Negra Criolla de Jardín Oculto, el mejor tinto de Bolivia según la Guía Descorchados 2024
La destacada guía de vinos se viene fijando cada vez más en la producción boliviana, y este año le dio el mayor puntaje a un tinto patrimonial salido de un terruño de ensueño.
A fines del siglo pasado, el periodista y crítico chileno, Patricio Tapia, comenzó Descorchados, una guía de vinos ordenados por variedad, estilo, terruño, y una opinión muy personal, pues “la objetividad en el mundo del vino no existe”. En poco tiempo, Descorchados se volvió una referencia importante para el mundo vitivinícola sudamericano, con ediciones anuales que abarcan a países como Argentina, Uruguay, Brasil, Perú y Bolivia.
“Con esto confirmamos que si se puede hacer un vino de excelente calidad con variedades criollas”
Este año, el tinto Negra Criolla de Jardín Oculto, cosecha 2021 Los Membrillos, logró 94 puntos en la guía, superando al trivarietal 2020 Don Milton de Aranjuez, y al tannat Principia 2021 de Granier Ortíz. Para María José Granier, cofundadora de la bodega Jardín Oculto, el hito “es muy importante, porque nuestra visión es revalorizar las viñas viejas de variedades criollas que crecen enredadas en árboles”.
Desde 2019, la pequeña bodega tarijeña, que produce 5.000 litros de vino al año, trabaja con las variedades patrimoniales del Valle de los Cintis, a las que ha dado estatus mundial gracias a un trabajo de rescate completo que mezcla la producción vitícola artesanal con técnicas modernas de vinificación, confirmando, como dice Granier, “que si se puede hacer un vino de excelente calidad con variedades criollas”.
María José es heredera de una familia entregada por entero a las vides, y aunque alguna vez quiso negarse a seguir con el oficio, en “Los Arbolitos” encontró la raíz que necesitaba para abrazar y hacer suya la vasta experiencia. Ella y su hermana, Mercedes, han sabido atesorar los rasgos de un terruño/jardín donde, además de viñas, molles y chañares, conviven higueras, manzanos, olivos, granadas, ovejas, gallinas, perros y gatos, “ocultos” de las inclemencias del cielo, sostenidos por un suelo arcilloso que, sin embargo, de vez en cuando es sepultado por riadas.
Producir buenos vinos en estas condiciones es un desafío que Jardín Oculto ha superado con un trabajo “lo menos agresivo posible para poder mostrar toda la belleza del viñedo a través de una botella”. Esta labor se constituye en un acto de resistencia dentro de la modernidad tecnificada. “Es un tipo de viticultura que no existe en otras partes del mundo. Para nosotros es un patrimonio de Bolivia”, comenta Granier a Pura Cepa.
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Son estas peculiaridades las que han alimentado la Negra Criolla de Jardín Oculto, y que le han valido el sitial más alto en informe Bolivia de la guía Descorchados, donde se destaca su “carácter delicioso a frutas rojas, con un fondo terroso que es propio de la variedad”, y su textura “tensa en taninos”, a la vez fluida y de acidez jugosa.
En Tarija, una botella de Negra Criolla vale 100 bolivianos, y se puede encontrar en la vinoteca Montecito (Virginio Lema, entre Sucre y Daniel Campos), en Los Altos del Marqués (Lamadrid, entre Sucre y Gral. Trigo) y en el minisúper Belgrano (Av. Belgrano, entre Eulogio Ruiz y Federico Ávila). Es un vino al que le viene muy bien la comida criolla, un picante de gallina, un chancho a la olla. Como dice María José, “para mí, el saice le va espectacular”.
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