Evy Farfán “El Búfalo”, un cantautor de pura cepa
Ingeniero Agrónomo de profesión, ha cultivado el arte musical durante tres décadas, y muchos de los grandes nombres de la escena folclórica saben interpretar sus canciones.
Desde que salió de la universidad, toda su vida ejerció como Ing. Agrónomo. Pero ahora, ha vuelto a acercarse a la música y no piensa dejarla. “Me gusta mucho componer. Me buscan, voy a cantar”, dice con la resolución de un artista.
Muchos han escuchado sus canciones sin saber quién es. Y muchos artistas, como Pedro Flores, Rolando Corrales, Los Hermanos Salazar o Las Voces de la Frontera, interpretan las composiciones que lo hicieron famoso cuando cantaba en el dúo Madera y Canto.
En esta entrevista exclusiva con Evy Farfán “El Búfalo”, Pura Cepa se adentra en la historia de este cantautor tarijeño, en sus inspiraciones y maneras de componer. Sin duda, una lección de vocación apasionada por el arte musical.
Pura Cepa (PC). ¿Desde cuándo canta?
Evy Farfán “El Búfalo” (EF). Desde chico uno comienza a tener esa inclinación. Yo me acuerdo de chico, cuando estaba en el colegio, siempre me sacaban a la hora cívica, ya teníamos un conjuntito chalchalero, salíamos a cantar. Y luego en la universidad tenía el dúo Madera y Canto.
PC. ¿Con quién hacía el dúo Madera y Canto?
EF. Con Oswaldo Silisque. Era compañero de la universidad, y así en un encuentro de esos, por charlar, estábamos tocando guitarra y hemos empezado a cantar. Han ido escuchando, “ché, está bonito lo que cantan”. No hemos grabado, todo en vivo, totalmente. Él empezó con su familia, y yo igual con mi trabajo y familia, ya no hemos podido seguir.
Es una característica mía. Hay otros que sólo escriben, otros colocan música, otros reproducen un montón. Yo lo hago completo.
PC. Con familia es diferente, ¿no?
EF. Uy, cambian un montón de cosas. Los amigos, las salidas, ya no hay. Primero da pena, se extraña uno amiguero, guitarrero. Y después uno se acostumbra a esa vida, es un recuerdo. Sabíamos salir a hacer música, bailar, comer asado. Son etapas de la vida, uno se va amoldando, automáticamente. Es así la vida.
PC. ¿Cuándo comenzó a componer?
EF. En la universidad. Las canciones que cantábamos cuando participábamos en San Roque, en el Lauro en Cochabamba, eventos así, eran de mi autoría, en letra y música. Es una característica mía. Hay otros que sólo escriben, otros colocan música, otros reproducen un montón. Yo lo hago completo.
PC. ¿Qué inspiraciones tiene?
EF. Para la gente que somos bien querendones de lo nuestro, me he guiado mal. Mis inspiraciones han sido autores y cantores argentinos. En mi casa, eso han escuchado mi papá, mis hermanos mayores. Siempre una chacarera, una zamba, pero argentina. Los Chalchaleros, Los Manceros, Los Santiagueños, Los Fronterizos, cosas así. De aquí, lo que he admirado siempre es la calidad de letras de Nilo Soruco, y la música de Eduardo Farfán. Son un referente para mí, y me gustaría con el tiempo llegar a tener esa importancia y reconocimiento que tienen ellos a nivel local y nacional.
PC. ¿Cómo nació el disco “Vivencias”?
