Siete años después, no hay Justicia para Cristian Mariscal
¿Quién sabe qué en el caso Mariscal?
Los fiscales Gilbert Muñoz, Phamela Ovando y Ramiro Guerrero, los abogados Tamer Medina y Rafael Gómez y la policía Roxana Ayuviri fueron quienes más han participado en los detalles de la investigación fracasada por la desaparición del joven periodista



Se cumplen hoy siete años sin saber nada del periodista Cristian Mariscal. Su historia se ha contado desde todos los puntos de vista posibles y en todo orden cronológico, empezando por ese fatídico 19 de enero de 2014 en el que una cámara de vigilancia a la salida de la discoteca Vértigo, donde trabajó aquella madrugada, lo captó por última vez yendo hacia su vehículo Suzuki Samurai jugueteando con la llave en el dedo o empezando por el día que falleció su papá, Jaime Mariscal, el 6 de enero de 2016, agotado por un juicio negligente e imposible, en el que nunca obtuvo respuestas y vio cómo cada una de las pruebas se arruinó ante sus ojos.

El fiasco de las tres pericias
La trama es no tan compleja según narra el cuaderno de investigaciones. Cristian Mariscal salió de la discoteca y acudió a casa de su expareja, Gabriela Torres, con quien había convivido hasta unas semanas atrás y de cuyo garaje todavía conservaba una llave. Subió hasta el dormitorio, pero Torres le negó el acceso. Ahí empiezan las divergencias en las declaraciones. Según Torres abandonó la casa muy borracho; después matizó que por su propio pie y manejando. Después un pintor que trabajaba en la casa declaró que le hicieron trabajar ese domingo para pintar el pasillo por el que accedió, y unos meses después, la policía y la fiscalía, en la peor pericia realizada en la historia de Tarija, encontró hasta una docena de manchas de sangre en ese trayecto. El análisis del ADN nunca se hizo, porque del laboratorio policial pasó al fiscal ya abierto y todo se arruinó, por lo que nunca fue concluyente.
Después vino el episodio de las llamadas de “despedida” que supuestamente Gabriela recibió y que una triangulación posterior en otra tormentosa pericia plagada de irregularidades situó en las orillas del lago San Jacinto. El perito era un ingeniero uruguayo, Facundo Olascoaga, que acabó siendo un hacker avezado y que nunca acabó su trabajo, porque el Fiscal Departamental de Chuquisaca, Roberto Ramírez, ordenó un allanamiento de su vivienda – por sospecha de que Olascoaga negociaba sus pericias – y lo arruinó todo.
En el trayecto al lago San Jacinto estaba precisamente el garage de Mohammed Mustaffa, que entre otros negocios levantaba autos en grúa. Un año después de la desaparición de Mariscal y su Suzuki Samurai, una investigación de Plus TV, donde trabajaba Mariscal, lo encontró en un pequeño pueblo de Santa Cruz. Era enero de 2015. En agosto de 2014, para la virgen de Urkupiña, el auto se había movido de Santa Cruz a Cochabamba y cargado combustible dejando el rastro en el sistema B-Sisa, pero nadie había movido un dedo por encontrarlo – luego de la publicación se encontró en tres días -. El auto se encontró y Jaime Mariscal y un pariente mecánico se fueron hasta Cochabamba a identificarlo. Antes de verlo describieron algunos de los arreglos e incluso soldaduras que habían hecho y que evidentemente después se encontraron ahí, detalló a este medio don Jaime Mariscal en su momento. Sin embargo, unas cuantas semanas después, una pericia de revenido químico vino a decir que el auto era chuto y no se podía considerar el mismo…
El cierre
Con todas las pericias arruinadas, el tiempo pasó y los pocos imputados en el caso, principalmente Gabriela Torres y su novio Grover Carranza – con quien se intercambió cincuenta mensajes en la noche de la desaparición de Mariscal – quedaron sobreseídos. Sin cuerpo no había delito.
El Fiscal Departamental, Gilbert Muñoz, desvió la atención hablando de cooperaciones internacionales, insinuando una fuga, pero a sus familiares y amigos cercanos que lo conocían bien les parece inviable que Cristian, enganchado a la televisión, donde disfrutaba de la popularidad que buscaba, haya empezado una vida anónima en algún otro lugar.
Llegado el momento, el expediente se fue al congelador, aunque Muñoz insistió en que si aparecía algo, el caso se reabriría.
Desde entonces el caso está en el ostracismo, pero solo un puñado de personas pueden saber exactamente qué pasó en aquella noche en la que un periodista joven que tenía proyectos de futuro y un éxito creciente en el medio, desapareció:
¿Quién sabe qué en el caso Mariscal?

Gilbert Muñoz, quién fuera casi una década el fiscal estrella del departamento de Tarija, donde fue creciendo desde el programa de Anticorrupción hasta la cabeza de la institución es hoy abogado libre. Muñoz ha negado siempre cualquier negligencia sobre el caso y ha atribuido todos los imponderables a los procedimientos del derecho.
A Muñoz se le ha sindicado también de ser “compadre” del abogado de los acusados, Rafael Gómez Cossío. Muñoz fue omnipresente en toda la investigación.
Rafael Línder Gómez Cossío es un abogado libre que ha tenido sus escarceos con la política – se le vinculó a Luis Alfaro, como al propio Gilbert Muñoz – y ha candidateado por Tarija Para Todos además de haber sido vocal del Tribunal Departamental.

Gómez Cossío asumió la defensa de Gabriela Torres Araoz básicamente porque su hermano era el único hombre varón en la casa en la noche de la desaparición al ser pareja de la madre de Gabriela. Curiosamente su declaración policial se resume a un “no vi nada” y no ha vuelto a ser requerido.
Gómez Cossío insistió siempre en la “autodesaparición” y en que sin cuerpo no hay delito, sobre cada pericia arruinada ha tenido una explicación.
Phamela Ovando, se convirtió en la fiscal al cargo de la investigación y bajo su tutela se fueron arruinando todas y cada una de las pericias que debieron ser determinantes: las pruebas de sangre, los teléfonos y el vehículo.
Tamer Medina, abogado libre de marcada tendencia izquierdista y social – enemistado con el MAS entonces – asumió solidariamente el caso para representar a la familia Mariscal. Como a Ovando, todas las pericias se fueron arruinando ante sus ojos. Medina presionó por las pruebas de sangre y también recomendó a Facundo Olascoaga como perito informático. Se mantiene firme en la posición de que hubo un asesinato que se debe esclarecer.

Roxana Ayuviri Fue la primera oficial policial al cargo de la instrucción. Ayuviri tomó las principales declaraciones a los testigos e involucrados, también al pintor de la casa donde se vio por última vez al periodista.
Ramiro Guerrero fue el Fiscal General que más tiempo convivió con el caso abierto y a quién se le pidió en varias ocasiones atención al respecto, pero nada sucedió. Otros altos personeros del Estado, como el exministro de Justicia Héctor Arce, al propio Evo Morales y también a Jeanine Áñez se les expuso el caso y se les pidió atención y colaboración. Nada de ello pasó.
La pelota hoy vuelve a estar en el tejado de la Fiscalía y del nuevo Fiscal Departamental, Wilson Tito, que de momento no se ha pronunciado. Mientras, la familia busca una pista, una luz, una información, un recuerdo de un vecino, que pemita aportar algo en la búsqueda del periodista.