Humberto Mendoza, la educación para generar cambio
Humberto mantiene intacta la inspiración que lo llevó a volverse educador.



Humberto Mendoza Mamani es un profesor recién jubilado que ha dedicado su vida a la educación, dando siempre más de lo que se le exigía.
Él nació hace 69 años en Dalence, Oruro y supo que quería ser maestro desde aquel día en que un profesor de educación física lo trató como a uno más. “Yo no tengo una pierna. En el colegio los profesores siempre me dejaban en el banco para las actividades, pero este profesor me hizo participar como alguien normal, no se fijó en mi discapacidad”.
“Siempre encontré a alguien que me valoró por lo que en verdad soy”.
Desde entonces, aquella figura de educador lo inspiró a ser igual y dedicar su vida al trato con los jóvenes y niños. Sin embargo, el camino no sería fácil, y la falta de una pierna sería todavía un impedimento, pero no por falta de capacidad, sino por la discriminación y los preconceptos de otras personas.
Humberto se postuló en distintas Normales del país, y cuenta: “En esos años no recibían a personas discapacitadas de ningún tipo. Nos discriminaban y no nos daban la oportunidad de formarnos para profesores”.
Entre los distintos intentos, Humberto pasó por Sucre y luego llegó a Tarija. Entró por un tiempo a la universidad, mas su situación económica no le permitió quedarse. Pero en un determinado momento se le presentó la oportunidad que siempre quiso: ejercer como educador.
“Mi madrina me llamó, se estaban buscando profesores para el área rural. Postulé y mi aceptaron por mi historial de notas, empecé mi carrera como profesor interino en Pasajes”.
Así inició su recorrido como educador, haciendo las múltiples funciones de profesor polivalente, era 1976.
“Hacemos honor y gratificación a nuestro querido colega y amigo que hoy deja el servicio de la educación, dejando en alto todos sus conocimientos y saberes durante muchas generaciones”. Plantel docente y administrativo Col. Esteban Migliacci T.M.
Los últimos 25 años, trabajó en el colegio Esteban Migliacci, última institución en la cual ejerció. En febrero decidió jubilarse. Cuenta que fue por motivos relacionados a la pandemia, concretamente la pérdida de un familiar y el contagio de covid-19, explica: “Los chicos merecen y requieren atención, no deben estar cambiando entre un profesor fijo y suplentes. No hay que perjudicar, por eso decidí dar un paso al costado”.
Respecto de cómo valora su carrera, dice: “Ha sido muy buena. He cumplido todas mis expectativas. Yo soy huérfano y no tengo una pierna, pero he encontrado a personas que me valoran por lo que de verdad soy”.
“Muchas veces trabajé de forma voluntaria para que los niños puedan acceder a la educación como se debería”.