Una mirada a “Costumbrismo” de Tito Yugar
A lo largo de 10 años, Tito Yugar se ha dedicado a cultivar la acuarela. “Costumbrismo” recoge 20 obras con las cuales revela el colorido insospechado del altiplano boliviano.
Martín “Tito” Yugar Pacheco tiene 32 años trabajando como artista. Egresó de la Escuela de Bellas Artes y de la Escuela Normal Ángel Mendoza Justiniano, cursando en ambas la carrera de Artes Plásticas. Uno de sus profesores fue el maestro Alberto Medina Mendieta, con quien organizaron, allá por los años 70, una exposición de obras en la Casa de la Cultura de Oruro. “Desde esa vez pinto acuarela. No con frecuencia, porque trabajo como profesor de Artes Plásticas en colegio y en el Instituto de Bellas Artes”.
A su cargo hay 20 cursos de adolescentes que se forman en dibujo técnico, dibujo artístico y varias técnicas de pintura. En el Instituto de Formación Artística, enseña las técnicas de modelado en fibra de vidrio, escultura en piedra y escultura con chatarra de fierro. Tito se ha hecho más conocido por su factura escultórica y las obras pictóricas de gran formato que acompañan el recorrido del Carnaval de Oruro. Por eso resulta sorprendente que su primera exposición en Tarija sea también la primera del trabajo acuarelístico que viene realizando en los últimos 10 años, tiempo en el que halló el fluir de su trazo.
“Es una muestra que estoy haciendo con mucho cariño para esta ciudad linda”
Tito encuentra tiempo los domingos, cuando la docencia y otras actividades no lo ocupan. Entonces, se levanta temprano, alista el agua, los pigmentos y el papel –dicho sea de paso, no es fácil conseguir buen papel para acuarela en Bolivia, hay el buen “Don Bosco”, que llega de La Paz, pero algunas obras piden “Fabriano” que llega de Perú, o el “Arches Aquarelle” francés, que incluso permite “lavar los errores”–, y así puede ensayar intensidades y transparencias, o dar vida a uno de los muchos apuntes que realiza en sus viajes y recorridos por el altiplano y los valles de Oruro, La Paz y Cochabamba.
“Es la primera vez que vengo a Tarija a mostrar mi trabajo, especialmente en la técnica de acuarela. Son 20 obras que he preparado para esta oportunidad. La temática es variada, más que todo costumbrista del altiplano. Es una muestra que estoy haciendo con mucho cariño para esta ciudad linda”, cuenta el artista que durante su estancia en nuestra ciudad ya ha realizado varios apuntes de los paisajes chapacos que se convertirán en futuras obras.
Las obras de “Costumbrismo” encuentran su sitio más cercano en la historia de la pintura boliviana como herederas de los esfuerzos de grandes paisajistas como Raúl G. Prada y Mario Unzueta. Sin embargo, Yugar Pacheco toma otros materiales y con ellos es capaz de acceder a un estado contemplativo distinto, necesario para revelar la riqueza cromática del altiplano, uno de sus personajes principales.
El hombre está en otra parte, lejos, bajo tierra, sirviendo al sistema de esclavitud mineral.
Como aquellos pintores, Tito mantiene la esencia del pintor naturalista/impresionista que sale en busca de su tema. Le gusta apuntar al extremo que se convierte en un cronista algo taciturno del tiempo y los espacios que transita, añadiendo una nota social a lo que mira, rasgo que puede apreciarse en obras como “El trueque” o “Venteando”. En ellas ha escogido aspectos de la cultura originaria que para él sobresalen y prevalecen.
Dentro de la ética del indigenismo y el costumbrismo del siglo XX, Yugar Pacheco tiene a la mujer como protagonista de sus obras, la mujer del altiplano ataviada con tejidos ricos en color, conduciendo a la familia hacia la iglesia o el trabajo, manteniendo el intercambio de bienes como base de la economía social, preparando el alimento gracias a su incesante relación con los elementos de la naturaleza, o simplemente cubriéndose de la lluvia bajo un paraguas.
“Muchos dicen que Oruro es color gris y ahí termina todo”
Por contraste, la ausencia de la figura masculina, o su presencia en una obra explícita como “Centro minero”, engrandece más esa ubicuidad de la figura femenina y materna. El hombre está en otra parte, lejos, bajo tierra, sirviendo al sistema de esclavitud mineral.
“Muchos dicen que Oruro es color gris y ahí termina todo”, comenta el pintor que, gracias a los alcances de la acuarela, sitúa a la mujer, retratada al natural, en una atmósfera casi etérea en la que ha capturado los fuegos más vitales de un paisaje que para otros ojos sería un torrente de ocre interminable. Pero también en una obra tan inocente como “Apunte valluno”, la forma de mirar hace que el paisaje verde se vuelva casi abstracto para contrastar de inmediato con la figura femenina que divisó a la distancia.
La exposición de Tito sin duda tiene unidad temática, pero el lapso de tiempo que ha escogido hace que algunas obras no convivan bien al lado de otras. Hay las que son más bien intentos inconsistentes por dominar la técnica, y hay las que dominan la atención hasta lograr sumergirla en cada trazo, lo que sucede fácilmente con obras como “Domingo sagrado”, “La feria” y “Fiesta en el pueblo”.
“Tiene uno que tener bastante práctica para demostrar lo que uno piensa, lo que uno siente”
En ellas, rescata a través del agua el recuerdo de lo diáfano, detallándolo a ratos para no escapar de las condiciones que el altiplano impone a sus habitantes. En ellas, el agua otorga una melancolía similar a la de las fotos antiguas, cuyas imprecisiones unifican la visión para hacernos parte del todo. Además, son las piezas en las que el artista opera de forma cercana al surrealismo al permitirse estudiar el pigmento y encajar entre los matices encaprichados alguno de esos apuntes andariegos. En “Estudio de color”, una casa, una calle, se adivinan entre los trazos automáticos de un delirio carmesí.
“Costumbrismo” reúne 20 estampas en las que observamos la curaduría de un cronista de su tiempo y su espacio, de un viajero que selecciona sus recuerdos. Es también y, ante todo, un ejercicio de sinceridad de un pintor que se acepta a sí mismo. La colección nos permite mirar su proceso de aprendizaje, y en ella ha enmarcado con el mismo honor las obras que ensayan alcanzar el instinto del arte junto a las que revelan momentos donde el artista y sus materiales comulgaron para dar luz a la belleza.
Como él sabe, “la aplicación de la técnica es difícil, tiene que ser bastante limpio en relación a otros materiales, tiene uno que tener bastante práctica para demostrar lo que uno piensa, lo que uno siente”. La exposición de Tito Yugar Pacheco estará en Casa Creart hasta el 20 de enero. Asiste para ver todas las obras y llevarte alguna a tu casa.