Gym después del trabajo
José Arciénaga Preparador físico Todo el mundo tiene días buenos y días malos en el trabajo. El estrés es el fiel compañero en los días más duros y cuando acaba el día, lo que más deseas es llegar a casa combatir ese estrés en el sofá, delante del televisor, y con un litro de...



José Arciénaga Preparador físico
Todo el mundo tiene días buenos y días malos en el trabajo. El estrés es el fiel compañero en los días más duros y cuando acaba el día, lo que más deseas es llegar a casa combatir ese estrés en el sofá, delante del televisor, y con un litro de helado sobre tus rodillas. Por otro lado sabes que esa no es la manera correcta de actuar, e intentas elegir qué es lo mejor que puedes comer para aplacar la ansiedad pero sin hacer que tus pantalones encojan misteriosamente.
Sin embargo un estudio reciente concluye que ir al gimnasio en lugar de hacer todo la antes citado, es la mejor opción. La razón es porque el ejercicio puede reducir tus ganas de comer compulsivamente como respuesta a un día muy estresante. Tu cuerpo, tras un esfuerzo mental muy importante, genera un estado de necesidad de sentirse lleno, y es cuando tu cerebro empieza a mandar las señales para ingerir comida.
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Un gran esfuerzo mental tanto en la oficina, como después de unas horas estudiando para un examen aumenta el apetito, y es importante saciar esa necesidad del cerebro, pero con comidas saludables. Por esa razón no deberías ir de tu mesa, directamente al buffet, sino calzarte las deportivas y salir a dar un paseo, por ejemplo. Después puedes preparar tu comida y saborear cada bocado.
Todo el mundo tiene días buenos y días malos en el trabajo. El estrés es el fiel compañero en los días más duros y cuando acaba el día, lo que más deseas es llegar a casa combatir ese estrés en el sofá, delante del televisor, y con un litro de helado sobre tus rodillas. Por otro lado sabes que esa no es la manera correcta de actuar, e intentas elegir qué es lo mejor que puedes comer para aplacar la ansiedad pero sin hacer que tus pantalones encojan misteriosamente.
Sin embargo un estudio reciente concluye que ir al gimnasio en lugar de hacer todo la antes citado, es la mejor opción. La razón es porque el ejercicio puede reducir tus ganas de comer compulsivamente como respuesta a un día muy estresante. Tu cuerpo, tras un esfuerzo mental muy importante, genera un estado de necesidad de sentirse lleno, y es cuando tu cerebro empieza a mandar las señales para ingerir comida.
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Un gran esfuerzo mental tanto en la oficina, como después de unas horas estudiando para un examen aumenta el apetito, y es importante saciar esa necesidad del cerebro, pero con comidas saludables. Por esa razón no deberías ir de tu mesa, directamente al buffet, sino calzarte las deportivas y salir a dar un paseo, por ejemplo. Después puedes preparar tu comida y saborear cada bocado.