Alejandra Salvatierra, contar el mundo con ilustraciones
Alejandra realiza una búsqueda personal por hallar y plasmar la esencia de las cosas.
El contar historias mediante un formato visual es el día a día de Alejandra Salvatierra. Esta mujer cruceña de 30 años se desempeña como ilustradora e historietista, más lo primero que lo segundo, pero en cada lienzo encuentra la forma de contar aquello que cree importante, ya sea con una ilustración individual o con una serie de viñetas.
Si bien Alejandra nació en Santa Cruz, entre sus 11 y 27 años residió en Italia, concretamente en una localidad cercana a Bolonia. Cuando se tuvo que enfrentar a la decisión de qué estudiar, solo una cosa tenía clara: quería dibujar y contar historias. Es así que cuando se enteró de la existencia de la carrera de cómics en Bellas Artes, se dijo a sí misma: “Ahí es”.
Desde entonces que Alejandra vive un “amor complicado” con las historietas. Describe su relación con ese arte de aquella manera porque afirma que “no dan de comer, y menos en Bolivia”. Pero el contar historias mediante la ilustración sigue siendo una de sus actividades principales, pues comparte su trabajo a través de su página de Instagram y de su página web.
“Busco plasmar la esencia de las cosas”.
Entre las cosas que más le apasionan de su labor están el tener que estudiar y volverse una experta temporal en el tema que desea plasmar, pues explica, que, para dibujar una moto, por ejemplo, debe conocer todas las partes y el funcionamiento. Las temáticas más recurrentes en su obra son la naturaleza, de la que destaca que: “En Santa Cruz vivís la naturaleza”, y las historias que puede encontrar sobre Bolivia.
Por esa intención de contar es que Alejandra prioriza el contenido y mensaje ante la estética de sus ilustraciones. Asegura que “no hay que ser un maestro” para contar algo con una ilustración, refiriéndose a la técnica. Actualmente, Alejandra se encuentra trabajando en encontrar las esencias y plasmarlas bien.
Es por ello por lo que cambió su estilo a ilustraciones muy simples, casi infantiles, con la intención de retratar solo lo mínimo necesario para mostrar la esencia de las cosas. Ese proceso los describe como una búsqueda para liberarse de los adornos del dibujo.
Pero Alejandra no se conforma con compartir su arte, pues también trabaja por compartir sus conocimientos en talleres. De estos destaca que a veces le resulta complicado explicar mediante la teoría todo lo que le es espontáneo. Aunque tiene alumnos de diversas edades, de los niños señala que son los más libres y buenos para expresarse.