Fiesta Grande inicia con la fe de cientos de chunchos
Luego de la ceremonia eucarística celebrada por el Obispo de Tarija, Monseñor Javier del Río Sendino, a las 10.42 inició la Fiesta Grande de Tarija en el momento en el que la imagen de San Roque, Santo Patrono de Tarija, acompañado de promesantes chunchos, cañeros, quenilleros y alferezas,...



Luego de la ceremonia eucarística celebrada por el Obispo de Tarija, Monseñor Javier del Río Sendino, a las 10.42 inició la Fiesta Grande de Tarija en el momento en el que la imagen de San Roque, Santo Patrono de Tarija, acompañado de promesantes chunchos, cañeros, quenilleros y alferezas, salió en procesión por el centro de la ciudad.
Ya desde tempranas horas de la mañana, alrededor de las 08.00, en la calle Fray Manuel Mingo –plaza Campero- aledaña al atrio del templo de San Roque se instalaban las vendedoras de alimentos tradicionales chapacos como: el saice, tamales, empanadas blanqueadas, rosquetes y empanadas con relleno dulce de lacayote.
Posteriormente las campanas del templo repicaban llamando a la misa que fue presidida por Javier del Río, esta inició a las 10.10 con cánticos en honor al Santo, mientras que el Obispo ingresaba a la Casa de Dios vestido con una túnica blanca, estola y mitra con aplicaciones doradas y portaba un báculo pastoral.
En la ceremonia, donde en principio se dieron lectura a determinados versículos del libro de Isaías, de la primera carta de San Juan y del evangelio según San Mateo, el Obispo anunció la venida del cardenal Toribio Ticona para el Encierro de la Fiesta Grande y, con cierta pena, que esta es su última participación en esta celebración porque más pronto que tarde se retirará para disfrutar de su jubilación.
Celebró la misa colaborado por el párroco carmelita, titular del templo de San Roque, Garvin Grech. En la homilía recordó la parábola del buen samaritano y lo comparó con el recorrido del Santo Patrono, que encontró el sentido de su fe, de su camino y de su vida brindando ayuda a los enfermos y transitó por este mundo como el apóstol de la caridad.
Entretanto, afuera, cientos de feligreses se reunían para esperar el inicio de la procesión y se refrescaban con vasos de aloja de maní, pelón, linaza o refresco de piña; mientras que los promesantes empezaban a juntarse con la vestimenta típica del chuncho: Turbante con lumas de pavo, pañoleta en la cabeza camisa blanca, ponchillo y pollerín, además de la estalla con las cintas que marcan los años de su participación y armados de “flechas” para acompasar su recorrido.
Alrededor de las 11.15 horas, terminada la misa, la imagen de San Roque salió del templo mientras que cientos de chunchos, al ritmo de cañas, tamboriles y quenillas, escoltados por alferezas, al paso cansino de procesión iniciaban el recorrido por la calle Sucre, hacia la plaza Luis de Fuentes en el centro de la ciudad, para continuar hacia la avenida Víctor Paz Estenssoro y retornar al templo.
Historia
San Roque nació en Montepellier, Francia, el 16 de Agosto de 1295 en un hogar de próceres de la nobleza francesa, fueron sus padres Juan de la Cruz y doña Liberia; su nobleza descendía de los cristianos Reyes de Francia.
Su padre era un acaudalado gobernador de la ciudad que heredó a su hijo toda su fortuna. A la muerte de sus padres distribuyó su riqueza a los pobres, tomó el hábito y el báculo del peregrino y viajó a Italia, en cuyo territorio la peste asolaba a sus habitantes.
San Roque se dedicó a los enfermos devolviéndoles la salud. Contrajo la peste en Plasencia, pueblo a orillas del río Po ocultándose en una choza. Gothar, miembro de la nobleza, advirtiendo que su perro diariamente se perdía llevando una ración de pan, siguió los pasos del can y pudo comprobar que no sólo llevaba alimento, sino que lamía las llagas del francés.
Conmovido el joven aristócrata hizo curar a San Roque; una vez repuesto el enfermo, pudo regresar a su tierra natal; donde calumniado como espía murió en una celda carcelera a los 32 años de edad el 27 de agosto de 1327.
Durante la época colonial, cuya fecha no se conoce con precisión; una epidemia o peste (lepra) asoló a la ciudad de Tarija. Para calmar la angustia de este flagelo implacable, los pobladores de la región, conocedores de las curaciones del francés, invocaron el auxilio de San Roque.
Relatan que la epidemia cesó entonces, el vecindario de la población entera agradecida por el visible milagro que hizo San Roque resolvió festejarlo todos los años durante el mes de septiembre como médico de los pobres. La imagen de Santo Peregrino, lleva puesto un traje de acuerdo a su alto rango de nobleza y recorre las principales calles de la ciudad para visitar los templos y hospitales de la ciudad, acompañado de los promesantes, quienes entonan cánticos de alabanza y despedida rogándole su intercesión ante Dios, hasta el próximo año.
