Sebastián Narvaja y el futuro sostenible de Tarija
Desde la dirección del Departamento de Arquitectura y Diseño Gráfico (DARQ) de la Universidad Católica Boliviana (UCB), Narvaja busca despertar la conciencia de las nuevas generaciones.



A los seis años, Sebastián Narvaja quería ser militar, astronauta, o arquitecto. Esta última opción prevaleció hasta que se fue a estudiar la carrera en la UCB de La Paz. También hizo maestrías en Arquitectura Bioclimática y Sostenible, y una serie de posgrados en los mismos temas, sumando Patrimonio, Educación Superior y Cooperación Internacional, entre otros. Junto a su esposa, fundó el estudio de arquitectura y construcción “Espacio”. Desde hace dos años dirige el DARQ de la UCB Tarija, donde encontró la oportunidad de aportar la perspectiva de la sostenibilidad al ámbito académico.
“Antes no había nada. Hoy, un campesino ya te habla de cambio climático, porque hay señales fuertes. Este invierno, no ha habido frío, pero sí una nevada, cuatro años después de la última. El ciclo en Tarija era una nevada cada cien años. Ahora es cada cuatro años. Lo que hagamos de bueno ahora, tendrá repercusión recién en treinta años, y todo lo que estamos viviendo, como los deshielos, son consecuencia de lo que se hizo en los años noventa. Así de grave es”, explica el arquitecto.
“¿Dónde estaremos de aquí a diez años? ¿Seguirá habiendo academia, o vamos a estar matándonos por agua y comida?”
Consciente de esto, Narvaja utiliza las herramientas que conoce para que la juventud adquiera habilidades de autocrítica, reflexión y consciencia ambiental. “Trabajamos sobre dos pilares fundamentales, el compromiso social y el cuidado del medio ambiente”, dice sobre la Semana Verde, experiencia que propuso a la UCB para que estudiantes y profesores de arquitectura y diseño gráfico de todos los niveles participen de eventos deportivos, académicos y culturales, conociéndose mejor e integrando en sus saberes el paradigma de la sostenibilidad.
“¿Dónde estaremos de aquí a diez años? ¿Seguirá habiendo academia, o vamos a estar matándonos por agua y comida?”, se pregunta, atento a la reacción de las personas que saben y siguen los cambios que ocurren en el mundo. “Los científicos están desesperados, incluso están creando comida desde el aire, pero es caro producirla todavía. Es como si se rompiera una represa, el agua está viniendo, pero seguimos viviendo aquí. ‘Viene el agua’, dicen, pero nadie los escucha”.
Además, Sebastián Narvaja compartió con Pura Cepa una clara imagen de cómo esta situación afecta el futuro de Tarija, y es para tomarla en cuenta.
Pura Cepa (PC). ¿Hacia dónde se está encaminando la planificación territorial en Tarija, desde el punto de vista de la sustentabilidad?
Sebastián Narvaja (SN). El camino es el peor, todavía no estamos trabajando en sustentabilidad como tal. Hay un principio de conciencia, pero estamos lejos de ser sustentables. El transporte que tenemos es precario, no tiene ningún control. Hasta el día de hoy, no podemos solucionar una planta de tratamiento. Todas las heces y residuos no tienen a dónde ir. Desde lo urbano, no hay solución. La arquitectura sustentable todavía no existe en Tarija. En Latinoamérica, el 90% de la arquitectura que se hace es autoconstruida, y de ese 10% que queda, ni el 1% hace arquitectura sustentable. Estamos lejos. Eso no quita los esfuerzos que hay, como el Centro de Educación Ambiental de la Alcaldía, que trabaja muy bien. EMAT también es una empresa que tiene la ciudad limpia. Hay esfuerzos, pero estamos lejos de tener una ciudad consciente y sustentable. A un chico lo bombardean con información en el colegio, pero no sale con una conciencia ambiental. Los estamos aburriendo, y no sabemos llegar a ellos para que entiendan que se trata de su futuro. En Salta, Argentina, hay conciencia del turismo y la enseñan a los niños. Tratar bien al turista, cuidar la ciudad. Reciben millones en regalías. Nosotros no. La solución es tener políticas de Estado a todo nivel en las que lo central sea la sustentabilidad, porque primero tenemos que sobrevivir para después pensar en otras cosas. Mientras no haya políticas, no va a haber un cambio.
