Cuidar los discos lumbares
José Arciénaga Preparador físico Un reciente estudio publicado en Nature confirma por primera vez que el ejercicio puede ser beneficioso para los discos intervertebrales. Estos discos compuestos de colágeno, elastina y agrecano se encuentran entre las vértebras de la columna, actúan...



José Arciénaga Preparador físico
Un reciente estudio publicado en Nature confirma por primera vez que el ejercicio puede ser beneficioso para los discos intervertebrales. Estos discos compuestos de colágeno, elastina y agrecano se encuentran entre las vértebras de la columna, actúan como nexo de unión entre estas y ofrecen apoyo y movilidad al raquis en todos los planos de movimiento. Con la edad se produce una degeneración de estas estructuras de tejido blando que, a pesar de pasar desapercibida en muchas personas, está asociada a padecer dolor lumbar, ciática y hernias discales.
Hasta la fecha, lo que ya se sabía era la importancia que tenía el ejercicio sobre la reducción en la pérdida de masa ósea vertebral (osteopenia y osteoporosis), pero poco se conoce sobre qué factores son beneficiosos para el tejido de los discos o cómo puede afectar el ejercicio físico a los discos intervertebrales. Además, existen varios estudios que demuestran que algunos movimientos repetidos que realiza en la vida diaria el ser humano pueden ser lesivos para los discos intervertebrales, como por ejemplo la flexión del tronco bajo carga, la torsión o la combinación de ambos movimientos.
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Por otra parte, las actividades con menor impacto sobre estos tejidos como estar tumbados o sentados, así como las actividades con demasiado impacto vertebral como esprintar, levantar pesos grandes (20 kg) o actividades de salto, podrían ser menos eficaces e incluso llegar a ser lesivas para los discos intervertebrales. Además, aunque podemos especular con la idea de que ciertos tipos de ejercicio puedan ayudar a reparar un disco intervertebral con degeneración, parece claro que un disco ya dañado o degenerado posiblemente no responda a las cargas de entrenamiento de la misma forma que lo hace un disco sano.
Un reciente estudio publicado en Nature confirma por primera vez que el ejercicio puede ser beneficioso para los discos intervertebrales. Estos discos compuestos de colágeno, elastina y agrecano se encuentran entre las vértebras de la columna, actúan como nexo de unión entre estas y ofrecen apoyo y movilidad al raquis en todos los planos de movimiento. Con la edad se produce una degeneración de estas estructuras de tejido blando que, a pesar de pasar desapercibida en muchas personas, está asociada a padecer dolor lumbar, ciática y hernias discales.
Hasta la fecha, lo que ya se sabía era la importancia que tenía el ejercicio sobre la reducción en la pérdida de masa ósea vertebral (osteopenia y osteoporosis), pero poco se conoce sobre qué factores son beneficiosos para el tejido de los discos o cómo puede afectar el ejercicio físico a los discos intervertebrales. Además, existen varios estudios que demuestran que algunos movimientos repetidos que realiza en la vida diaria el ser humano pueden ser lesivos para los discos intervertebrales, como por ejemplo la flexión del tronco bajo carga, la torsión o la combinación de ambos movimientos.
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Por otra parte, las actividades con menor impacto sobre estos tejidos como estar tumbados o sentados, así como las actividades con demasiado impacto vertebral como esprintar, levantar pesos grandes (20 kg) o actividades de salto, podrían ser menos eficaces e incluso llegar a ser lesivas para los discos intervertebrales. Además, aunque podemos especular con la idea de que ciertos tipos de ejercicio puedan ayudar a reparar un disco intervertebral con degeneración, parece claro que un disco ya dañado o degenerado posiblemente no responda a las cargas de entrenamiento de la misma forma que lo hace un disco sano.