Lucía Mayorga y la revelación de lo extraordinario
Entrevista especial a la ilustradora cochabambina, que encontró en el arte de la ilustración una vía para despertar la consciencia y la sensibilidad.



En la casa de Lucía Mayorga Garrido Cortés, el abuelo, la mamá y el papá son de esas personas que pueden y saben deleitarse con lo ordinario, hasta con la forma extraña que tiene cualquier objeto, cualquier basurita que se encuentran en el suelo. Como Lucía, son personas sensibles.
Lucía siempre quiso estudiar teatro. Quedó grabado en ella el mural de bienvenida a la escuela de teatro Hecho A Mano, en Cochabamba, a la que asistió durante un buen tiempo. Un mural lleno de “dibujos maravillosos de cosas y bichos” que no vería en ningún otro lugar, y que habían sido pintados por niñas y niños.
Estudió Literatura en la Universidad Mayor de San Andrés, La Paz. En el camino, se encontró con la ilustración, labor a la que se dedica a fondo, junto con la educación vinculada al arte, otro oficio fundamental para Lucía, pues gracias a su maestra, “la Mishu”, aprendió a ver cosas en una hoja en blanco. Para Lucía, “la Mishu” era maravillosa.
Sensibilidad, teatro, literatura e ilustración, podrían parecer cosas sin vínculo. Para Lucía, son diferentes maneras de narrar la experiencia humana. En esta entrevista especial de Pura Cepa, conoceremos más sobre su perspectiva de la ilustración, el trabajo, y su búsqueda de lo extraordinario.
Pura Cepa (PC). ¿Cuál es tu búsqueda en la ilustración?
Lucía Mayorga (LM). Busco narrar de otra manera, quizás porque simplemente es la manera que se me da y me interpela más. Siempre procuro que mis ilustraciones digan algo, que no sean representaciones mudas de las cosas, sino que tengan un discurso propio. Me interesa que lo que hago provoque al menos una reacción y, en el mejor de los casos, que nos permita cuestionarnos la realidad y salir de la norma.
“Siempre procuro que mis ilustraciones digan algo, que no sean representaciones mudas de las cosas”
PC. ¿Cuáles son los temas sobre los que no ilustrarías, y cuáles los que nadie sabe que has ilustrado?
LM. Supongo que no hay nada específico que me niegue a ilustrar, salvo que me impongan ilustrar algo de determinada manera con la que no estoy de acuerdo, o que me pidan reproducir estereotipos que pueden ser hirientes para ciertos sectores de la población que son vulnerables. La verdad no hay ningún tema que ilustre y oculte, tengo varios bichos que no vieron la luz, o cosas que no me gusta cómo quedaron que las tengo guardadas.
PC. ¿En qué se fija tu imaginación ilustradora?
LM. Algo a lo que le presto mucha atención es a la creatividad. La trabajo mucho y require un entrenamiento serio y disciplinado, que también tiene que ver con una manera de mirar el mundo. Lo que me gusta de la ilustración es que es un universo ilimitado. Puedes probar texturas, colores y materiales para provocar sensaciones, o puedes dejar espacios en blanco para generar tensión o silencio.

PC. ¿En qué tipo de obras se encuentran tus ilustraciones?
LM. Sobre todo, ilustro textos de instituciones públicas, como el MUSEF, y de organizaciones no gubernamentales, como IPDRS, Ciudadanía, OXFAM, Centro Juana Azurduy o IFFI, pues es lo que me permite sustentarme. Este tipo de ilustración se aproxima a la ilustración periodística, pues acompaña textos expositivos académicos o de divulgación sobre temas sociales. Sin embargo, creo que me parece aún más interesante ilustrar literatura, porque no se trata de descripciones de la realidad, sino de narraciones de mundos imaginados. La ilustración literaria aporta en la creación de esos mundos, pero no debe limitarlos a una simple representación, sino que debe expandirlos y dar aún más elementos para pensar. Lamentablemente, las oportunidades para ilustrar literatura son escasas, y generalmente la iniciativa es propia.

PC. ¿Qué te ha llamado la atención de la ilustración periodística?
LM. La ilustración periodística es otro camino que elegí, porque me parece que la información cayó en manos peligrosas. Ahora informar es un negocio. Formo parte de La Pulga Podcast, un medio periodístico independiente donde buscamos hacer análisis de coyuntura de lo que está pasando en la región, probando recursos llamativos, como el podcast o la infografía, e incluyendo análisis de especialistas y testimonios. En este ámbito, la ilustración permite conectar con el público a través de la sensibilidad. El dato duro puede pasar desapercibido, pero la imagen conmociona y aporta sentidos.