PC. En Tarija hay una tendencia a mirar a Santa Cruz como modelo de ciudad a seguir. ¿Qué opinas de esto en relación a la expansión de Tarija?
SN. No es una buena idea ese referente. Puede ser económico, pero no de sustentabilidad. Tiene muchísimos problemas en lo ambiental y lo urbano. En Tarija, el crecimiento hacia el norte es positivo, pero no hay un mecanismo para frenarlo y que después siga siendo área rural. Está bien no crecer hacia el sur por las actividades y reservas que tenemos ahí. Siguen faltando herramientas para evitar el crecimiento y para cuidar el patrimonio. Soy presidente del Comité de Defensa del Patrimonio Cultural y Natural, está conformado por el Colegio de Arquitectos, la UCB, la UAJMS, profesionales destacados y otros más. Es una institución importante y tenemos una ley, pero aún falta que las autoridades se sumen para empezar a hacer cambios.
PC. También faltan datos para decidir mejor sobre estas y otras situaciones, aunque está en marcha la creación del Instituto Tarijeño de Estadística Municipal.
SN. Me parece genial. No se puede tomar decisiones sin datos, más en lo institucional. Tenemos carencia de datos. En relación a la sustentabilidad son muy necesarios, sino, no tienes cómo comparar un avance. Estamos hablando de economía, cultura y medioambiente. Monitorear calidad de aire y agua, la relación social. Incluso en lo patrimonial, no tenemos una base de datos, un inventario del patrimonio en diferentes áreas, como la naturaleza y la arquitectura. Desde donde estamos, tenemos que aportar para hacer un cambio, ayudar a que tengamos una mejor vida entre todos. La sostenibilidad es transversal.
PC. ¿Cómo se puede entender la urgencia de tomar acción ante el cambio climático?
SN. Va a llegar un punto en el que sea una locura hacer proyectos sobredimensionados. El derroche energético en Bolivia, los elefantes blancos, el mástil, el puente, las petroquímicas, todos esos megaproyectos y pequeños proyectos donde es desesperante ver el derroche de recursos. Todavía no se genera una conciencia nacional o una política de estado con la que se busca cambiar hacia energías alternativas. Seguimos pensando en el extractivismo para seguir dañando a un planeta que está herido de muerte. Es como seguir metiendo la daga hasta no poder más. Como raza humana, nos estamos poniendo la soga al cuello y haciendo que esto sea inhabitable para muchas otras especies. Como el planeta es un ser vivo, la naturaleza por inercia se va a defender, y el planeta está reaccionando contra nosotros. Qué hacer es la pregunta, y las soluciones no son pequeñas, son proyectos enormes. Pero incluso si el día de mañana el planeta tierra amanece todo forrado de árboles, no alcanza para que en 2100 lleguemos a cumplir las metas trazadas en la ONU para frenar el calentamiento global. La idea es no llegar a más de 4 grados. Ahora estamos a 1.1 desde la era industrial. Eso, de manera natural, debía suceder en 3 millones de años. El ser humano ha hecho que suceda en 200 años. La idea era llegar a 1.5 hasta fin de siglo, pero no llegamos. Y si llegamos a 4 grados, prácticamente empieza la extinción humana. Es grave, pero todavía no tomamos conciencia. La prensa y los medios deben seguir siendo incisivos sobre este tema, porque seguimos con nuestra rutina y nuestra vida sin saber eso.