Productores objetan legalizar el maíz transgénico en el Chaco
Productores del Chaco temen que la legalización del cultivo o internación del maíz transgénico al país sea negativa para este sector porque provocará una competencia desleal al no tener la capacidad económica para enfrentarlo, además que contaminaría las especies y variedades orgánicas...



Productores del Chaco temen que la legalización del cultivo o internación del maíz transgénico al país sea negativa para este sector porque provocará una competencia desleal al no tener la capacidad económica para enfrentarlo, además que contaminaría las especies y variedades orgánicas que se siembran en zonas como Caiza, Tierras Nuevas y Yaguacua.
“Sobre el tema, los pequeños y medianos productores tenemos nuestra visión”, apuntó el dirigente chaqueño de este sector, Miguel Ángel Vargas, quien subrayó que no les conviene y no es factible para ellos porque son necesarias grandes inversiones, mientras que ellos trabajan de acuerdo a su capacidad económica y la mano de obra es familiar.
Sostuvo que se requiere todo un paquete tecnológico al cual el mediano y pequeño productor no tiene los suficientes recursos para invertir, por lo que su maíz es orgánico, natural y ecológico, aunque, a causa del cambio climático, deben sufrir fenómenos como los ataques de insectos, plagas y enfermedades que afectan a los cultivos. Sin embargo, para enfrentarlas hacen uso de controles naturales y prácticas heredades que tienen las comunidades.
Inversiones
Señaló que para los grandes empresarios no es muy alto el riesgo de inversión, porque lo que buscan es producir maíz transgénico en grandes cantidades, a gran escala, porque tienen los insumos necesarios y la tecnología, además que pueden establecer convenios para ingresar a mercados internacionales. Por esta razón no sería competitivo para los pequeños y medianos productores.
“Pedir la legalización del maíz transgénico nos afectaría de gran manera, aparte de que el cultivo sea contaminante, no es pues un producto que vas al mercado y te compras, hay un dueño intelectual, se deben pagar patentes, lo que no está al alcance del pequeño productor, al contrario debemos diversificar nuestros cultivos, producir variedades y especies diferentes para tener una alimentación equilibrada y sana”, argumentó.
Además, denunció que en el Chaco se observa que existe contrabando y negocios “en gran magnitud” con el maíz transgénico, lo hacen pasar de la Argentina y provoca una competencia desleal con los productores locales. “Ahorita estamos vendiendo nuestro quintal de maíz a 35 bolivianos, es injusto porque anteriormente valía entre 60 a 80 bolivianos”, justificó.
“No puede ser que estemos produciendo tanto maíz para poder abastecer los mercados internos -protestó- y otros estén metiendo maíz de afuera para hacernos la competencia y nuestros precios estén por los suelos”.
Además, advirtió que la producción transgénica provocará problemas al medio ambiente, a la diversidad de las semillas y las especies.
Pero la producción de transgénicos en el país no es novedad. Según el informe difundido por AgroAvance el pasado año, cerca del 33% de la superficie cultivada en Santa Cruz habría sido con semilla transgénica.
El director del Iniaf, Luis Acosta, subrayó que el tema de la producción de maíz transgénico en el país es un tema delicado y que es observado y controlado por el Comité de Biotecnología y Bioseguridad, cuyas oficinas se encuentran en la ciudad de La Paz.
Sostuvo que el Iniaf no está facultado para dar información sobre los transgénicos, pero que se encuentra vigente la Ley 300 “De la Madre Tierra y Desarrollo Integral Para Vivir Bien” que prohíbe el ingreso y siembra de maíz transgénico en Bolivia.
