Entrenar con los hijos
José Arciénaga Preparador físico Sumas uno más a la familia y de repente tu meticuloso plan de fitness se cae: la rutina de papás y mamás gira casi exclusivamente en torno a las necesidades de los más pequeños. Especialmente durante el primer año del recién nacido, pero también...



José Arciénaga Preparador físico
Sumas uno más a la familia y de repente tu meticuloso plan de fitness se cae: la rutina de papás y mamás gira casi exclusivamente en torno a las necesidades de los más pequeños. Especialmente durante el primer año del recién nacido, pero también cuando los ‘peques’ se vuelven más independientes y comienzan a llenar su calendario con actividades. Nuestra lista de prioridades cambia automáticamente y dependiendo de nuestros hábitos, el deporte puede pasar de estar entre nuestras prioridades a un segundo plano.
El deporte es una parte importante de nuestras vidas: no sólo es esencial para mantener unos hábitos de vida saludables, que además podemos y debemos enseñar a nuestros hijos; también nos hace más felices y nos llena de energía. Si estás saturado de tiempo, prueba con hacer ejercicio a deshoras. Es decir, mientras los niños duermen, bien temprano por la mañana, bien por la noche después de acostarlos. Funciona sobre todo con los ejercicios en casa, como yoga o pilates o la gimnasia tradicional.
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Incluye el ejercicio en tus desplazamientos diarios. La idea es intentar caminar o montar en bicicleta lo más posible, en lugar de coger el coche o usar el transporte público. Busca el gimnasio que tengas más cerca de casa o del trabajo. Reparte las tareas familiares de forma equitativa, con un calendario donde cada uno en la pareja pueda dejar constancia de qué mañanas o noches necesita tener disponibles para hacer ejercicio. Es una manera eficaz de que el otro sea consciente de que necesitas tu espacio para mantenerte bien.
Sumas uno más a la familia y de repente tu meticuloso plan de fitness se cae: la rutina de papás y mamás gira casi exclusivamente en torno a las necesidades de los más pequeños. Especialmente durante el primer año del recién nacido, pero también cuando los ‘peques’ se vuelven más independientes y comienzan a llenar su calendario con actividades. Nuestra lista de prioridades cambia automáticamente y dependiendo de nuestros hábitos, el deporte puede pasar de estar entre nuestras prioridades a un segundo plano.
El deporte es una parte importante de nuestras vidas: no sólo es esencial para mantener unos hábitos de vida saludables, que además podemos y debemos enseñar a nuestros hijos; también nos hace más felices y nos llena de energía. Si estás saturado de tiempo, prueba con hacer ejercicio a deshoras. Es decir, mientras los niños duermen, bien temprano por la mañana, bien por la noche después de acostarlos. Funciona sobre todo con los ejercicios en casa, como yoga o pilates o la gimnasia tradicional.
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Incluye el ejercicio en tus desplazamientos diarios. La idea es intentar caminar o montar en bicicleta lo más posible, en lugar de coger el coche o usar el transporte público. Busca el gimnasio que tengas más cerca de casa o del trabajo. Reparte las tareas familiares de forma equitativa, con un calendario donde cada uno en la pareja pueda dejar constancia de qué mañanas o noches necesita tener disponibles para hacer ejercicio. Es una manera eficaz de que el otro sea consciente de que necesitas tu espacio para mantenerte bien.