Organizados contra la delincuencia
El Trigal, el barrio que pone “en jaque” al hampa
Cansados de la inseguridad y la delincuencia, adquirieron un sistema de bocina que puede convocarlos en un punto inseguro en cuestión de minutos
Julio vive en el barrio El Trigal y en su casa tiene una tienda. Un día, él y toda su familia despertaron y cuando abrieron su venta se dieron cuenta que fueron víctimas de un robo. Los ladrones se llevaron 1.600 bolivianos, además de una bolsa de pan.
“No sentimos nada, simplemente al día siguiente vimos la puerta entreabierta y que no estaba el dinero”, cuenta.
Asimismo, recuerda que en otra ocasión, unas personas estaban por trasladarse a su barrio, para lo cual alquilaron un departamento pequeño y fueron llevando sus cosas poco a poco, sin embargo, antes de que ellos se acomoden en su nuevo hogar y se trasladen, la vivienda ya había sido asaltada.
También está lo sucedido hace unas semanas atrás, cuando un grupo de jóvenes armados con cuchillos y otras armas blancas fueron a buscar a uno de los jóvenes habitantes de ese barrio y lo atacaron. Afortunadamente, para el agredido, salió uno de los vecinos y se armó una “pelea campal”, hasta que llegó la Policía.
Éstas son tan solo algunas de las historias que recuerdan los vecinos del barrio El Trigal. A ello se suman otras más, relacionadas a personas que fueron asaltadas y perdieron sus bolsos, carteras o celulares.
Frente a esta situación y cansados de la inseguridad, los vecinos de este barrio decidieron ponerle fin a la delincuencia y a los bebedores consuetudinarios. Para esto se organizaron y se equiparon con un novedoso sistema de alerta contra la delincuencia.
Así, adquirieron una bocina que es activada por cualquiera de los vecinos con una llamada desde su celular. Esto cuando presencian un hecho delincuencial o parroquianos bebiendo por alguna de sus zonas. Tras la alarma de manera inmediata los demás vecinos van hasta el lugar de los hechos para atrapar al delincuente o en todo caso echar a los bebedores.
El proyecto
Julio Marca es vicepresidente del barrio e impulsor del proyecto y explica que todo comenzó hace 5 a 6 años atrás, cuando el programa de Brigadistas Barriales de la Gobernación llegó a su fin, dejándoles a ellos indefensos y más inseguros.
“Antes había en el barrio personas que hacían guardia en las noches y cuando dijeron que no había ítems, cerraron ese programa. Nosotros estábamos conformes y nos sentíamos algo protegidos, porque había algo de coordinación con los jóvenes que trabajaban”, dice.
Pero desde ese entonces, incrementó la delincuencia y comenzaron a ir los parroquianos al barrio, que lamentablemente tiene varios lotes baldíos y quebradas por la zona. De hecho, recuerda que después de eso, incluso la Policía calificó a su barrio como una zona roja.
Por todo esto, inicialmente se organizaron en un grupo de WhatsApp, en el que actualmente hay unas 170 personas, y mediante el mismo coordinaban acciones para actuar contra este mal. Más aún, los robos seguían, también los parroquianos y los delincuentes.
Debido a esto, la directiva barrial planteó este proyecto que Julio lo vio en la ciudad de La Paz, así propusieron ejecutarlo. Pero fue recién al inicio de la pandemia del coronavirus, cuando los vecinos decidieron adquirirlo, puesto que advirtieron que estarían más desprotegidos.
Para esto, poco más de 100 vecinos de las 200 familias que habitan El Trigal pusieron una cuota de 50 bolivianos, de esta manera lograron reunir el dinero para comprar la bocina, que tiene un sonido muy potente y tiene alcance para todo el barrio.
El sistema
A cada vecino que puso la cuota se le asignó un código que es reconocido por la bocina, de tal manera que cuando uno de ellos ve que algo pasa en su barrio o en su domicilio, llama desde su celular a la bocina que se activa con esa llamada, reconociendo el código asignado.
El administrador de la bocina identifica qué código o vecino la hizo sonar y mediante el grupo de What’sApp, convoca a todos hasta el lugar preciso, a donde llegan mínimamente 40 personas en cuestión de minutos. “Cada uno de los vecinos está instruido y manejamos el lema - Uno para todos y todos para uno -”, añade Julio.
Anteriormente, cuando solo estaban organizados vía What’sApp, no tenían forma de llegar al lugar preciso, en cambio ahora numeraron las calles, pero además las sectorizaron, por lo que es más fácil para ellos dar con los puntos exactos de donde son requeridos.
Consultados sobre cómo proceden una vez que llegan al lugar y atrapan al delincuente, Yubitza Cari, secretaria del directorio del barrio, afirma que la decisión de todos es no agredir al antisocial, sino retenerlo y llamar a la Policía, para hacerle entrega del ladrón. “Nuestra organización es para prevenir los robos y que los delincuentes no vengan a nuestro barrio”, añade.
La bocina está instalada en lo alto de un poste de luz de la cancha polifuncional del barrio y sirve para las 200 familias que habitan el lugar, e incluso más. De hecho, hay algunos barrios vecinos con los que trabajan de manera coordinada, como Los Laureles y 23 de Octubre.
Florentino Garzón vecino del barrio resalta la organización y el trabajo en sociedad implementado, para trabajar por la seguridad de la zona y sus familias.
¿Autoridades?
La bocina fue instalada recién la otra semana y de esto ya tiene conocimiento la Policía, según afirmó el vicepresidente barrial, quien dijo que la implementación ya fue comunicada a la Estación Policial Integral (EPI) de Lourdes y que incluso recibieron felicitaciones por la iniciativa.
Sin embargo, Julio pide al Municipio apoyarlos en esta lucha, primero, dándoles iluminación en el barrio, puesto que afirma que el alumbrado público existente es deficiente, pero además pide la instalación de al menos dos cámaras de seguridad, una al ingreso al barrio, y la otra en la unión con el barrio Lourdes.