Ya se produce el Yacuiba el maíz transgénico
En mayo de este año se denunció que el maíz transgénico se produce en parcelas cercanas a Palmar Chico, Caiza y Villa El Carmen. Sus cultivadores conocen que es una actividad prohibida en suelo boliviano, pero se amparan en una norma que permite el uso de “semilla mejorada”. Los lugares en los que se siembra maíz transgénico van desde las 20 hasta 80 y 100 hectáreas. La temporada de siembra es entre noviembre y diciembre, la cosecha inicia a partir de abril, el producto es comercializado a intermediarios que lo transportan a Santa Cruz.
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“Sobre el tema, los pequeños y medianos productores tenemos nuestra visión”, apuntó el dirigente chaqueño de este sector, Miguel Ángel Vargas, quien subrayó que no les conviene y no es factible para ellos porque son necesarias grandes inversiones, mientras que ellos trabajan de acuerdo a su capacidad económica y la mano de obra es familiar.
Sostuvo que se requiere todo un paquete tecnológico al cual el mediano y pequeño productor no tiene los suficientes recursos para invertir, por lo que su maíz es orgánico, natural y ecológico, aunque, a causa del cambio climático, deben sufrir fenómenos como los ataques de insectos, plagas y enfermedades que afectan a los cultivos. Sin embargo, para enfrentarlas hacen uso de controles naturales y prácticas heredades que tienen las comunidades.
Inversiones
Señaló que para los grandes empresarios no es muy alto el riesgo de inversión, porque lo que buscan es producir maíz transgénico en grandes cantidades, a gran escala, porque tienen los insumos necesarios y la tecnología, además que pueden establecer convenios para ingresar a mercados internacionales. Por esta razón no sería competitivo para los pequeños y medianos productores.
“Pedir la legalización del maíz transgénico nos afectaría de gran manera, aparte de que el cultivo sea contaminante, no es pues un producto que vas al mercado y te compras, hay un dueño intelectual, se deben pagar patentes, lo que no está al alcance del pequeño productor, al contrario debemos diversificar nuestros cultivos, producir variedades y especies diferentes para tener una alimentación equilibrada y sana”, argumentó.
Además, denunció que en el Chaco se observa que existe contrabando y negocios “en gran magnitud” con el maíz transgénico, lo hacen pasar de la Argentina y provoca una competencia desleal con los productores locales. “Ahorita estamos vendiendo nuestro quintal de maíz a 35 bolivianos, es injusto porque anteriormente valía entre 60 a 80 bolivianos”, justificó.
“No puede ser que estemos produciendo tanto maíz para poder abastecer los mercados internos -protestó- y otros estén metiendo maíz de afuera para hacernos la competencia y nuestros precios estén por los suelos”.
Además, advirtió que la producción transgénica provocará problemas al medio ambiente, a la diversidad de las semillas y las especies.
Pero la producción de transgénicos en el país no es novedad. Según el informe difundido por AgroAvance el pasado año, cerca del 33% de la superficie cultivada en Santa Cruz habría sido con semilla transgénica.
El director del Iniaf, Luis Acosta, subrayó que el tema de la producción de maíz transgénico en el país es un tema delicado y que es observado y controlado por el Comité de Biotecnología y Bioseguridad, cuyas oficinas se encuentran en la ciudad de La Paz.
Sostuvo que el Iniaf no está facultado para dar información sobre los transgénicos, pero que se encuentra vigente la Ley 300 “De la Madre Tierra y Desarrollo Integral Para Vivir Bien” que prohíbe el ingreso y siembra de maíz transgénico en Bolivia.
Ya se produce el Yacuiba el maíz transgénico
En mayo de este año se denunció que el maíz transgénico se produce en parcelas cercanas a Palmar Chico, Caiza y Villa El Carmen. Sus cultivadores conocen que es una actividad prohibida en suelo boliviano, pero se amparan en una norma que permite el uso de “semilla mejorada”. Los lugares en los que se siembra maíz transgénico van desde las 20 hasta 80 y 100 hectáreas. La temporada de siembra es entre noviembre y diciembre, la cosecha inicia a partir de abril, el producto es comercializado a intermediarios que lo transportan a Santa Cruz.
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