Tu cerebro, el jefe que vive en tu cabeza sin pagar alquiler
Controla todo, consume como una estrella de rock, y a veces hace huelga. ¿Qué se trae entre manos este órgano que no descansa?



Ahí está, cómodamente instalado en la parte de arriba, metido en un cráneo que parece hecho a medida.
Tu cerebro es el mandamás de tu vida. Sin preguntar si quieres o no, regula tu respiración, tu presión sanguínea y hasta la temperatura cuando hace un calor infernal.
También decide si hoy te acuerdas de dónde dejaste las llaves o si te quedas mirando la pared preguntándote en qué estabas pensando.
Solo ocupa el 2% de tu peso, pero se gasta el 20% de tu energía y oxígeno. Qué caradura, como el amigo que llega a tu casa, abre el refrigerador y ni pregunta cómo estás.
Rápido, brillante… y húmedo
El cerebro es más agua que materia (73% para ser exactos), pero eso no lo detiene. Transporta información a 431 kilómetros por hora, más rápido que cualquier auto de la ciudad, aunque no tanto como el SSC Tuatara. Y eso con apenas kilo y medio en promedio. Pequeño pero matón. Y tan eficiente: en una porción minúscula caben unas 100 mil neuronas, conectándose y enviando señales como en la mejor convención de chismes.
Dos hemisferios, un solo drama
El izquierdo es el ñoño: le gustan las matemáticas, el lenguaje, la lógica. El derecho, vive en su mundo: ama el arte, la intuición y las ideas locas que se te ocurren en la ducha. Y aunque parecen discutir a cada rato, hacen un buen equipo. Casi siempre.
Cuando se declara en paro
Por muy capo que sea, el cerebro también tiene sus días, y no son poca cosa. El 13% de las enfermedades mundiales son neurológicas o trastornos mentales. Aquí tienes la lista de los enemigos públicos de tu materia gris:
- Migraña: es como tener una banda de tambores dentro del cráneo, sin que nadie los haya invitado. Puede dejarte fuera de combate por horas o días.
- Accidente cerebrovascular: un coágulo decide bloquear la autopista de la sangre. Si no se actúa rápido, el daño puede ser definitivo.
- Alzheimer, Parkinson y otras neurodegenerativas: aquí las neuronas empiezan a jubilarse sin previo aviso, afectando la memoria, el movimiento y hasta la identidad.
- Trastornos mentales: depresión, esquizofrenia, trastorno bipolar, estrés postraumático… cuando la mente se desordena, el cuerpo entero lo siente.
- Infecciones: meningitis, encefalomielitis… bacterias y virus haciendo de las suyas donde menos te conviene.
- Enfermedades congénitas: el Síndrome de Down es un ejemplo claro. Alteraciones en el desarrollo cerebral desde la base.
Dale lo que quiere
Al fin y al cabo, seguir los caprichos del cerebro puede puede recompensarte con décadas de agilidad mental. Lista de caprichos:
- Comida de verdad: frutas, verduras, pescados, cosas frescas. Menos comida chatarra, más nutrientes que alimenten esas neuronas hambrientas.
- Ejercicio físico: no solo para presumir de abdominales. El movimiento constante mantiene al cerebro oxigenado y listo para cualquier desafío.
- Rompecabezas, juegos de lógica y pasatiempos: el gimnasio de la mente. Mientras tú haces un sudoku, las neuronas aplauden desde las gradas.
- Controla la salud del corazón: porque lo que afecta a la sangre, afecta al cerebro. Presión, azúcar, colesterol… todo en orden.
- Baja las revoluciones: el estrés crónico es como tener el motor en rojo todo el tiempo. Tarde o temprano explota. Medita, respira, pide ayuda si lo necesitas.
- Socializa: sí, aunque no tengas ganas. Hablar, reír, compartir, discutir (con respeto) activa redes neuronales que te mantienen despierto y lúcido.
El misterio sin resolver
¿Por qué olvidamos cosas básicas, pero nos acordamos de la canción de un anuncio de hace 20 años? Eso ni los expertos lo saben del todo. Pero lo cierto es que tu cerebro tiene prioridades. A veces se enfoca en mantenerte con vida y otras, en retener el jingle de un comercial inútil.
Si el cerebro es el jefe, que al menos sea un jefe contento. Cuídalo. Entrénalo. Y no lo dejes sin combustible, porque es el que decide si hoy serás brillante, o un desastre total.