Sánchez desmiente a Iguacel: “los contratos se cumplen”
Con sobriedad y contundencia, aunque sin excesos, el ministro de Hidrocarburos Luis Alberto Sánchez respondió a su homólogo argentino Javier Iguacel, ahora titulado como secretario de Energía bajo dependencia del Ministerio de Hacienda en la última reforma realizada por Mauricio Macri para...



Con sobriedad y contundencia, aunque sin excesos, el ministro de Hidrocarburos Luis Alberto Sánchez respondió a su homólogo argentino Javier Iguacel, ahora titulado como secretario de Energía bajo dependencia del Ministerio de Hacienda en la última reforma realizada por Mauricio Macri para mostrar la austeridad que le exige el FMI. Sánchez, que el jueves calculó su silencio, compareció en conferencia de prensa al medio día desde Santa Cruz para dejar establecidos tres aspectos: que Iguacel miente, que los contratos hay que cumplirlos y que Argentina debe una buena cantidad de facturas por la venta de gas. En la tarde fue el embajador argentino en La Paz, Normando Álvarez, quien tuvo que salir a matizar las palabras de su Gobierno.
En la víspera, Iguacel había asegurado que Argentina no necesitaría más gas boliviano en dos años, que Bolivia no estaba cumpliendo con las nominaciones y que el Ministerio de Hidrocarburos ya se había sentado a negociar una rebaja. Sánchez quiso ser diplomático y utilizó un tono distendido, pero firme.
“El contrato está vigente y lo haremos cumplir en la totalidad de los años y también en la cantidad de reservas acordadas… Se hicieron inversiones en exploración, explotación y en el gasoducto Juana Azurduy para cumplir tanto con reservas, producción y transporte… El contrato establecía un volumen de 5.2 TCF, se entregó 1.5 TCF y se tiene un saldo de 3.7 TCF. Hemos certificado este año 10.7 TCF de reservas de gas, con las cuales garantizamos el cumplimiento del contrato con Argentina”, explicó Sánchez.
Iguacel afirmó que no se requiere el gas boliviano por el impulso dado en Vaca Muerta, el yacimiento no convencional explotado mediante fracking cuyas consecuencias ambientales son todavía impredecibles. Sánchez, sin embargo recordó que “el gas boliviano es mucho más económico que el gas argentino, tiene un precio de 7 dólares el millar de BTU. Tengo entendido que el GNL que importa Argentina está en el orden de 10.5 dólares y el costo de producción de Vaca Muerta está en 7.5 dólares. Entonces el gas más competitivo para el mercado argentino, es sin duda el gas boliviano”.
Incumplimientos
La acusación más grave realizada por Iguacel fue sobre el incumplimiento de volúmenes, que según él hubiera dado pie a renegociar el contrato. “Bolivia estaba incumpliendo, no estaba entregando los 22 millones de metros cúbicos por día que están nominados, por lo cual entendieron que era oportuno sentarse a discutir y hoy los volúmenes de ingreso de Bolivia son significativamente más bajos sin penalidades para Argentina” dijo el funcionario.
Sánchez desmintió categóricamente esta afirmación. “Si ellos nominan menos, ellos tienen que pagar el Take and Pay (modalidad de contrato), que es una multa que se paga por la energía no retirada, más los intereses y haremos cumplir a cabalidad el contrato que ha sido firmado”.
Sánchez explicó que la modificación del contrato sólo se daría en caso de que fuera beneficioso para el país. “Tendrían que hacer una propuesta al país, la cual la revisaríamos, sólo se podrían reducir los volúmenes con la única opción de que se aumente el precio al millar de BTU”.
Las deudas y compromisos
El ministro Sánchez detalló además las deudas contraídas por la Argentina por la venta de gas los meses de mayo, junio y julio de 2018, 265 millones de dólares y otros 55 millones de dólares por intereses acumulados entre 2007 y 2018. El 20 de octubre próximo, vence la factura de agosto que son 133 millones de dólares. “Pese a los incumplimientos en los pagos se han seguido enviando los volúmenes requeridos por Argentina, por la buena relación que existe entre ambos países”.
El embajador de Argentina en Bolivia, Normando Álvarez, por su parte, aseguró sin mucha contundencia que se honrará el contrato de compra y venta de gas, tal como está establecido, y señaló que lo que quiso decir el Secretario de Energía, Javier Iguacel, es que en dos años ese país tendrá “mucho gas” por lo que también podrá vender el energético.
Álvarez también anunció que en los siguientes días se reunirán autoridades de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) y la exempresa Enarsa (Energía Argentina Sociedad Anónima), para abordar el tema de volúmenes y montos, entre otros, aunque no confirmó si será en Santa Cruz o en Buenos Aires.
La incapacidad de encontrar nuevos mercados alternativos al contrato que finaliza en Brasil en 2019 y la de culminar los proyectos de industrialización, han provocado que Bolivia quede en posición de debilidad ante el interés argentino de pagar menos por el gas importado.
Preocupación en Tarija por la dependencia
El secretario de Coordinación de la Gobernación de Tarija, Waldemar Peralta indicó que en el marco de la coordinación con el resto de departamentos productores se ofrecerán al Gobierno para coadyuvar en las gestiones necesarias para abrir nuevos mercados, dado que hasta la fecha no se han logrado éxitos.
