“Hasta que el cuero aguante”: 25 años de Calzart Bolivia
Entrevista con el empresario paceño, Rolando Saire, gerente propietario de Calzart Bolivia, en el contexto de la inauguración de la sucursal Tarija.



Rolando Saire tenía alrededor de 25 años cuando, junto a sus hermanas y bajo la dirección de su padre, Silverio Saire, comenzó la pequeña unidad productiva familiar que se convertiría en Calzart Bolivia. “Mi papá es el que tenía el conocimiento de la fabricación de calzado”, comentó Rolando en entrevista con Pura Cepa en la nueva sucursal que la empresa abrió en Tarija.
Iniciaron en “un pequeño espacio de 4x4” donde tenían taller y tienda hacia la calle. Ofrecían zapatos para dama, a medida, con entregas en 3 a 4 días. “Comenzamos así, y ahora es una mediana empresa con presencia nacional”. Con los años, Silverio cambió de trabajo y ahora supervisa la calidad de los productos.
La fiel clientela impulsó a la familia Saire a hacer algo más que zapatos de mujer, y “eso nos ha permitido permanecer en el mercado y ser más visibles”. El impulso les hizo adquirir una cultura empresarial y una ética de servicio al cliente que les distingue. “La gente prefiere un lugar donde emiten factura, donde tienes garantía si hay algún defecto. Tratamos de evitar problemas, y, si los hay, los solucionamos sin discusión”.

Pura Cepa (PC). ¿Cuál es la importancia de cuidar la marca?
Rolando Saire (RS). Te permite tener una posición a nivel nacional, que la gente confíe y tenga seguridad que es una marca con calidad. Sin embargo, cuando la gente escucha “Calzart”, dice, “ah, deben ser zapatos”.
Calzart es la marca madre, por eso hemos creado la línea Cueros y Moda, dedicada a todo lo que es marroquinería, porque no es lógico poner Calzart a una mochila. Y, aun así, ha habido momentos en que la gente decía, “no, yo quiero, póngamelo aquí Calzart”, y teníamos que poner.
PC. ¿Cómo resuelven el diseño de productos?
RS. Bueno, en Santa Cruz hay una universidad que está trabajando eso, pero todavía falta mucho. En Bolivia no tenemos una escuela, un centro de estudios de modelaje en cuero, de las tendencias. Ni siquiera tenemos centros tecnológicos, que hacen mucha falta. El gobierno ha instalado hace unos 10 años atrás un centro de tecnología que no funciona, no tiene toda la maquinaria necesaria ni gente capacitada para manejarlo y dar servicios a los empresarios.
Luego, en Cochabamba tenemos dos modelistas que trabajan bajo nuestra supervisión. Ya no se preocupan de comprar cueros. Su trabajo es hacer un buen acabado que tenga la calidad necesaria que nosotros podemos ofrecer.
PC. ¿Hay suficiente materia prima en Bolivia?
RS. En un 80%, usamos cuero boliviano. Luego, pegamentos, hilos y otros insumos vienen de Brasil o Perú. Algunos de China. Hemos logrado estandarizar colores, tipos de cueros y grosores. Para las plantas, una parte es boliviana, otra peruana y otra de Brasil. Los peruanos han mejorado mucho la calidad de la ropa. Por ejemplo, estas plantas son peruanas. Mira la calidad. Antes comprábamos de Brasil, pero lo han superado, y nos colocan el logotipo sin ningún problema. En Brasil no querían hacerlo. En Perú hay centros tecnológicos. Ahí se capacitan en tener calidad, y el gobierno les da créditos al 2%. Imagínate. Aquí, si no hacemos por nuestra cuenta, no pasa nada.
PC. ¿Qué aprendizajes rescata de estos 25 años de experiencia?
RS. Junto conmigo emprendieron muchas personas. Permanecen en el mercado unos años y desaparecen. Sostener una empresa realmente es un trabajo largo, de mucho sacrificio. Hubo un momento en que tuvimos que decidir si cerrar o continuar, por los incrementos de las cargas sociales. Se han cerrado mercados que teníamos para exportación a Estados Unidos y otros países. Ahí comenzamos a cerrar los talleres que teníamos, y la gente se fue a sus casas con una pequeña unidad productiva familiar, cada uno especializado en lo que trabajaban mejor, zapatos de dama, de varón, mochilas.
Hoy en día, trabajamos como una cadena en La Paz y Cochabamba, y estamos mirando a Santa Cruz. Las familias con las que trabajamos son independientes, tienen sus talleres, pero trabajan con los estándares de Calzart. Ha mejorado la calidad, la rapidez del trabajo. Y la empresa familiar se ha volcado a manejar la parte de modelaje, los insumos, la materia prima, y mantener el estándar de producción. Eso nos ha permitido crecer muchísimo, porque ya no hay los talleres que se tenían antes.
En Bolivia somos muy emprendedores, es verdad. Pero hay que llevar las cosas mucho más allá. No podemos ser emprendedores por dos o tres años, hay que pasar los 25, como nosotros. Ahora nuestra meta es llegar a los 50 años. Tal vez yo no voy a llegar a los 50 años de Calzart, pero estamos preparando a los jóvenes de La Paz, Cochabamba, Sucre, Tarija, Potosí, Oruro, para que conozcan todos los departamentos donde estamos, para que sueñen y tengan una visión de Bolivia como una sola. Podemos estar en cualquier parte del país. Es uno de los objetivos principales, y en Tarija vamos a trabajar en ese sentido, en preparar jóvenes profesionales del sector comercial, administrativo, contable y comunicacional para que salgan. Es un desafío para los 50 años de Calzart.
PC. ¿Por qué abrir una sucursal en Tarija?
RS. Tarija es uno de los anhelos que teníamos hace muchos años. Mira, más de 25 años y no estar presente en Tarija era una espinita. Hace dos meses que estamos acá, nos ha costado estabilizar al personal para que se hagan cargo de la atención y el marketing. Nos estamos dando un año para que Calzart esté bien posicionada en Tarija. Vamos a trabajar para que sepan que hay una marca boliviana que trabaja en el sector de cuero.
Y también hay cosas impredecibles para nosotros. Hemos visto que la gente de Argentina viene y se lleva mochilas, maletines. Nos han pedido una representación allá, y es una posibilidad ver cómo instalar una tienda en Bermejo, por ejemplo, para estar en la frontera. Uno de los temas es la distancia, pero hay que hacer las pruebas, el estudio, y ver cómo resulta. Argentina es el próximo mercado.