Transparencia y luz: la acuarela de Gabriela Pimentel Rodríguez
La joven acuarelista cochabambina presenta su obra en Tarija con la exposición titulada “Cauces de Luz”.
Estudió en la mítica Escuela de Arte “Raúl G. Prada”, en Cochabamba, donde se apasionó por la acuarela. Luego hizo varios cursos de especialización en países como Perú, Ecuador y México, entre otros, conociendo a distintos maestros acuarelistas del mundo para acercarse, cada vez más, a su propio trazo y relación con “la técnica más difícil” de la pintura.
Bueno, es posible que otros factores hayan conducido a Gabriela Pimentel Rodríguez a escoger el noble arte de la acuarela. Por ejemplo, intentó amaestrar el óleo, pero cada vez que pintaba le daban ganas de vomitar. “Hay pinturas que son tóxicas. Algunos productos vienen con un símbolo de una calavera, y eso significa que tienen plomo o cobre, y nuestra piel absorbe todo eso”, comentó la artista a Pura Cepa el día de la inauguración de su exposición en Tarija, titulada “Cauces de Luz”, ubicada en la galería de un conocido restaurante sobre la calle Lamadrid, frente a la Plaza Luis de Fuentes.
Esa anécdota ilustra su profunda capacidad para discernir y actuar en consecuencia, con ética. Y aunque las obras que nos trajo nos muestren una gran maestría y sensibilidad, ella sigue aprendiendo, intentando capturar en cada pincelada los rasgos de luces aún mayores, algunas de las cuales se pueden notar en esta entrevista.
Pura Cepa (PC). Habiendo conocido la técnica de la acuarela de otros países y artistas, ¿cómo defines la personalidad de la acuarela boliviana?
Gabriela Pimentel (GP). Los maestros bolivianos, como Ricardo Pérez Alcalá, tienen un gran dominio de los grises y un realismo unido a su imaginación. Pero considero que en la acuarela boliviana cada persona busca su estilo propio. Si pintaras igual que Ricardo Pérez Alcalá, estarías bajo su sombra, y no podrías surgir como artista. Pienso que cada uno busca su personalidad y su toque. En eso voy, y mi temática es más que todo la naturaleza y la vida. Justo estoy presentando una obra que titula “El grito de la naturaleza”, para hablar de lo que está sucediendo con los incendios y la depredación. Existe un pasaje bíblico que me gusta mucho, Romanos 8:19-22, que dice que la naturaleza clama, gime y espera la manifestación de los hijos de Dios. Se trata de eso, de no dejar que todo esto que tenemos se destruya, y alzar la voz por los que no la tienen, en este caso, los animales y la naturaleza, y que se pueda apreciar todavía lo que es natural.
PC. En tu exposición “Cauces de Luz” también presentas muchos “retratos” de flores.
GP. Sí. Hay uno en especial que tiene una relación muy personal, el de “Nuevos comienzos”. Inicié con mi propio retrato, pero terminé borrándolo, o más bien haciendo unas flores encima. Si te quedas viéndolo, vas a notar el retrato, esa construcción. Es un mensaje hacia mí misma por las cosas que he vivido en ese tiempo, que han sido dolorosas para mí. Es como que dejo atrás y veo lo nuevo. Y le puse “Cauces de Luz” por el movimiento continuo de las aguas, que es el otro simbolismo en la exposición. En mi filosofía de vida, espero que cada uno de mis cuadros pueda traer esa luz a cada hogar y a las personas que tengan mis obras.
PC. ¿Qué opinas del arte conceptual, experimental, y otros estilos?
GP. Yo creo que cada arte está ahí por un propósito. Cada persona tiene su búsqueda intensa, y cada una de las artes son necesarias. Cada quien tiene su distinta apreciación, igual que en la música. Todo es necesario para ver la diversidad. En mi caso, la búsqueda me lleva hacia el agua, la luz y la transparencia.
PC. ¿Transparencia en el sentido del cristal, de lo Crístico?
