Vida en familia
Día de todos los Santos: cómo hablar de la muerte a un niño
En una cultura donde no estamos familiarizados con la muerte, hablar a los pequeños sobre esta situación se convierte en un reto. Mantener la calma y ser positivos es clave para que el niño asuma la realidad sin generar miedos
La muerte es un tema tabú en nuestra cultura y hablar sobre ella con los niños supone un reto para cualquier padre. Sin embargo, es parte de la vida y tarde o temprano tendrás que explicársela a tu hijo pues probablemente ya ha visto “desaparecer” a algunos seres queridos.
Utilizar el Día de Todos los Santos como excusa para abordar el tema es una buena idea, porque además en nuestra cultura boliviana, la tradición envuelve mística, religiosidad y misterio que puede hacérseles complicado. Hablar de la muerte en contextos no traumáticos puede hacer que esté más preparado cuando tenga que afrontar la pérdida de un ser querido, aunque también hay que advertir que pueden aparecer otros miedos subyacentes tras la conversación.
Perder a un ser querido es una de las situaciones más difíciles que puede vivir una persona. Vivimos en una sociedad donde la muerte acecha y es en ocasiones demasiado cotidiana para los adultos, pero a los niños se les niega de raíz toda la información. En parte es porque explicar este acontecimiento a un niño puede ser complicado si no se trata desde la sinceridad y la emoción. Para aprender a hablar de la muerte a los más pequeños Ángels Ponce , experta en terapia familiar y duelo, comparte varios consejos que ayudan a abordar estas delicadas conversaciones.
En el momento en el que un ser querido y cercano muere, es normal que los adultos se enfrenten a las preguntas de los más pequeños que, desde su curiosidad e ignorancia, no comprenden lo que ha ocurrido. Es entonces cuando los adultos se cuestionan qué decir, cómo hacerlo o cuándo. “En general los padres se manejan mal ante estas situaciones porque suponen una excepción dentro de las conversaciones con nuestros hijos. La muerte no es un tema que se trate con frecuencia y naturalidad, sino que solo se aborda de manera esporádica cuando sucede dentro del seno familiar… y muchas veces se hace de puntillas, sin tratar el tema en profundidad. Todos los padres desean poder ahorrarles el sufrimiento ante la pérdida de alguien a quien amaban, pero la mayoría de ellos no saben cómo hacerlo”, explica la experta.
Sinceridad y seguridad
No sabes cuándo tu hijo va a tener que enfrentarse a la muerte de un ser querido: un miembro de la familia, un amigo, una mascota, por tanto, la muerte no es un tema que debas evitar. Además, los expertos aconsejan no utilizar eufemismos del tipo “se ha ido de viaje” o “se ha dormido” para explicarle la muerte a un niño. Con esto solo lograrás confundirlo.
Sé sincero con él y explícale, de manera acorde a su edad, que la muerte es irreversible y forma parte del ciclo vital. Todos moriremos algún día. Por supuesto, trata de no dramatizar para no infundirle miedo
Tener claras algunas ideas y aspectos a la hora de cómo comunicar este tipo de noticias a los niños puede ser de utilidad a toda la familia:
Es necesario transmitir y sentir tranquilidad. Cuando uno da una explicación suele hacerlo desde su propio estado emocional. Según esté esa persona, así será la forma en la que transmita la información al niño, contagiándole de sus emociones.
“Es importante ser consciente de cómo nos encontramos nosotros mismos porque esa emoción se impregnará en el niño, así que si lo que quiero es transmitir tranquilidad debo sentirla y buscar un momento en calma”, afirma la experta.
Se debe tener en cuenta que, junto a las palabras, el pequeño también observará la actitud y el lenguaje no-verbal del adulto, por lo que tiene que existir una coherencia entre lo que se dice, cómo se dice y cómo se actúa.
No se debe temer al uso de la palabra ‘muerte’. Es habitual que esta palabra se evite siempre que se habla frente a un menor, pero es necesario normalizar su uso. Muchos niños y niñas ya saben que existe la muerte, la conocen tras haberla leído en los cuentos, visto en películas o en la propia televisión.
La mayoría de ellos conocen a alguien a quien se le ha muerto algún familiar, algún amigo o alguna mascota muy querida. Es importante que el temor a al uso de esta palabra desaparezca para de esa forma facilitar el entendimiento con el niño.
Ser sinceros y demostrar las emociones reales. “Si el niño tiene edad para entender lo que ha ocurrido no hay que recurrir a metáforas, tan sólo se debe decir la verdad”, aconseja Àngels Ponce. Es importante enfrentarse a este tipo de situaciones siempre contando la verdad y no escondiendo lo que el adulto siente o lo que ha ocurrido.
“Compartir con los niños lo que sentimos es la mejor manera de educarles emocionalmente”, explica la experta.