EF. Con Madera y Canto ya no ha podido continuar la cosa. Justo esa época, mi compañero se viene a enamorar, y el enamorado deja todo. Me fallaba a los ensayos, yo me molestaba, no puede ser estar así. He entendido que no se iba a poder continuar, y me salió un trabajo en Entre Ríos, supervisando proyectos productivos. Tenía que estar más metido. Entonces ya no estábamos haciendo música como dúo. Y yo digo, “no puede ser, me gusta hacer música, compongo. Entonces voy a seguir”. En 2005, he dicho, “le voy a meter solo y voy a grabar mis letras, mis canciones”. De ahí he grabado las doce canciones de “Vivencias”. Seguí componiendo, y de ahí ya el año pasado digo, “veo que nadie saca cancioneros, voy a recopilar mis canciones para aportar a la cultura tarijeña algo que yo sé hacer, que llegue a manos de gente que quiere incursionar en esto y cantar”. Tiene 35 canciones, están todas las de “Vivencias” y otras más. Este tipo de material no se les ocurre a los autores hacer. Ahora viendo, algunos van a querer hacer, tal vez, no sé.
PC. ¿Cómo hace para componer una canción?
EF. Siempre viene primero la letra, y la fuente de inspiración más grande es la mujer, así sea como amor o desamor. También la tierra, el pago, su encanto, poner en alto las cosas bonitas y escribirlas en versos. Obviamente, la familia. A mi padre y a mi madre, les hice una cuequita. A mis hermanos, una cacharpaya. Esas canciones se acomodan a muchas realidades. Mucha gente se identifica con mis canciones, porque es un sentimiento que uno lo ha vivido, y los humanos somos parecidos en la forma en que nos alegramos y sufrimos, y cómo pasan las cosas. A todos nos pasa igualito, solamente a unos más antes y a otros después. Para componer, yo primero veo qué me está pasando. Por ejemplo, me gustaba una chica, me imaginaba andando por la avenida con ella. Primero la imaginación, y escribo de corrido. Después voy dando forma a lo que quiero sacar, hago versos, busco la rima. Escribo y no me rima esa palabra final, tengo que buscar una que rime, y eso se va acomodando, pero sin perder el sentido de lo que quiero decir en la canción. La guitarra me ayuda cantidad para poner la música. Uno va tarareando y acomodando dónde subir, dónde bajar. Saltan los versos que están muy largos, o los que están muy cortos, para la melodía que uno va armando. Hay que ir afinando para que todo encaje bien.
Tengo varias canciones que son así, de un sueño.
PC. ¿Cómo decide que algo escrito será cueca, cacharpaya, u otra cosa?
EF. En el caso mío, he notado que hacer música es más complicado que hacer letra. Tengo que ir pensando ya qué quiero hacer. Digo, “una cueca”. Voy armando estrofas, agarro la guitarra y pongo melodía. Me pasó varias veces, desde chico, desde la universidad, que me soñaba con melodías. Estaba durmiendo, escuchaba canciones que nunca había escuchado. Ahora es más fácil grabar con el celular. Entonces, despierto medio dormitando. Antes que me olvide, grabo. Tarareo ese ratito nomás, sentado a la orilla de la cama, como se dice, chanca-chanca. Luego en la tarde, tranquilo, escucho bien, y sólo un poquito se acomoda. Tengo varias canciones que son así, de un sueño. Y tengo sumo cuidado, antes de mostrar, de asegurarme que es algo inédito.
PC. ¿Qué dijeron en su familia cuando empezó a cantar y componer?
EF. Mi papá era guitarrero, cantor. No le parecía que agarrara la guitarra. Tenía la idea de que voy a ser amiguero y dedicarme a tomar. Y no fue por demostrarle a nadie, a mi solamente no me ha nacido tomar. No me emborraché nunca hasta salir profesional. He pasado colegio y universidad solo, sin mis padres cerca, los momentos donde más se toma, los changos nocaut por ahí, no me faltaban asados, amigos, docentes, “vamos a cantar, chicos, a tal evento”. Cuando estaba de presidente Jaime Paz Zamora, nosotros en la universidad, nos ha hecho llamar para que vayamos a cantar. El hecho es que siempre hay bebida, tenía todo para hacerme borrachín, pero yo no tomaba. Lo digo como un orgullo, para dar un ejemplo. He sido guitarrero, cantor, comía, bailaba con las chicas, pero nunca he tomado. Después, ya siendo profesional, en la tesis de un primo, esa ha sido la primera borrachera que me he dado, y hasta me he asustado (risas). No sabía.