La chispa infinita: ocho métodos que forjaron la creatividad
Del Ars Magna medieval a la pedagogía Bauhaus, un recorrido por las fórmulas que encienden la chispa inventiva en cada artista, ingeniero y soñador.



Desde hace 23 años, cada 21 de abril se celebra el Día Mundial de la Creatividad y la Innovación. Como la inventiva no surge de la nada, repasamos algunos métodos centenarios que han servido para afinarla en disciplinas tan diversas como la filosofía, las artes, la ingeniería y la educación. Como veremos, la creatividad puede aprenderse, practicarse y transformarse en motor de cambio.
Ars Magna de Ramón Llull (siglo XIII)
En la Mallorca medieval, el filósofo Ramon Llull concibió un “arte mayor” basado en ruedas de combinaciones lógicas. Su objetivo era demostrar verdades divinas permutando atributos básicos: un auténtico “generador de ideas” mecánico. Con él aprendemos que la creatividad puede brotar de un algoritmo de concepciones predefinidas, preludio de la lógica informática.
Cadáver exquisito (Surrealismo, 1925)
En un pequeño taller parisino, André Breton y sus compañeros inventaron un juego colectivo: escribir o dibujar por turnos sin ver lo anterior. El resultado, a menudo disparatado, abría puertas al inconsciente y a la sorpresa. Esta técnica derribó la mitología del genio solitario y subrayó la magia del azar compartido.
OULIPO (1960)
El “Ouvroir de littérature potentielle” nació en Francia para demostrar que las restricciones formales generan libertad expresiva. Lipogramas sin la letra “e”, palíndromos kilométricos o poemas sin rimas rompieron esquemas. Estos experimentos revelan que poner límites puede expandir la creatividad en lugar de sofocarla.
TRIZ (1946‑presente)
El ingeniero ruso Genrich Altshuller analizó miles de patentes y extrajo 40 principios universales de innovación. TRIZ propone resolver contradicciones técnicas con soluciones reproducibles. De este modo, reemplazó el mito del invento casual por un método sistemático para crear desde el taller hasta los laboratorios de alta tecnología.
Método Creativo Disney (años 50; formalizado en 1994)
Walt Disney enseñó a sus equipos a alternar tres roles: soñador (generación libre de ideas), realista (planificación práctica) y crítico (detección de riesgos). Al repetir este ciclo, los estudios de animación de Mickey Mouse construyeron mundos fantásticos sin perder de vista la viabilidad. Aquí aprendemos que la imaginación y la disciplina pueden ser aliados inseparables.
Pedagogía Bauhaus (1919‑1933)
La célebre escuela alemana integró artesanía y arte bajo la premisa del “learning by doing”: talleres de metal, tipografía, madera y pintura trabajando en proyectos reales. Con maestros y aprendices colaborando en espacio abierto, la Bauhaus cimentó un modelo educativo que hoy inspira el diseño y la arquitectura de vanguardia.
Enfoque Montessori (desde 1907)
María Montessori diseñó ambientes preparados con materiales sensoriales, donde el niño decide su ritmo y desafío. Esta libertad —acompañada por el guía atento— demostró que la creatividad florece cuando no se coarta la exploración natural, sino que se nutre con estructuras sutiles y respetuosas.
Brainstorming (Alex Osborn, 1939‑1953)
El ejecutivo publicitario Osborn popularizó una regla de oro: primeras ideas a granel, sin juicios. Fomentar la cantidad, recibir lo inesperado y combinar propuestas abiertas reveló que la colaboración espontánea es una fuente casi inagotable de soluciones, desde slogans hasta aplicaciones de alta tecnología.