PC. ¿Qué campos todavía no has probado y te gustaría tocar con la ilustración?
LM. Además del trabajo de ilustración como tal, me gusta mucho experimentar ilustración en la educación, sobre todo la parte creativa. Ya di algunos talleres breves de creatividad con el Simón I. Patiño, y de ilustración periodística con Muy Waso, pero me gustaría dar más versiones más extendidas a personas de diferentes edades, en barrios, en museos, en escuelas. Por otro lado, hay todavía muchos ámbitos que exploré poco o no exploré, como el cómic y la ilustración de cartel.

PC. ¿Qué opinas sobre las condiciones de trabajo en Bolivia, para la ilustración y en general?
LM. Las condiciones son precarias como con cualquier trabajo informal o freelance. En las redes se presenta el trabajo freelance como una modalidad moderna y cool, en la que tú eres tu propio jefe, pero no es más que trabajo inestable, sin seguro de salud ni contribuciones, que termina beneficiando a los de arriba. A diferencia de otros rubros que ofrecen servicios y han logrado organizarse para fijar precios y hacer respetar sus derechos, quienes ilustramos aún no lo hemos hecho y nos condicionan las malas pagas de las organizaciones que prefieren abaratar costos, pues en muchos casos no valoran el trabajo. Lo positivo es que ha habido crecimiento económico. Si sigue así, asumo que cada vez habrá más trabajo.
“La ilustración manual sobrevivirá, así como el teatro sigue sobreviviendo ante la nostalgia de los seres humanos por lo real y tangible”
PC. ¿Qué opinas sobre la inteligencia artificial capaz de crear imágenes e ilustraciones en poco tiempo y con algunas palabras?
LM. Asumo que, como muchas innovaciones tecnológicas, obligan a transformar nuestro trabajo o cómo trabajamos. En el mejor de los casos, pasan a ser una herramienta para invertir menos tiempo en cosas que antes demoraban mucho y dedicarnos a hacer cosas que nos gustan más. Sin embargo, como con todo, dependerá de quiénes pueden acceder a esta herramienta, si los dueños o los trabajadores. Ahora bien, más allá del ámbito laboral, es decir de que te paguen por ilustrar, pienso que la ilustración manual sobrevivirá, así como el teatro sigue sobreviviendo ante la nostalgia de los seres humanos por lo real y tangible.

PC. ¿Cuál es tu vínculo con lo espiritual?
LM. Pienso que la gran casualidad que es la existencia es razón para celebrar. No me adhiero a ninguna religión y menos a las instituciones religiosas, sin embargo, me mueven mucho las prácticas locales. Ch’allar, poner mi mesa, comprar mis miniaturas o llamar mi almita cuando me asusto, son cosas que le dan significado a mi vida y me confortan.
PC. ¿Qué haces cuando no estás ilustrando?
LM. La verdad quisiera ilustrar más, pues parte de mi tiempo también lo dedico a la edición y diagramación de textos. Además, por el trabajo, realizo mucha ilustración digital. Me encantaría tener más tiempo para probar otros materiales, hacer cosas con chatarra, por ejemplo. Además de ilustrar, me gusta mucho leer cuentos, crónicas, artículos sobre política o filosofía. También me gusta explorar en el ámbito educativo, junto a Utama, una comunidad educativa con la que preparamos talleres y discutimos sobre pedagogía. Me encantan las cosas pequeñas, las miniaturas, entonces siempre las busco o las hago. También me gusta caminar, ir a la feria a comprar cosas extrañas y bonitas, ver series y películas, acariciar perros y ¡tantas otras cosas!
“Mostrar eso invisible y hermoso que pasamos de largo, no por distraídos, sino porque nos lo han arrebatado”
PC. ¿Qué harías si no hicieras lo que haces?
LM. Tal vez estaría haciendo teatro, pues era lo que quería estudiar, pero terminé en otra parte. De cualquier manera, es algo que sigue influyendo en lo que hago y en cómo vivo. También podría haber estudiado alguna carrera como sociología, antropología o ciencias políticas, como mi mamá, papá y amigas que quiero mucho, para entender cómo vivimos, pensamos y nos organizamos, y hacer algo con ese conocimiento. Y, pues voy en camino a ser maestra, porque quiero compartir lo que aprendí.
PC. ¿Cómo te ha cambiado la ilustración?
LM. Creo que un modo de vivir que adopté y que tiene que ver con mi trabajo de ilustración, es el de ver lo extraordinario de lo ordinario. Nos rodea tanta información, de tanto evento asombroso, que olvidamos lo cotidiano, la sorpresa que trae lo minúsculo e inperceptible, el silencio. Siempre intento tener eso presente, para mostrar eso invisible y hermoso que pasamos de largo, no por distraídos, sino porque nos lo han arrebatado.
