Sin acuerdo, cae el Ministro de Energía argentino
Con el Gobierno argentino contra las cuerdas y encomendado al Fondo Monetario Internacional, que no ha logrado frenar la caída del peso, el presidente Mauricio Macri ha iniciado una revolución en su gabinete que ya se ha cobrado varias víctimas. La siguiente, según anunciaron Clarín y La...



Con el Gobierno argentino contra las cuerdas y encomendado al Fondo Monetario Internacional, que no ha logrado frenar la caída del peso, el presidente Mauricio Macri ha iniciado una revolución en su gabinete que ya se ha cobrado varias víctimas. La siguiente, según anunciaron Clarín y La Nación, es el Ministro de Energía Juan José Aranguren, que deja varios asuntos pendientes con Bolivia.
Aranguren, antiguo CEO de Shell en el cono sur, fue cuestionado desde el principio por tomar decisiones, como la suba de tarifas y la compra de GNL a través de Chile, que beneficiaban en última instancia a su “ex” empresa.
La salida de Aranguren, llega un día después que terminara su participación en la cumbre del G20 de Energía, en Bariloche. Allí había hablado con Clarín y había expresado que todavía no estaba definido un nuevo aumento de las tarifas. “Nos enfrentamos con un doble objetivo que es actualizar las tarifas pero también bajar la inflación”, señaló.
El ministro, blanco de críticas en la opinión pública por cada aumento de tarifas, también había sido cuestionado porque mantenía su patrimonio en el extranjero. “Sigo teniendo mi dinero afuera. A medida que recuperemos la confianza en la Argentina regresaremos el dinero”, había dicho en una polémica entrevista en marzo reverdecida en las últimas semanas con el pedido de rescate de Macri al FMI, lo que le restaba mucha credibilidad al gabinete.
Asuntos pendientes
El Ministro de Hidrocarburos boliviano, Luis Alberto Sánchez, anunció en fechas recientes una reunión con Aranguren, que finalmente no se ha producido. El ya ex ministro argentino propuso en fechas recientes pagar más por el gas importado desde Tarija en invierno a cambio de recortar los pedidos en verano. Actualmente se envían 20 millones de metros cúbicos y el contrato que acabará en 2027 prevé llegar a 27 millones de metros cúbicos.
A pesar de la propuesta poco ortodoxa, Sánchez señaló estar analizando. Aranguren era consciente de que el contrato boliviano con Brasil concluye en 2019 y que, por lo tanto, la dependencia es mayor.
Aranguren también estaba detrás de la propuesta cursada por Refinor de comprar Gas Licuado de Petróleo a través de ducto durante diez años, lo que reportaría un negocio de mil millones de dólares beneficiando sobre todo a la Argentina, que habría logrado inutilizar la planta Separadora de Líquidos del Gran Chaco al seguir recibiendo los licuables que soportan la industria petroquímica del centro norte argentino. La única diferencia es que se pagaría por ellos luego de una década sin hacerlo.
Antes de hacerse amigos, Aranguren generó más de una crisis con Bolivia al poner permanentemente en cuestión los volúmenes de reservas y capacidad de exportación de Bolivia para justificar sus negocios de compra de GNL a un precio muy superior al del gas boliviano. Aranguren también fue el que impulsó la multa por incumplimiento de contrato luego del corte del suministro por problemas acaecidos en Margarita durante una semana en 2017, un borrón que queda después de una década sin falta.
Aranguren, antiguo CEO de Shell en el cono sur, fue cuestionado desde el principio por tomar decisiones, como la suba de tarifas y la compra de GNL a través de Chile, que beneficiaban en última instancia a su “ex” empresa.
La salida de Aranguren, llega un día después que terminara su participación en la cumbre del G20 de Energía, en Bariloche. Allí había hablado con Clarín y había expresado que todavía no estaba definido un nuevo aumento de las tarifas. “Nos enfrentamos con un doble objetivo que es actualizar las tarifas pero también bajar la inflación”, señaló.
El ministro, blanco de críticas en la opinión pública por cada aumento de tarifas, también había sido cuestionado porque mantenía su patrimonio en el extranjero. “Sigo teniendo mi dinero afuera. A medida que recuperemos la confianza en la Argentina regresaremos el dinero”, había dicho en una polémica entrevista en marzo reverdecida en las últimas semanas con el pedido de rescate de Macri al FMI, lo que le restaba mucha credibilidad al gabinete.
Asuntos pendientes
El Ministro de Hidrocarburos boliviano, Luis Alberto Sánchez, anunció en fechas recientes una reunión con Aranguren, que finalmente no se ha producido. El ya ex ministro argentino propuso en fechas recientes pagar más por el gas importado desde Tarija en invierno a cambio de recortar los pedidos en verano. Actualmente se envían 20 millones de metros cúbicos y el contrato que acabará en 2027 prevé llegar a 27 millones de metros cúbicos.
A pesar de la propuesta poco ortodoxa, Sánchez señaló estar analizando. Aranguren era consciente de que el contrato boliviano con Brasil concluye en 2019 y que, por lo tanto, la dependencia es mayor.
Aranguren también estaba detrás de la propuesta cursada por Refinor de comprar Gas Licuado de Petróleo a través de ducto durante diez años, lo que reportaría un negocio de mil millones de dólares beneficiando sobre todo a la Argentina, que habría logrado inutilizar la planta Separadora de Líquidos del Gran Chaco al seguir recibiendo los licuables que soportan la industria petroquímica del centro norte argentino. La única diferencia es que se pagaría por ellos luego de una década sin hacerlo.
Antes de hacerse amigos, Aranguren generó más de una crisis con Bolivia al poner permanentemente en cuestión los volúmenes de reservas y capacidad de exportación de Bolivia para justificar sus negocios de compra de GNL a un precio muy superior al del gas boliviano. Aranguren también fue el que impulsó la multa por incumplimiento de contrato luego del corte del suministro por problemas acaecidos en Margarita durante una semana en 2017, un borrón que queda después de una década sin falta.