Vida Verde
China – América Latina, un vínculo reforzado en medio de tensiones
La última cumbre celebrada en Beijing exploró nuevas fórmulas de cooperación dentro del marco de juego multilateral: cada vez son más las empresas chinas las que desembarcan directamente y menos los créditos vinculados



Los líderes latinoamericanos se reunieron el pasado martes en Beijing para celebrar la cuarta cumbre ministerial entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y China. En su discurso de apertura, el presidente chino Xi Jinping subrayó el inicio de un nuevo capítulo más unido de esta relación. Por su parte, los líderes de la CELAC hicieron hincapié en la necesidad de un mundo más equilibrado y multipolar, y enmarcaron la asociación del bloque con China como un camino hacia una mayor autonomía en los asuntos globales.
Fundada en 2010, la CELAC es una organización regional intergubernamental que reúne a todos los países de América Latina y el Caribe. El Foro China-CELAC se creó en 2014 para promover asociaciones entre las regiones. Cada una de las cumbres anteriores entre China y la CELAC ha dado lugar a planes de acción de cooperación conjunta, que abarcan diversos ámbitos, desde el desarrollo sostenible hasta la colaboración cultural.
La cumbre del martes fue oficialmente una reunión ministerial, pero asistieron varios líderes nacionales: el colombiano Gustavo Petro, el chileno Gabriel Boric y el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva viajaron a Beijing para asistir a la ceremonia inaugural.
El discurso del presidente Xi Jinping incluyó el anuncio de una línea de crédito de 66.000 millones de CNY (9.150 millones de USD) para apoyar el desarrollo de los países de la CELAC. Esta cifra es algo menos de la mitad de la prometida en la cumbre de 2015.
“Aunque China y América Latina y el Caribe están geográficamente distantes, los lazos de nuestra amistad se remontan a siglos atrás”, dijo Xi. “Juntos, China y los países de América Latina y el Caribe defienden el verdadero multilateralismo, defienden la equidad y la justicia internacionales, impulsan la reforma de la gobernanza global y promueven la multipolaridad global y una mayor democracia en las relaciones internacionales”.
Xi añadió que China y América Latina deben ampliar la cooperación en energías limpias, inteligencia artificial y economía digital. Afirmó que China aumentará las importaciones de “productos de calidad” procedentes de América Latina, y que se animará a las empresas chinas a ampliar las inversiones en la región.
El chileno Boric coincidió al afirmar que es el momento de “dar un salto de calidad en la vinculación económica con China”. Petro —cuyo país, Colombia, tiene la presidencia de turno de la CELAC actualmente—propuso un cable de fibra óptica para conectar Asia con América Latina. El brasileño Lula abogó por un comercio fuerte con China y una cooperación más profunda en la transición energética. También defendió el multilateralismo: “El apoyo chino es crucial para poner en marcha autopistas, ferrocarriles, puertos y líneas de transmisión”.
En una declaración conjunta de 28 puntos emitida a última hora del martes, el Foro China-CELAC subrayó su compromiso con el multilateralismo, la cooperación internacional y el “fortalecimiento de todos los pilares del mecanismo del cambio climático”.
Una cumbre en medio de la guerra comercial
La cumbre CELAC-China se celebró en medio de un enfriamiento de la guerra arancelaria entre Estados Unidos y China. El lunes, ambos países acordaron una reducción de las condiciones comerciales y de las subidas arancelarias recíprocas, que se habían ido agravando desde enero. El martes, Estados Unidos bajó sus aranceles a las importaciones chinas del 145% al 30%, mientras que China firmó una reducción del 125% al 10%. Sin embargo, esto se revisará en 90 días.
Este conflicto comercial ha colocado a América Latina en una posición difícil. Mientras que el presidente estadounidense Donald Trump tiene aliados cercanos en la región, como el presidente argentino Javier Milei y el presidente de El Salvador Nayib Bukele, otros en América Latina han buscado diversificar sus socios. Por ejemplo, el lunes Petro confirmó la adhesión de Colombia a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés) de China.
La BRI se ha expandido en la región durante la última década, y Colombia se convertirá en el 23º país de la CELAC en adherirse.