El Encierro de San Roque
Es el momento en el que los promesantes, peregrinos y miles de devotos a San Roque se despiden de su Santo Patrono y al mismo tiempo le renuevan su compromiso de cumplir la promesa el próximo año.
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Ya desde tempranas horas de la mañana, alrededor de las 08.00, en la calle Fray Manuel Mingo –plaza Campero- aledaña al atrio del templo de San Roque se instalaban las vendedoras de alimentos tradicionales chapacos como: el saice, tamales, empanadas blanqueadas, rosquetes y empanadas con relleno dulce de lacayote.
Posteriormente las campanas del templo repicaban llamando a la misa que fue presidida por Javier del Río, esta inició a las 10.10 con cánticos en honor al Santo, mientras que el Obispo ingresaba a la Casa de Dios vestido con una túnica blanca, estola y mitra con aplicaciones doradas y portaba un báculo pastoral.
En la ceremonia, donde en principio se dieron lectura a determinados versículos del libro de Isaías, de la primera carta de San Juan y del evangelio según San Mateo, el Obispo anunció la venida del cardenal Toribio Ticona para el Encierro de la Fiesta Grande y, con cierta pena, que esta es su última participación en esta celebración porque más pronto que tarde se retirará para disfrutar de su jubilación.
Celebró la misa colaborado por el párroco carmelita, titular del templo de San Roque, Garvin Grech. En la homilía recordó la parábola del buen samaritano y lo comparó con el recorrido del Santo Patrono, que encontró el sentido de su fe, de su camino y de su vida brindando ayuda a los enfermos y transitó por este mundo como el apóstol de la caridad.
Entretanto, afuera, cientos de feligreses se reunían para esperar el inicio de la procesión y se refrescaban con vasos de aloja de maní, pelón, linaza o refresco de piña; mientras que los promesantes empezaban a juntarse con la vestimenta típica del chuncho: Turbante con lumas de pavo, pañoleta en la cabeza camisa blanca, ponchillo y pollerín, además de la estalla con las cintas que marcan los años de su participación y armados de “flechas” para acompasar su recorrido.
Alrededor de las 11.15 horas, terminada la misa, la imagen de San Roque salió del templo mientras que cientos de chunchos, al ritmo de cañas, tamboriles y quenillas, escoltados por alferezas, al paso cansino de procesión iniciaban el recorrido por la calle Sucre, hacia la plaza Luis de Fuentes en el centro de la ciudad, para continuar hacia la avenida Víctor Paz Estenssoro y retornar al templo.
Historia
San Roque nació en Montepellier, Francia, el 16 de Agosto de 1295 en un hogar de próceres de la nobleza francesa, fueron sus padres Juan de la Cruz y doña Liberia; su nobleza descendía de los cristianos Reyes de Francia.
Su padre era un acaudalado gobernador de la ciudad que heredó a su hijo toda su fortuna. A la muerte de sus padres distribuyó su riqueza a los pobres, tomó el hábito y el báculo del peregrino y viajó a Italia, en cuyo territorio la peste asolaba a sus habitantes.
San Roque se dedicó a los enfermos devolviéndoles la salud. Contrajo la peste en Plasencia, pueblo a orillas del río Po ocultándose en una choza. Gothar, miembro de la nobleza, advirtiendo que su perro diariamente se perdía llevando una ración de pan, siguió los pasos del can y pudo comprobar que no sólo llevaba alimento, sino que lamía las llagas del francés.
Conmovido el joven aristócrata hizo curar a San Roque; una vez repuesto el enfermo, pudo regresar a su tierra natal; donde calumniado como espía murió en una celda carcelera a los 32 años de edad el 27 de agosto de 1327.
Durante la época colonial, cuya fecha no se conoce con precisión; una epidemia o peste (lepra) asoló a la ciudad de Tarija. Para calmar la angustia de este flagelo implacable, los pobladores de la región, conocedores de las curaciones del francés, invocaron el auxilio de San Roque.
Relatan que la epidemia cesó entonces, el vecindario de la población entera agradecida por el visible milagro que hizo San Roque resolvió festejarlo todos los años durante el mes de septiembre como médico de los pobres. La imagen de Santo Peregrino, lleva puesto un traje de acuerdo a su alto rango de nobleza y recorre las principales calles de la ciudad para visitar los templos y hospitales de la ciudad, acompañado de los promesantes, quienes entonan cánticos de alabanza y despedida rogándole su intercesión ante Dios, hasta el próximo año.
El Encierro de San Roque
Es el momento en el que los promesantes, peregrinos y miles de devotos a San Roque se despiden de su Santo Patrono y al mismo tiempo le renuevan su compromiso de cumplir la promesa el próximo año.
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