#DíaMundialdelosFuturos
Tarija 2050: visiones del futuro al que nos encaminamos (cuarta)
Charlas necesarias para que el futuro no nos agarre bailando. Vamos con la cuarta entrega, con una propuesta interesante y necesaria por demás de la arquitecta Bertha Benítez Reinoso.
Desde 2022, la UNESCO declaró el 2 de diciembre como el Día Mundial de los Futuros, una fecha para destacar la universalidad de la capacidad humana para anticiparse a las cosas, para fomentar los procesos de inteligencia colectiva, y para promover la investigación del pensamiento futuro, que abarca iniciativas como la inteligencia artificial, la reducción del cambio climático, la ciberseguridad y el desarrollo de tecnologías y biologías sintéticas, además de su amplia aplicación en diversos contextos.
Con tamaño pretexto, en Pura Cepa nos dedicamos a conversar con algunos actores que, de una u otra manera, gracias a sus acciones, experiencias y recorrido, nos pueden aclarar la imagen de eso que aún no nos sucede, pero de lo cual somos y seremos enteramente responsables.
Vamos con la cuarta entrega de esta “cueca reiterativa”, y esta vez nos acompaña la arquitecta Bertha Benítez Reinoso, actual presidente del Colegio de Arquitectos de Tarija, quien presentó una propuesta para que Tarija se convierta en “un ejemplo fascinante de cómo la planificación urbana y rural puede transformar la vida de sus ciudadanos” en la quinta versión del seminario internacional Mirada Urbana, celebrado el 6 y 7 de diciembre en nuestra ciudad.
Una mirada urbana a Tarija
Tomando el concepto de renovación urbana sostenible como pilar fundamental de su propuesta de desarrollo, Benítez plantea una serie de acciones para mejorar la calidad de vida y fomentar la resiliencia en un tiempo donde hay que enfrentar grandes desafíos, como el cambio climático o la necesidad de generar seguridad para la población de todas las edades en un entorno urbano en expansión, “en especial para los grupos más vulnerables, como las mujeres, los niños y los ancianos”.
“La ciudad de Tarija se enfrenta a un futuro prometedor si continúa en la senda de una mirada urbana que priorice la sostenibilidad, la inclusión y la colaboración”, dice Benítez. En ese sentido, la arquitecta divide su propuesta en tres partes, enfocándose en la seguridad con énfasis en una perspectiva feminista, en la capacidad de resiliencia de la ciudad ligada al envejecimiento de su población, y a la revitalización del centro histórico para enriquecer la identidad local y fomentar el turismo.
Ciudad segura
Iluminación adecuada. Mejorar la iluminación pública en calles, parques y espacios públicos no solo disuade el crimen, también permite que las mujeres, los niños y ancianos se sientan más seguros al transitar por la ciudad, especialmente de noche.
Diseño de espacios públicos. Se debe incluir la perspectiva de género y generacional en el diseño de espacios públicos, creando áreas visibles y accesibles, evitando rincones oscuros o aislados. Estos espacios pueden fomentar la interacción social y la vigilancia natural, lo que contribuye a la seguridad.
Transporte público seguro. La seguridad en el transporte implica la implementación de asientos exclusivos y accesibles para mujeres, control de identificación de los conductores, con horarios de operación que consideren las necesidades de las trabajadoras, y con personal capacitado en temas de género y atención a situaciones de acoso.
Programas de educación y concienciación. Para cambiar actitudes y comportamientos, se deben implementar programas de concienciación sobre la violencia de género y la importancia de la inclusión urbana, con el objetivo de crear una cultura de respeto y seguridad en la comunidad.
Participación ciudadana. La participación activa de las mujeres en la planificación urbana es esencial para que sus necesidades sean escuchadas y tengan un papel activo en la construcción del entorno urbano.
Sistemas de vigilancia comunitaria. Una herramienta efectiva para crear seguridad son las redes de vigilancia comunitaria, en las que las nuevas tecnologías tienen un papel importante.
Ciudad resiliente
Adaptación de infraestructuras. A medida que la población envejece, la infraestructura urbana debe adaptarse y volverse accesible y segura. Esto incluye rampas, transporte público accesible y espacios públicos que fomenten la movilidad y la interacción social.
Servicios de salud y bienestar. En una ciudad resiliente es posible atender las necesidades de una población envejecida con servicios de atención médica y programas de bienestar para un envejecimiento activo y saludable en los diferentes barrios, ya sea con postas móviles o médicos geriátricos que atiendan en los diferentes centros de salud.
Redes de apoyo comunitario. La resiliencia urbana también se basa en la fortaleza de las comunidades con redes de apoyo vecinal que den a las personas mayores un sentimiento de conexión y seguridad.
Ciudad patrimonial
Fomento de la cultura y el arte. Eventos culturales, exposiciones de arte, ferias y festivales atraen a la comunidad y a los turistas. La cultura local debe ser el eje central de la vida en la ciudad, no solo en el mes de abril, sino todo el año, en sinergia con asociaciones de artistas, profesionales y organizaciones privadas comprometidas.
Comercio local. A través de programas de apoyo a emprendedores y ferias locales, se puede crear un ambiente vibrante de negocios locales como tiendas, cafés y restaurantes. Sin embargo, los pequeños emprendedores siguen encontrando trabas y requisitos costosos y burocráticos.
Actividades y programas comunitarios. Crear espacios para talleres, clases y reuniones, fomenta la participación de los residentes y fortalece el sentido de pertenencia a la comunidad.
Turismo sostenible. Promoverlo con recorridos guiados, rutas históricas y experiencias auténticas que resalten la historia y la cultura del lugar.
Mejora de la infraestructura. Las calles, plazas y edificios deben estar bien mantenidos, incluyendo la instalación de mobiliario urbano, iluminación adecuada y señalización clara. Para ello, debe ejecutarse la Ley de Conservación, Preservación y Protección del Centro Histórico, Cultural, Arquitectónico y urbano de la ciudad de Tarija, de reciente aprobación, y otras como la Ley de Anuncios publicitarios y letreros para la ciudad de Tarija, que no tiene control ni es respetada a pesar de contar con un reglamento.
Colaboración con la comunidad. Involucrar a los residentes de cada barrio, escuchar sus ideas y preocupaciones, puede ayudar a crear un sentido de comunidad y pertenencia, y los funcionarios y gestores se enteran de los problemas específicos de los habitantes.
Espacios verdes y áreas de descanso. Incorporar estos espacios hace que el centro histórico sea más atractivo y cómodo para los ciudadanos y los visitantes.
Promoción digital. Utilizar redes sociales y plataformas digitales para promocionar eventos, negocios y actividades en el centro histórico puede atraer a más personas.
Seguridad y limpieza. Áreas seguras y limpias son fundamentales para que residentes y visitantes se sientan cómodos y bienvenidos. Por ello, educar y controlar la situación de los desechos sólidos es importante.
Patrimonio y educación. Ofrecer programas educativos sobre la historia y el patrimonio de Tarija a colegios y grupos organizados de comercio formal e informal, puede enriquecer la experiencia de los visitantes y fomentar un mayor aprecio por el centro histórico.