Dialogue Earth consultó a Francisco Urdinez, director de Núcleo Milenio sobre los Impactos de China en América Latina (ICLAC), una iniciativa de investigación interdisciplinaria. Según él, el principal objetivo de la cumbre era “mostrar al mundo que el multilateralismo aún existe y que el libre comercio aún es posible”.
Rebecca Ray, investigadora académica senior del Centro de Políticas de Desarrollo Global de la Universidad de Boston, está de acuerdo: “Con las barreras comerciales por todas partes, es un momento importante para unirse y reafirmar el compromiso con el multilateralismo. La región está apostando por unas relaciones pragmáticas, abiertas y no discriminatorias con el mundo para alcanzar sus objetivos”.
Otras inversiones
Para Parsifal D’Sola Alvarado, director ejecutivo del Centro de Investigaciones Chino Latinoamericanas de la Fundación Andrés Bello (FAB), lo más importante de la cumbre fueron las interacciones bilaterales que los mandatarios de Brasil, Colombia y Chile mantuvieron con China. “Lo demás fueron declaraciones de los gobiernos y falta de definiciones”, agrega Alvarado.
Empresas de China, principal socio comercial de Brasil, manifestaron su intención de invertir aproximadamente 4.500 millones de dólares en diversos sectores de la economía brasileña.
Según la Agencia Brasileña de Promoción de Exportaciones e Inversiones (ApexBrasil), se incluirán los sectores de energías renovables, minería, automoción, alimentación, logística y salud. Brasil también emitió una declaración conjunta con China al margen de la cumbre, en la que ambos países acordaron cooperar en proyectos relacionados con el medioambiente, la transición energética, y la ciencia y la tecnología, entre otras áreas.
Brasil ha optado hasta ahora por no unirse a la BRI. Pero el país sigue deseando estrechar lazos con China, afirma el politólogo y profesor de Relaciones Internacionales Maurício Santoro: “En los últimos años hemos asistido a una diversificación de las inversiones chinas en Brasil, por ejemplo en el sector de los vehículos eléctricos. Grandes fabricantes de automóviles, como BYD, están construyendo fábricas en el país”.
Esta semana también se celebró en Beijing el Foro Empresarial Chile-China, organizado por la administración de Boric. En el foro, el presidente chileno alabó el multilateralismo y el libre comercio, y los beneficios recíprocos que aportan. Ambos países se mostraron dispuestos a colaborar en soluciones a los desafíos de la transición energética y la transformación digital, entre otros temas.
Mientras tanto, Nicaragua, que reanudó sus relaciones diplomáticas con China en 2021, firmó cuatro acuerdos con empresas chinas al margen de la cumbre, incluido un acuerdo con Yutong sobre vehículos eléctricos. También se negociaron acuerdos hidroeléctricos y mineros.
Margaret Myers, directora gerente del Instituto para América, China y el Futuro de los Asuntos Globales de la Universidad Johns Hopkins, señala el menor compromiso crediticio de China en comparación con cumbres anteriores. Pero afirma que sigue siendo significativo teniendo en cuenta la retirada estadounidense de ciertas formas de ayuda, como USAID, y la lentitud del programa europeo Global Gateway.
“Que los miles de millones chinos se materialicen o no dependerá de múltiples factores”, afirma Myers, “entre ellos las propias perspectivas económicas de China, la medida en que las empresas chinas dispongan de proyectos financiables y los intereses de los distintos países y localidades. Pero China parece decidida a seguir comprometida con la región”.
La Iniciativa de la Franja y la Ruta
Anunciada por primera vez por Xi Jinping en 2013, la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI, por sus siglas en inglés) es una estrategia global de desarrollo de infraestructuras diseñada para impulsar el comercio y el crecimiento económico.
“Franja” se refiere a la Franja Económica de la Ruta de la Seda, una serie de rutas terrestres que unen China con Europa a través de Asia Central y Oriente Próximo. “Ruta” reconoce la Ruta de la Seda marítima del siglo XXI, una ruta marítima que conecta la costa meridional de China con el Mediterráneo a través de África Oriental.
