los fondos laborales”.
Asimismo, afirma que cuando eventualmente comience a funcionar la nueva GPSS, “su gestión no será diferente a la de las AFPs, debido a que persiste en el SIP la lógica individualista y de mercado de la reforma neoliberal, de manera que los resultados de la administración de los fondos, es decir su rentabilidad, dependerán esencialmente de la situación del mercado financiero”.
Por otra parte, Gómez considera que el costo de las reformas es una carga que no mejora las prestaciones de vejez, además que los potenciales solicitantes de jubilación no tienen la suficiente motivación para incorporarse a la seguridad social de largo plazo; “es decir que la nueva ley de Pensiones no ha generado variación importante en el número de cotizantes” aunque sí de afiliados.
Finalmente, insiste en que las tablas de mortalidad de las AFPs “sobreestiman las expectativas de vida, puesto que, en perjuicio de las pensiones, estos instrumentos que se aplican para calcular las prestaciones del SIP a los jubilados, elevan la probabilidad de sobrevivencia de los rentistas y tienden a subestimar la mortalidad de la población asegurada”.