Debemos transmitir que llorar, estar triste es normal o echarlos de menos es normal, de esta forma le damos permiso para que expresen y las compartan con nosotros.
Adaptar los argumentos y conceptos según la edad. Los niños entenderán la muerte mediante su experiencia y madurez, por lo que es muy importante adecuar el discurso a la edad del niño.
En los casos en los que los niños son pequeños es aconsejable responder simplemente a las preguntas que ellos realicen, sin darle más explicaciones que las que ellos demandan.
“Debemos tener en cuenta que un niño de 6 años, por ejemplo, no lo necesita saberlo todo acerca de la muerte”, asegura Ponce.
Hablar con él de la persona fallecida puede ayudar a que el pequeño exprese sus sentimientos sobre lo que ha ocurrido y sobre la persona que no está, y podamos conocer más su estado emocional.
El niño puede reaccionar frente a la muerte de muchas formas, dependiendo de los factores que le influyen, no sólo la edad que tiene, sino la manera en la que se relaciona con su entorno, el nivel de entendimiento, la experiencia o el propio vínculo que le unía con la persona fallecida.
En definitiva, hablar de la muerte con tu hijo no es fácil, pero no ganarás nada con evitarlo. Si aprende que es algo natural de la vida, sufrirá menos cuando tenga que afrontar una pérdida. Por tanto, aprovecha el Día de Todos los Santos para acercarte a este tema.
Qué se celebra el 1 y el 2 de noviembre?
El Día de Todos los Santos es una celebración para honrar a los seres queridos que se han ido. Muchas familias acuden a los cementerios para llevar flores y adornar las tumbas. Por eso es recomendable aprovechar el contexto de estos rituales relacionados con la muerte para hablar con tu hijo sobre este tema.
Para empezar, se puede explicar el origen de esta tradición.
Como es obvio, se trata de una festividad religiosa que se celebra en la mayoría de países de tradición cristiana. La Iglesia católica proclamó el Día de Todos los Santos en el siglo IV para honrar a los mártires de la Gran Persecución de Diocleciano, pero no tuvo una fecha fija hasta el siglo VIII, cuando el Papa Gregorio III decidió establecerlo el 1 de noviembre. Más tarde, en el siglo IX, el Papa Gregorio IV extendió la celebración a toda la iglesia.
Se cree que la elección del 1 de noviembre como día de los muertos se debe a la influencia de la tradición celta del Samhain, ya que la iglesia pretendía eliminar las festividades paganas. La noche del 31 de octubre al 1 de noviembre, los celtas celebraban el final del verano y las cosechas y la llegada de la “temporada oscura”. También creían que en esa fecha los difuntos podían volver al mundo de los vivos, una tradición que entronca también con las costumbres originarias en América.
La llegada de los españoles y la forma particular de llevar adelante la evangelización hizo que muchos elementos particulares de la celebración andina se mantuvieran y se añadieran asuntos del rito católico. Varias crónicas hablan de la “literalidad” con la que se llevaba la tradición de “compartir con el difunto” o esperarlo en la casa.
En la actualidad se han restringido los accesos a los cementerios para evitar aglomeraciones y las familias acompañan allí, pero también esperan en las casas con las mesas dispuestas para la llegada de los seres queridos.
Así, la fe en la tradición resulta elemental y aunque los niños, según su edad, no hayan aprendido aún el concepto, sí pueden entender el juego simbólico y recordar a los seres queridos.
Otras claves para hablar con tu hijo
Un lenguaje que entienda
Las palabras tienen mucho poder, por eso debes ser cuidadoso eligiéndolas. Ten en cuenta la edad de tu hijo, no es lo mismo hablar de la muerte con un niño de 5 años que con uno de 10. Hasta los 5 o 6 años, los niños no entienden la idea de irreversibilidad. Es muy importante que utilices un lenguaje muy sencillo que tu hijo pueda entender y que te centres en responder a sus preguntas. No le mientas ni lo engañes, pero al mismo tiempo transmítele tranquilidad y una visión positiva de la vida.
Utiliza cuentos y películas
Los cuentos infantiles y las películas para niños son recursos fantásticos para ayudar a tu hijo a comprender qué significa la muerte. No esconden el tema, pero lo tratan de una manera adecuada para la infancia y transmiten un mensaje positivo. Además, los personajes sirven como referentes para los niños cuando se vean en una situación similar, así que leer y ver películas es una buena práctica de aprendizaje
Presta atención a sus emociones
Ante la muerte de un ser querido, tu hijo también tiene derecho a pasar su duelo. Si no ocultas tus emociones, siempre sin excesos, le ayudarás a entender mejor las suyas. Aunque tu inclinación natural será querer protegerlo para que no sufra, es importante que entienda que la muerte es un momento doloroso y está bien que profundice en sus propios sentimientos y aprenda a ponerles nombre. Habla con él de una forma natural sobre lo que estáis sintiendo.