Tarija, como Bolivia, sigue dependiendo esencialmente del gas mientras maduran y se desarrollan otras vías alternativas para apalancar recursos y formas de inversión. “Cuando se cae el precio del petrolero la economía de Bolivia no siente tanto, pero la economía tarijeña se desploma. El 2020 los ingreso de la Gobernación, alcaldías y universidades se irán en picada porque no tendremos los ingresos del gas, si Argentina ya no nos compra el gas”, agregó.
En la víspera, Iguacel había asegurado que Argentina no necesitaría más gas boliviano en dos años, que Bolivia no estaba cumpliendo con las nominaciones y que el Ministerio de Hidrocarburos ya se había sentado a negociar una rebaja. Sánchez quiso ser diplomático y utilizó un tono distendido, pero firme.
“El contrato está vigente y lo haremos cumplir en la totalidad de los años y también en la cantidad de reservas acordadas… Se hicieron inversiones en exploración, explotación y en el gasoducto Juana Azurduy para cumplir tanto con reservas, producción y transporte… El contrato establecía un volumen de 5.2 TCF, se entregó 1.5 TCF y se tiene un saldo de 3.7 TCF. Hemos certificado este año 10.7 TCF de reservas de gas, con las cuales garantizamos el cumplimiento del contrato con Argentina”, explicó Sánchez.
Iguacel afirmó que no se requiere el gas boliviano por el impulso dado en Vaca Muerta, el yacimiento no convencional explotado mediante fracking cuyas consecuencias ambientales son todavía impredecibles. Sánchez, sin embargo recordó que “el gas boliviano es mucho más económico que el gas argentino, tiene un precio de 7 dólares el millar de BTU. Tengo entendido que el GNL que importa Argentina está en el orden de 10.5 dólares y el costo de producción de Vaca Muerta está en 7.5 dólares. Entonces el gas más competitivo para el mercado argentino, es sin duda el gas boliviano”.
Incumplimientos
La acusación más grave realizada por Iguacel fue sobre el incumplimiento de volúmenes, que según él hubiera dado pie a renegociar el contrato. “Bolivia estaba incumpliendo, no estaba entregando los 22 millones de metros cúbicos por día que están nominados, por lo cual entendieron que era oportuno sentarse a discutir y hoy los volúmenes de ingreso de Bolivia son significativamente más bajos sin penalidades para Argentina” dijo el funcionario.
Sánchez desmintió categóricamente esta afirmación. “Si ellos nominan menos, ellos tienen que pagar el Take and Pay (modalidad de contrato), que es una multa que se paga por la energía no retirada, más los intereses y haremos cumplir a cabalidad el contrato que ha sido firmado”.
Sánchez explicó que la modificación del contrato sólo se daría en caso de que fuera beneficioso para el país. “Tendrían que hacer una propuesta al país, la cual la revisaríamos, sólo se podrían reducir los volúmenes con la única opción de que se aumente el precio al millar de BTU”.
Las deudas y compromisos
El ministro Sánchez detalló además las deudas contraídas por la Argentina por la venta de gas los meses de mayo, junio y julio de 2018, 265 millones de dólares y otros 55 millones de dólares por intereses acumulados entre 2007 y 2018. El 20 de octubre próximo, vence la factura de agosto que son 133 millones de dólares. “Pese a los incumplimientos en los pagos se han seguido enviando los volúmenes requeridos por Argentina, por la buena relación que existe entre ambos países”.
El embajador de Argentina en Bolivia, Normando Álvarez, por su parte, aseguró sin mucha contundencia que se honrará el contrato de compra y venta de gas, tal como está establecido, y señaló que lo que quiso decir el Secretario de Energía, Javier Iguacel, es que en dos años ese país tendrá “mucho gas” por lo que también podrá vender el energético.
Álvarez también anunció que en los siguientes días se reunirán autoridades de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) y la exempresa Enarsa (Energía Argentina Sociedad Anónima), para abordar el tema de volúmenes y montos, entre otros, aunque no confirmó si será en Santa Cruz o en Buenos Aires.
La incapacidad de encontrar nuevos mercados alternativos al contrato que finaliza en Brasil en 2019 y la de culminar los proyectos de industrialización, han provocado que Bolivia quede en posición de debilidad ante el interés argentino de pagar menos por el gas importado.
Preocupación en Tarija por la dependencia
El secretario de Coordinación de la Gobernación de Tarija, Waldemar Peralta indicó que en el marco de la coordinación con el resto de departamentos productores se ofrecerán al Gobierno para coadyuvar en las gestiones necesarias para abrir nuevos mercados, dado que hasta la fecha no se han logrado éxitos.
Tarija, como Bolivia, sigue dependiendo esencialmente del gas mientras maduran y se desarrollan otras vías alternativas para apalancar recursos y formas de inversión. “Cuando se cae el precio del petrolero la economía de Bolivia no siente tanto, pero la economía tarijeña se desploma. El 2020 los ingreso de la Gobernación, alcaldías y universidades se irán en picada porque no tendremos los ingresos del gas, si Argentina ya no nos compra el gas”, agregó.