Lo que Miguel Cerruto ha hecho con sus manos (II)
Especial en dos partes sobre el maestro de guitarra paceño Miguel Cerruto. Se va la segunda.
Sin fronteras para realizar las cosas que todos hacemos, Miguel ha vivido ampliamente, recorriendo grandes distancias para trabajar, estudiar, crear en uno y otro continente. “Siempre he viajado mucho. No he tenido reparo en ir a sitios que no conocía”. Pero hace 12 años conoció una primera frontera que lo ha orillado a la decisión de no tocar más en público, y es que pareciera que sus manos comenzaron un “vibrato” que hasta hoy no se detiene.
Después de un concierto en Escocia, se dio cuenta que “era demasiado sufrimiento. Ya tenía ese problema, un pequeño temblor en las manos. Después de eso, toqué en Barcelona, en un pub. El dueño nos invitó champaña. Eso fue lo último. A partir de ahí, ya no quiero tocar, es mucho sufrir”.
“Yo llegaba a trascender la mente, me olvidaba de todo. Cuando uno transciende, se sueltan todas las ataduras del cuerpo y uno llega a tocar como mejor puede”
Miguel dejó de tocar en público, pero sigue tocando en su casa. “Todos los días agarro la guitarra. Hay días que, por alguna razón, me siento mejor y puedo tocar una pieza entera, tranquilo”. Pero no esconde la frustración. Antes de 2010, Cerruto era admirado por su sonido. Incluso en Tarija fue ovacionado y se comentaba como su guitarra sonaba hasta afuera del Teatro de la Casa de la Cultura, sin micrófono.
“Yo llegaba a trascender la mente, me olvidaba de todo. Cuando uno transciende, se sueltan todas las ataduras del cuerpo y uno llega a tocar como mejor puede. Esas cosas me ocasionan frustración. No es algo que me esperaba, pero ha salido así”. Por suerte, Cerruto no ha parado de crear y compone para seguir expresando lo que siente.
“Piezas para guitarra” es un libro que incluye sus facetas de estudiante y profesor. Su libro salió en 2016, y recientemente lanzó una segunda edición en la que lo acompañan los jóvenes guitarristas del cuarteto Extemporáneo, quienes interpretan sus composiciones. Más aún, la última obra que ha escrito es una marcha militar para la Banda Sinfónica de la Escuela Militar de Música de La Paz.
“Siempre me han gustado las marchas. Desde chico, iba a las paradas militares a escuchar la de los colorados de Bolivia, la del paso de parada. Hay lindas marchas compuestas por Adrián Patiño”. Le tomó un tiempo estudiar los instrumentos, la tesitura, lo que pueden hacer. Pero logró una obra compleja y completa, una marcha para 23 instrumentos.
Con 73 años, Miguel Cerruto sigue creando y está pensando en un segundo libro. “Para cada cosa que uno hace, tiene que tener cierta motivación”. Ha encontrado inspiración en la pintura, arte que está gatillando sus nuevas exploraciones creativas y hará que en cualquier momento podamos disfrutar de nuevas composiciones del maestro Cerruto.