#TEUFEST
¿Por qué se paga por ver una obra de teatro?
Puesta en escena, iluminación, escenografía, interpretación, dramaturgia, dirección, son algunos de los oficios que intervienen en la creación de una obra de teatro.
En Tarija, las políticas culturales de los últimos 20 años han provocado tal desprecio por el trabajo artístico que el público ha olvidado que se trata precisamente de un trabajo y, por tanto, debe ser remunerado. En el caso del teatro, se ha intentado apoyar el desarrollo de este arte pagando a los artistas por presentar sus obras gratuitamente a un público que todavía conoce poco de sus rudimentos.
Más aún, los artistas locales deben sobrevivir en un entorno donde hay pocas o nulas oportunidades de formación, de experimentación y de promoción, enfrentando también la competencia de otros artistas que muchas veces sólo por ser extranjeros logran un mayor favor de las instituciones. De más está decir que el teatro siempre ha sido un arte al que se le ha tenido miedo por ser capaz de señalar todas las cosas que las estructuras de la moral y el poder quieren esconder.
Teniendo esas cosas en mente, Pura Cepa conversó con los directores de las obras de teatro presentadas en el Primer Festival Nacional de Teatro Universitario (TEUFEST), quienes respondieron dos preguntas fundamentales.
¿Qué es una puesta en escena?
Para Estefanía Moya, codirectora de “Mal Presagio”, la puesta en escena simplemente es “el resultado que va a ver el público”. Sadid Arancibia, su colega codirector, elabora y añade que se trata de todo el trabajo que se hace para montar una obra, desde el texto por decir, sea nuevo o adaptado, las luces, el trabajo técnico y actoral.
Para Rubén Alviri, director de “Hotel Sin Co-Estrellas”, el texto teatral y su contenido es un elemento imprescindible: “La puesta en escena es todo el proceso creativo que va desarrollándose a partir del texto como propuesta y de la disponibilidad que pone cada actor al momento de asumir los roles que les corresponden, tratando que todo esté en armonía y sea agradable para el público”.
Mauricio Pacheco, autor y director de “Planta Baja”, dice además que la puesta en escena parte de dos principios: “La luz, cómo va a ser la luz, y cómo transformamos el espacio físico en un espacio escénico donde van a habitar los personajes y donde se va a desarrollar la historia”.
¿Se tiene que pagar por ver una obra de teatro?
Como vemos, una obra de teatro se compone del trabajo coordinado de una variedad de oficios tales como la iluminación, la escenografía, la dramaturgia, la dirección y la actuación, por nombrar algunos.
Con tres semanas de trabajo, el grupo de “Mal Presagio” logró dos premios importantes en un circuito muy específico del teatro universitario. Arancibia comenta: “Si imaginamos hacer una obra de teatro profesional, con medio año de trabajo, cuántos días a la semana, para que al final la gente no quiera pagar ni 20 bolivianos por una entrada, creo que es desmeritar el trabajo de gente que vive de este oficio. Hay todo un estudio por detrás, esto no es sólo por amor al arte, se hace porque uno come y necesita alimentar a la familia. Para el público tarijeño y para las autoridades que nunca quieren pagar, hay que entender que esto es un oficio”.
¿Para qué sirve la subvención de las artes?
El TEUFEST tuvo el apoyo de la Casa de la Cultura de Tarija y de la Alcaldía, gracias al cual se gestionó el uso del Auditorio, se logró un precio preferencial en el Albergue Municipal para que los visitantes de Santa Cruz tuvieran alojamiento, y se tuvo certificación para todos los participantes. Sin embargo, la contraparte de estos apoyos, y de las políticas y estatutos que los sostienen, es que los artistas no puedan cobrar entradas a las obras, lo cual ha dejado a los organizadores el único recurso de pedir un aporte voluntario.
Al respecto, Pacheco nota que “la subvención es algo que hace daño a la creación de un mercado cultural. Sólo sirve para que la gente que no tiene acceso a las artes las conozca. Eso es crear público, para eso son las subvenciones. Pero si queremos apoyar y crear públicos, pueden empezar pagando diez pesos por entrada. Es algo pequeño, simbólico, pero accesible. Todos deberíamos estar obligados a pagar un precio accesible cuando no conocemos algo. Y cuando conocemos, el consumo aumenta, así como el precio, y vamos dignificando también el trabajo del actor”.
En su trayectoria como actor y director, Alviri ha notado que “el público es ajeno a los procesos de trabajo”. También en su faceta pedagógica se ha encontrado con que los estudiantes “entran a un taller pensando que hacer teatro es fácil, pero cuando ven que hay que trabajar la voz, que hay que trabajar en la parte física, que hay otro proceso de trabajo, ahí se dan cuenta que hacer teatro es diferente, y comprenden que, si hay un profesor que está dando indicaciones, es porque ha hecho una inversión para saber hacer todo eso. Y eso es un inicio de cosas positivas. Hay que seguir insistiendo hasta crear conciencia de que el teatro es también parte de la cultura del ser humano”.