Reduce la sal en tu mesa
Camilo Andrade Nutricionista Las poblaciones del mundo entero consumen alimentos más ricos en energía que contienen muchas grasas saturadas, ácidos grasos trans, azúcar y sal. Esta última es la fuente principal de sodio, cuyo creciente consumo se asocia a la hipertensión y a un mayor...



Camilo Andrade Nutricionista
Las poblaciones del mundo entero consumen alimentos más ricos en energía que contienen muchas grasas saturadas, ácidos grasos trans, azúcar y sal. Esta última es la fuente principal de sodio, cuyo creciente consumo se asocia a la hipertensión y a un mayor riesgo de cardiopatías, infartos, insuficiencia renal y accidentes cerebrovasculares. El consumo promedio de sal diario es de 11 gramos por habitante, cuando la recomendación de la Organización Mundial de la Salud para adultos es de 5 gramos (un poco menos que una cucharadita de té) de sal por día.
A tomar en cuenta
El sodio se encuentra en estado natural en diversos alimentos no procesados. Pero está presente en grandes cantidades en alimentos elaborados, como el pan, galletas, fiambres, embutidos, productos como las papas fritas, productos enlatados, caldos y sopas concentradas, así como en ciertos condimentos o aderezos comerciales (salsa de soja o de pescado, mostaza, mayonesa, etc.) y aditivos alimentarios (glutamato de sodio).
En cada hogar se puede reducir el consumo de sal de la siguiente manera: Evitar colocar sal durante la preparación y/o cocción de los alimentos. Se recomienda agregarla una vez que estén cocinados los mismos. Evitar colocar los saleros en la mesa. Reducir gradualmente la cantidad de sal que se agrega a las comidas, de manera que las papilas gustativas se vayan habituando a la disminución de la sal y uno acabe apreciando más los alimentos y la amplia gama de sabores presentes en ellos.
Es posible sustituir la sal por especias aromáticas como romero, orégano o perejil
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Las poblaciones del mundo entero consumen alimentos más ricos en energía que contienen muchas grasas saturadas, ácidos grasos trans, azúcar y sal. Esta última es la fuente principal de sodio, cuyo creciente consumo se asocia a la hipertensión y a un mayor riesgo de cardiopatías, infartos, insuficiencia renal y accidentes cerebrovasculares. El consumo promedio de sal diario es de 11 gramos por habitante, cuando la recomendación de la Organización Mundial de la Salud para adultos es de 5 gramos (un poco menos que una cucharadita de té) de sal por día.
A tomar en cuenta
El sodio se encuentra en estado natural en diversos alimentos no procesados. Pero está presente en grandes cantidades en alimentos elaborados, como el pan, galletas, fiambres, embutidos, productos como las papas fritas, productos enlatados, caldos y sopas concentradas, así como en ciertos condimentos o aderezos comerciales (salsa de soja o de pescado, mostaza, mayonesa, etc.) y aditivos alimentarios (glutamato de sodio).
En cada hogar se puede reducir el consumo de sal de la siguiente manera: Evitar colocar sal durante la preparación y/o cocción de los alimentos. Se recomienda agregarla una vez que estén cocinados los mismos. Evitar colocar los saleros en la mesa. Reducir gradualmente la cantidad de sal que se agrega a las comidas, de manera que las papilas gustativas se vayan habituando a la disminución de la sal y uno acabe apreciando más los alimentos y la amplia gama de sabores presentes en ellos.
Es posible sustituir la sal por especias aromáticas como romero, orégano o perejil
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