#DíaMundialdelosFuturos
Tarija 2050: visiones del futuro al que nos encaminamos (tercera)
Charlas necesarias para que el futuro no nos agarre bailando. Vamos por la tercera con la breve y contundente visión del antropólogo y chunchólogo, Daniel Vacaflores, quien se enfrenta y nos enfrenta a la pura incertidumbre.
Desde 2022, la UNESCO declaró el 2 de diciembre como el Día Mundial de los Futuros, una fecha para destacar la universalidad de la capacidad humana para anticiparse a las cosas, para fomentar los procesos de inteligencia colectiva, y para promover la investigación del pensamiento futuro, que abarca iniciativas como la inteligencia artificial, la reducción del cambio climático, la ciberseguridad y el desarrollo de tecnologías y biologías sintéticas, además de su amplia aplicación en diversos contextos.
Con tamaño pretexto, en Pura Cepa nos dedicamos a conversar con algunos actores que, de una u otra manera, gracias a sus acciones, experiencias y recorrido, nos pueden aclarar la imagen de eso que aún no nos sucede, pero de lo cual somos y seremos enteramente responsables.
Tercera y contando en esta “cueca reiterativa”, y ahora vamos con la mirada del doctor en Antropología, Daniel Vacaflores, gran estudioso de las fiestas tradicionales de Tarija. Vacaflores se fija, sobre todo, en la imposibilidad de conocer el futuro, en que ciertamente los problemas de mañana pueden no ser los problemas de hoy, y en que gran parte de esa incertidumbre se vive y se vivirá siempre desde la lucha constante por definir una identidad.
Pura Cepa (PC). Si bien no estudias directamente el pasado, tu trabajo se alimenta mucho de lo que fue, de la tradición. ¿Cómo te viene pensar e investigar el futuro?
Daniel Vacaflores (DV). Predecir el futuro siempre es un ejercicio ingrato e incierto. Y, aun así, siempre nos encontramos en ello, en construir una narrativa del futuro deseado y temido, porque así funcionamos, por medio historias compartidas que nos proyectan en el tiempo más allá de nosotros mismos.
PC. ¿Cuál es tu imagen de la Tarija del año 2050?
DV. Tarija ha cambiado y va a seguir cambiando. El cambio y la permanencia son fuerzas que van a seguir moldeando a la Tarija del 2050. Y aunque ya no sea la misma, Tarija va a seguir siendo propia. Tarija no corre riesgo de convertirse en una ciudad anónima y genérica en la inmensidad de los Andes. La fuerza de la tradición y de la cotidianidad, combinadas, van a mantener a Tarija como un lugar de características propias. Vamos a ser nuevos, pero vamos a ser chapacos.
PC. ¿Cuáles serán los problemas que enfrentaremos en ese horizonte?
DV. En 2050, la gente que vive ahora vamos a estar viejos o directamente ya no vamos a existir. Los conflictos y dilemas que tenemos ahora van a ser muy probablemente olvidados y ni siquiera van a ser relevantes. Pero, como ha pasado siempre, aquellos conflictos que no resolvamos se van a transformar en nuevos problemas, con nuevas aristas y nuevas urgencias. ¿Quién sabe los desafíos a los que se van a enfrentar los hijos de nuestros hijos y a qué futuro se van a enfrentar sus propios hijos?
PC. Desde esa perspectiva, ¿cuál es el legado que dejamos desde el presente?
DV. Materialmente, la Tarija de ahora no tiene mucho para ofrecer a la Tarija del futuro. La gestión mediocre del ahora va a afectar el futuro deseado de nuestros hijos. Pero Tarija va a seguir siendo rica en recursos y en deseos, y eso no se lo va a quitar ningún político mediocre ni ninguna mala administración. Tarija va a seguir siendo un buen lugar para vivir. Vamos a seguir luchando por definir nuestra identidad. Y más allá de nuestros sueños y deseos, nuestra capacidad de construir y construirnos material e intelectualmente va a definir nuestro futuro. Aquello que tememos y nos atrevamos a enfrentar es en lo que nos vamos a convertir.