Unas 8.000 toneladas de basura espacial se vigilan desde Tarija
El Observatorio Astronómico en Santa Ana es parte de una red compuesta por 44 entidades similares en todo el mundo que realizan el seguimiento de la basura espacial que rodea al planeta, apuntó su director Rodolfo Zalles. La Agencia Espacial Europea contabilizó a finales del año pasado...



El Observatorio Astronómico en Santa Ana es parte de una red compuesta por 44 entidades similares en todo el mundo que realizan el seguimiento de la basura espacial que rodea al planeta, apuntó su director Rodolfo Zalles.
La Agencia Espacial Europea contabilizó a finales del año pasado 19.894 objetos de basura espacial que circulaban alrededor de la tierra, cuya masa conjunta es de, al menos, 8.135 toneladas.
Seguimiento
El Observatorio Astronómico desde hace varios años atrás –contó- tomó contacto con un grupo denominado Izom cuya sede se encuentra en Moscú y tiene estaciones distribuidas en todo el mundo para hacer un seguimiento de la basura espacial. Primero realizaron pruebas con los telescopios que tenían y obtuvieron resultados positivos.
Posteriormente, el Instituto de Matemática Teórica de Moscú dotó un nuevo telescopio para hacer este trabajo y desde ese momento se realiza el seguimiento de esos cuerpos cercanos y peligrosos a la tierra que contempla asteroides, cometas y la basura espacial, toda la información es centralizada en la capital rusa.
“Es un trabajo permanente, posteriormente habilitamos un segundo telescopio para este tipo de trabajo, y contamos dos equipos de seguimiento, control e identificación de estos objetos”, subrayó.
La labor consiste en realizar un escaneo del cielo, se tienen preparadas efemérides para ver qué zona se va a observar porque son tantos telescopios, existen en México, Chile y Brasil, los principales se encuentran en Moscú y se debe coordinar para no duplicar los esfuerzos.
La observación es diaria, se determinan las trayectorias de los satélites, se descubren nuevos objetos como basura espacial que no es un objeto controlado, ver cómo se mueve en la órbita geoestacionaria y eventualmente puede chocar con un satélite activo o caer a la tierra.
Por su parte, el investigador y matemático español de un centro adscrito a la universidad de Zaragoza, Daniel Casanova Ortega, indicó que cada vez se lanzan al espacio muchos satélites que dejan restos que se deben estudiar, son piezas que orbitan en torno a la tierra y que pueden complicar futuras misiones, o dañar las que actualmente están funcionando.
“Entonces es un tema que en muchas universidades se empezó a trabajar desde hace algunos años, es algo que va a cobrar más importancia”, comentó.
El seguimiento se realiza para saber dónde están y evitar que esos escombros dañen a las naves que orbitan en torno a la tierra, se los localiza, se conoce en qué dirección va un objeto espacial, entonces se pueden maniobrar los satélites para evitar posibles colisiones y “es crucial porque cada vez hay más basura y cada vez será más complicado moverlos”.
Indicó que lo más común es la chatarra espacial. Cuando se lanza un satélite, el cohete que lo impulsa va dejando piezas o trozos que se convierten en escombros, también las colisiones entre satélites crean mucha basura.
Explicó que su labor es desarrollar modelos matemáticos que permiten determinar la localización de esos objetos, dónde se encontrará en las siguientes horas o días y predecir cuál será su evolución.
Contaminación lumínica perjudica al Observatorio
Cuando se instaló el Observatorio en el año 1982 no se veía la ciudad de Tarija, recordó Rodolfo Zalles, pero el desarrollo urbano fue muy rápido y ya se nota bastante iluminación pública que de alguna manera afecta al Observatorio Astronómico en Santa Ana.
No se puede parar el desarrollo y la iluminación pública, lo que sí se puede hacer es recomendar cómo se tiene que instalarla porque están mal colocadas, “más alumbran al cielo que al suelo y eso afecta la observación”.
“No se puede hacer mucho, solo tratar de aconsejar cómo tendrían que hacer las luminarias para que apunten abajo y no hacia arriba y de esta manera se podría frenar esta contaminación lumínica, estamos a 15 kilómetros de la ciudad y ya se nota”, sostuvo.
