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Exposición rescata obras de la familia Guzmán
El Colectivo A Desalambrar Culturas llena los muros de la Galería de la Casa de la Cultura del 7 al 12 de octubre con obras de autores olvidados.
Reproducciones por encargo, cuadros religiosos, temas campestres y otras cosas se pueden apreciar en la exposición artística del Colectivo A Desalambrar Culturas. Hay algunos autores reconocibles en firma, como el pintor de apellido Velarde, cuyas acuarelas se defienden entre el resto, o el retrato de una chapaquita firmado por Phacsy, o el cuadro de un gallo intervenido con un rosario que chorrea pintura sobre el paspartú firmado por VIR! Pero casi todo el resto pertenece a varios autores anónimos. ¿Quizá a uno solo?
El pintor y miembro de A Desalambrar Cultura, Iván Castrillo, comentó a Pura Cepa que la mayoría de estas obras, que forman parte del acervo del colectivo, fueron hechas por encargo. “La gente hace pedidos, pero no los recogen. Las obras quedan, pero muchas veces no son firmadas. Luego, otras personas las compran”, y así se pierde el trazo histórico de una pintura.
Sin embargo, varios de los cuadros expuestos tienen un origen reconocible. Todavía en 2024, hasta hace unos meses, en la calle Gral. Trigo, casi frente a la Galería de la Casa de la Cultura, Fernando Guzmán y su familia tenían una pequeña tienda-taller, un espacio que luego fue alquilado por el pintor, Víctor Huarachi, y ahora por artistas del Taller Atenea.
Los Guzmán están en Santa Cruz, porque allá les va mucho mejor. Pero en ese pequeño taller todos trabajaban: papá, mamá, y los hijos. Todos artistas. A veces, uno comenzaba la obra, y era otro quien la terminaba. Todos firmaban “Guzmán”, al derecho o al revés, en uno u otro estilo.
Por eso, las obras de “Guzmán” tienen personalidad múltiple, y hasta un humor ácido, como el que se aprecia en la obra “Loros”, donde vemos a tres loritos emborrachándose y fumando bajo las uvas, en una cruda estampa que refleja nuestra naturaleza ambivalente, flemática e incendiaria.