GP. Sí. Cuando tú pones una capa de pintura, no es como el acrílico o cualquier otra técnica, sino que se deja ver lo que está detrás. Y cuando uno pierde la luz, tienes que repetir el cuadro. No puedes volver al blanco del papel, y se dice que, si perdiste la luz, ya perdiste todo. Entonces, tienes que ir meditando en eso, buscando esa transparencia, y guardando las luces.
PC. ¿Qué es la Gabrielle Foundation?
GP. Es un deseo que tengo. Hace algunos años hice una página para difundir algunas actividades de ayuda social. Hice un proyecto relacionado con personas no videntes. Era todo autofinanciado, todo por un deseo en el corazón de ayudar a las personas con el arte. Para mí, ayudar a personas no videntes fue como volver a nacer. Yo decía, “¿cómo puedo ayudar si mi área es lo visual?”. Tuve que volverme ciega para poder ayudarles, crear pinturas que no les dañen, trabajamos con cosas comestibles, hice cartillas Braille. Y bueno, me pude aliar con varios amigos para hacer esa actividad que fue muy gratificante. Y de eso es que algún día me gustaría tener una fundación, pero sé que se necesita tener grandes recursos y muchas cosas. Por el momento, ya di mi primer paso. También di clases a niños en lugares alejados de Cochabamba, como el botadero de K’ara K’ara. Siempre llevando el arte a donde se necesita. Para eso, por ejemplo, dejé de trabajar seis meses para ocuparme de lleno, y aunque pedía ayuda a la gobernación o las instituciones, que pensé que me iba a ayudar, lo hice desde la autogestión, con ayuda de mis amigos más cercanos.
PC. Estudiaste Ingeniería Comercial. ¿Cómo se complementa eso con el arte?
GP. Se complementa mucho. El artista en Bolivia debe conocer muchas áreas, no solamente dedicarse a pintar y ya. He tenido exposiciones en otros países, y es increíble cómo hay áreas que aquí deben ser llenadas. Por ejemplo, la curaduría, las relaciones públicas, el diseño gráfico, y la parte comercial. En otros países sí te puedes dedicar a pintar y ya, pero acá yo estoy tratando de especializarme en otras áreas. En este último tiempo, he estado trabajando para crear pinceles digitales, y otras cosas que son como brazos de lo que hago. En la parte administrativa, llevo un registro de mis obras, una catalogación. Trato de cumplir todas las normas de conservación, y todo lo que uno debe lograr en un museo. Es necesario.
PC. ¿Cómo te llevas con la inteligencia artificial?
GP. He empezado a usarla para la escritura. No tengo mucha experiencia. Lo que sé es que, en el arte, más que el fin, se trata del proceso. El arte no va a morir porque uno no debe perderse la experiencia de pintar, ya que activa regiones cerebrales que no servirían si usamos esos recursos para lograr algo. Y algo que es interesante es que la inteligencia artificial nunca jamás va a poder sacar el cuadro que le has dicho que haga, porque tu mente es única.
PC. ¿Qué le dirías a las personas que quieren dedicarse al arte, pero se topan con dichos como “los artistas se mueren de hambre”?
GP. No les diría nada a ellos, sino a las personas que dicen eso. Cada profesión es válida, y cada propósito es único. Pienso que ya lo dicen por decirlo, pero no entienden los propósitos por los que cada persona ha nacido. Deberían parar eso. En otros países, no se preguntan esas cosas, más bien tratan de incentivar y ver los propósitos que tiene cada uno en el área que esté, porque son válidos y son de ayuda a la sociedad. Me parece que las personas dicen eso por ignorancia. Es la expresión de nuestra ignorancia como sociedad, porque no saben el poder que tiene el arte. La música, la pintura, la danza, tienen un poder tan grande. Uno puede escuchar una música y empezar a llorar sin saber por qué. Y pasa lo mismo con la pintura. Hay personas que han visto mis cuadros y han llorado. Y es porque te identificas con algo, porque las obras tocan algo de tu ser. El arte es algo único, y quienes dicen esas cosas, no saben el poder que tiene por detrás.