Generalmente, los observatorios antiguos, de siglos pasados, se los construía alejados de la ciudad, pero las urbes crecen y muchos observatorios como el de París, ahora se encuentra en el centro de la ciudad, y no se descarta que en algún momento la ciudad de Tarija puede llegar hasta Santa Ana, “entonces tendrá que convertirse en un museo, un lugar de atracción turística”.
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La Agencia Espacial Europea contabilizó a finales del año pasado 19.894 objetos de basura espacial que circulaban alrededor de la tierra, cuya masa conjunta es de, al menos, 8.135 toneladas.
Seguimiento
El Observatorio Astronómico desde hace varios años atrás –contó- tomó contacto con un grupo denominado Izom cuya sede se encuentra en Moscú y tiene estaciones distribuidas en todo el mundo para hacer un seguimiento de la basura espacial. Primero realizaron pruebas con los telescopios que tenían y obtuvieron resultados positivos.
Posteriormente, el Instituto de Matemática Teórica de Moscú dotó un nuevo telescopio para hacer este trabajo y desde ese momento se realiza el seguimiento de esos cuerpos cercanos y peligrosos a la tierra que contempla asteroides, cometas y la basura espacial, toda la información es centralizada en la capital rusa.
“Es un trabajo permanente, posteriormente habilitamos un segundo telescopio para este tipo de trabajo, y contamos dos equipos de seguimiento, control e identificación de estos objetos”, subrayó.
La labor consiste en realizar un escaneo del cielo, se tienen preparadas efemérides para ver qué zona se va a observar porque son tantos telescopios, existen en México, Chile y Brasil, los principales se encuentran en Moscú y se debe coordinar para no duplicar los esfuerzos.
La observación es diaria, se determinan las trayectorias de los satélites, se descubren nuevos objetos como basura espacial que no es un objeto controlado, ver cómo se mueve en la órbita geoestacionaria y eventualmente puede chocar con un satélite activo o caer a la tierra.
Por su parte, el investigador y matemático español de un centro adscrito a la universidad de Zaragoza, Daniel Casanova Ortega, indicó que cada vez se lanzan al espacio muchos satélites que dejan restos que se deben estudiar, son piezas que orbitan en torno a la tierra y que pueden complicar futuras misiones, o dañar las que actualmente están funcionando.
“Entonces es un tema que en muchas universidades se empezó a trabajar desde hace algunos años, es algo que va a cobrar más importancia”, comentó.
El seguimiento se realiza para saber dónde están y evitar que esos escombros dañen a las naves que orbitan en torno a la tierra, se los localiza, se conoce en qué dirección va un objeto espacial, entonces se pueden maniobrar los satélites para evitar posibles colisiones y “es crucial porque cada vez hay más basura y cada vez será más complicado moverlos”.
Indicó que lo más común es la chatarra espacial. Cuando se lanza un satélite, el cohete que lo impulsa va dejando piezas o trozos que se convierten en escombros, también las colisiones entre satélites crean mucha basura.
Explicó que su labor es desarrollar modelos matemáticos que permiten determinar la localización de esos objetos, dónde se encontrará en las siguientes horas o días y predecir cuál será su evolución.
Contaminación lumínica perjudica al Observatorio
Cuando se instaló el Observatorio en el año 1982 no se veía la ciudad de Tarija, recordó Rodolfo Zalles, pero el desarrollo urbano fue muy rápido y ya se nota bastante iluminación pública que de alguna manera afecta al Observatorio Astronómico en Santa Ana.
No se puede parar el desarrollo y la iluminación pública, lo que sí se puede hacer es recomendar cómo se tiene que instalarla porque están mal colocadas, “más alumbran al cielo que al suelo y eso afecta la observación”.
“No se puede hacer mucho, solo tratar de aconsejar cómo tendrían que hacer las luminarias para que apunten abajo y no hacia arriba y de esta manera se podría frenar esta contaminación lumínica, estamos a 15 kilómetros de la ciudad y ya se nota”, sostuvo.
Generalmente, los observatorios antiguos, de siglos pasados, se los construía alejados de la ciudad, pero las urbes crecen y muchos observatorios como el de París, ahora se encuentra en el centro de la ciudad, y no se descarta que en algún momento la ciudad de Tarija puede llegar hasta Santa Ana, “entonces tendrá que convertirse en un museo, un lugar de atracción turística”.
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