Una amplia gama de proyectos, como autopistas, puertos, centrales eléctricas y fábricas, se han descrito como parte de la Iniciativa de la Franja y la Ruta. En Perú el puerto de Chancay, con financiación china, es el más grande de la región, y los corredores bioceánicos entre Sao Paolo y los puertos del norte chileno y sur del Perú siguen siendo estudiados.
Así cambia la inversión china en América Latina
En la última década, la inversión china en América Latina se ha caracterizado por grandes proyectos de infraestructuras: carreteras, ferrocarriles, represas y puertos, entre otros, frecuentemente respaldados por financiación estatal, y que en muchos países llegan bajo la bandera de la Iniciativa de la Franja y la Ruta. Pero en los últimos años, la naturaleza de esta inversión ha empezado a cambiar.
Aunque China sigue mirando a sus socios latinoamericanos en busca de mercados y recursos clave, ahora son las empresas chinas, y no sus prestamistas, las principales protagonistas de la inversión, con especial atención a los sectores de las nuevas tecnologías.
En las últimas dos décadas, la importancia económica de China en América Latina ha ido en franco aumento. Desde el año 2000, el comercio entre el país asiático y la región se multiplicó por 35 y se espera que siga avanzando. China es el primer destino de exportaciones de Brasil, Chile, Perú, Uruguay y Panamá; y el primer origen de importaciones de parte de Argentina, Chile, Brasil, Paraguay, Bolivia, Perú, Ecuador y Colombia.
En varios momentos de la década de 2010, la escala de apoyo de las instituciones financieras de desarrollo chinas a la financiación de infraestructuras en la región superó a la de proveedores tradicionales como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, una tendencia que, sin embargo, se ha invertido desde entonces, ya que dicha provisión disminuyó drásticamente en la segunda mitad de la década.
Mientras la región lucha por cubrir sus necesidades de financiación para la transición hacia energías limpias, los expertos afirman que este cambio en el patrón de inversión chino puede presentar nuevas oportunidades para los países latinoamericanos, pero también desafíos asociados al impacto sobre el desarrollo económico local y la gestión de las tensiones socioambientales.
Desde 2015, América Latina registró una sensible caída en los préstamos por parte del China Development Bank (CDB) y del Export-Import Bank of China (CHEXIM), dos de los tres bancos públicos chinos propiedad del Consejo de Estado, que han sido históricamente las instituciones más activas a la hora ofrecer fondos a la región. En concreto, entre 2019 y 2023, la región recibió un promedio de solo 1,3 mil millones de dólares al año; en cambio, en 2010 solamente el CDB prestó 25 mil millones de dólares
Rebecca Ray, investigadora del Boston University Global Development Policy Center en la relación económica entre China y América Latina, explicó a Dialogue Earth: “vemos menos intervención de las instituciones financieras y más acción de las empresas. En América Latina, en la última década se observó el pico de operaciones de inversión a través de las instituciones financieras, primero a través del sector petrolero y luego en infraestructura”.
En Bolivia por ejemplo, las relaciones giran sobre la explotación de recursos naturales estratégicos, en particular del litio y a través de una fórmula de negocio conjunto que no depende de créditos ni préstamos.
También se han modificado los sectores prioritarios para las inversiones realizadas por China. Los préstamos otorgados por el CDB y el CHEXIM fueron mayormente dirigidos a apoyar la infraestructura de los sectores extractivos de materias primas, gasoductos y oleoductos, energía eléctrica y manufacturas. A partir de esas operaciones, China se fue convirtiendo en un desarrollador y constructor líder de proyectos de infraestructura no solo en la región sino en todo el Sur Global.
Los nuevos rubros priorizados por China son autos eléctricos, paneles solares, baterías, digitalización, telecomunicaciones, fintech, electrificación e inteligencia artificial. En varios de los sectores, China ocupa un lugar dominante a nivel global, como es el caso de los paneles solares, baterías y autos eléctricos. China representa más del 80% de las exportaciones de paneles solares, 50% de las baterías de litio y más del 20% de los autos eléctricos. A su vez, estos sectores de “nueva infraestructura” representaron el 58% de la inversión externa de China en la región en 2022 y más del 60% de la cantidad de proyectos anunciados por compañías chinas en ese año.