Armando Arancibia, comprometido con la transformación social a través del arte
Sus murales tocan las problemáticas fundamentales que aquejan a la sociedad, y son el empujón que a veces falta para despertar a la acción.



Armando Arancibia lleva más de 8 años de trabajo en el camino del muralismo, que lo ha llevado a representar a Bolivia incluso en otros países, y a Tarija en otras regiones del país. Al día de hoy, Armando forma parte de una gran cantidad de colectivos y movimientos artísticos por distintas causas, como Nereta Movimiento Artístico, Respira Colectivo de Títeres, la Red de la Diversidad Bolivia, Cultura Viva Comunitaria, y Ñandereko Territorio Cultural.
Es un artista integral que ejerce la pintura, la escultura y la cerámica, “pero el muralismo es la parte que llena mi sentir y se merece la mayor cantidad de horas de mis días”. Los murales que hace por su cuenta siempre van firmados con su apellido: Arancibia. Pero cuando trabaja con sus compañeros de Nereta, firman con el nombre del movimiento, que deriva de la voz tupiguaraní “Endereta”, es decir, “Tu pueblo” o “Tu casa”.
“Es duro vivir de lo que amamos, pero no es imposible. Mientras escojas hacer lo que de verdad amas, habrá menos posibilidades de estar equivocado”
Aunque sabe trabajar solo, encuentra su fuerza en el trabajo colectivo. “Dedico mi vida a impulsar el muralismo desde lo comunitario. Hasta me cuesta hablar en términos individuales pues creo que el trabajo del muralista se basa en su entorno, en la interpretación de realidades a partir de la creación colectiva”. Para él, lo que cuenta es el proceso que atraviesan los que se animan a ser parte de la experiencia de pintar el mural.
Realizó sus estudios en el Instituto José Santos Mujica, y ha seguido complementando nuevos aprendizajes con su fuente de trabajo. “Nada mejor que trabajar en lo que amas”, expresa el muralista, que no duda en realizar investigaciones sobre técnicas y culturas para alimentar su expresión artística. Armando también impulsa el trabajo de Ñandereko Territorio Cultural, un proyecto que responde a la ausencia de políticas culturales por parte de la administración pública.
Armando nació en el primer barrio de Bolivia surgido de un asentamiento de familias que llegaron a la ciudad en busca de una mejor situación. Bajo el lema “Techo, Justicia y Trabajo”, sus vecinos han configurado a través del tiempo “una familia grande que conoce la situación del otro y nunca duda en apoyar cuando puede hacerlo”. En esa realidad, el arte ha sido siempre una alternativa para llenar la vida y conocer la alegría.
Por experiencia, sabe que “es duro el camino, pero se puede”. Su familia siempre lo ha apoyado, incluso cuando lo que hace parece una locura, “pero esas locuras se vuelven realidad y disfrutamos cuando se logran”. Para Armando está pendiente la “locura” de que en Tarija exista una Licenciatura en Artes Plásticas. “Aún no tenemos la opción, y sería uno de los motivos por los que dejaría mi ciudad. Pero la tierra siempre llama, y volveré donde me toque estar”.