Infarto en el ejercicio
José Arciénaga Preparador físico En los últimos años ha habido un auge por adoptar hábitos de vida más saludables, la sociedad está más concienciada de la necesidad de tener una alimentación equilibrada y practicar deporte de manera habitual. Sin embargo, esta fiebre atlética ha...



José Arciénaga Preparador físico
En los últimos años ha habido un auge por adoptar hábitos de vida más saludables, la sociedad está más concienciada de la necesidad de tener una alimentación equilibrada y practicar deporte de manera habitual. Sin embargo, esta fiebre atlética ha llevado en ocasiones a poner en riesgo nuestra salud. En concreto, los infartos y paros cardiacos son cada vez más frecuentes en pruebas deportivas, aunque suponen un porcentaje insignificante si tenemos en cuenta el total de deportistas que participan en este tipo de eventos.
En el caso de los deportistas no se puede determinar que tengan más riesgo de sufrir un paro cardiaco, todo lo contrario, pero sí un mal entrenamiento o preparación inadecuada de cara a una prueba deportiva pueden ser perjudiciales. Un buen reconocimiento médico que incluya una exploración general y cardiovascular, junto a un electrocardiograma es lo indicado para conocer el comportamiento cardiaco durante el esfuerzo. Este resulta ser el primer paso para detectar posibles peligros pero el problema es que su costo económico no es accesible.
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Los síntomas de un infarto o de un paro cardíaco comienzan habitualmente en forma de dolores en el pecho, especialmente en la zona central o izquierda, una tensión que genera opresión y dolores. Las indigestiones se deben a una sensación de molestia constante, mientras que se también se producen presiones incómodas que empiezan en el pecho y llegan a la espalda, el cuello, los hombros o los brazos. A su vez, otra señal de que se trata de un paro cardíaco es sufrir mareos y vahídos, así como sudores fríos cuando se intensifica el ejercicio.
En los últimos años ha habido un auge por adoptar hábitos de vida más saludables, la sociedad está más concienciada de la necesidad de tener una alimentación equilibrada y practicar deporte de manera habitual. Sin embargo, esta fiebre atlética ha llevado en ocasiones a poner en riesgo nuestra salud. En concreto, los infartos y paros cardiacos son cada vez más frecuentes en pruebas deportivas, aunque suponen un porcentaje insignificante si tenemos en cuenta el total de deportistas que participan en este tipo de eventos.
En el caso de los deportistas no se puede determinar que tengan más riesgo de sufrir un paro cardiaco, todo lo contrario, pero sí un mal entrenamiento o preparación inadecuada de cara a una prueba deportiva pueden ser perjudiciales. Un buen reconocimiento médico que incluya una exploración general y cardiovascular, junto a un electrocardiograma es lo indicado para conocer el comportamiento cardiaco durante el esfuerzo. Este resulta ser el primer paso para detectar posibles peligros pero el problema es que su costo económico no es accesible.
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Los síntomas de un infarto o de un paro cardíaco comienzan habitualmente en forma de dolores en el pecho, especialmente en la zona central o izquierda, una tensión que genera opresión y dolores. Las indigestiones se deben a una sensación de molestia constante, mientras que se también se producen presiones incómodas que empiezan en el pecho y llegan a la espalda, el cuello, los hombros o los brazos. A su vez, otra señal de que se trata de un paro cardíaco es sufrir mareos y vahídos, así como sudores fríos cuando se intensifica el ejercicio.