Vida en familia
“Sostener una relación por los hijos es un enorme error”
Los hijos se convierten en víctimas de un sobresfuerzo innecesario que podría resultar mejor gestionado: “Los problemas en el hogar surgen por sustentar una relación que no es la adecuada y quienes primero lo detectan son los menores”
Los divorcios no solo son una herramienta legal para disolver una unión matrimonial; cuando hay hijos de por medio, también implican una reconfiguración profunda del núcleo familiar. Esta reorganización tiene un impacto significativo en los menores, que se enfrentan a cambios en su entorno y en las dinámicas de las relaciones con ambos padres. Sin embargo, el proceso “no tiene por qué llegar a ser algo que los desgaste emocionalmente”, explica la abogada Susanna Antequera, especialista en derecho de familia y penal familiar. “En ocasiones, se plantea una ruptura familiar como si fuera un auténtico drama cuando en realidad es la solución a los problemas”, aclara.
Fundadora del bufete Antequera de Jáuregui y una de las divulgadoras jurídicas más importantes en las redes sociales, donde ha publicado más de 600 sentencias, Susana Antequera opina que tomar la decisión de separarse, aunque sea difícil, puede liberar a todos de un entorno tóxico y ofrecer una vida más estable y saludable para los niños. “Los problemas en el hogar surgen por sustentar una relación que no es la adecuada y quienes primero lo detectan son los menores”, asegura la abogada matrimonialista, que pasa balance de la situación de las separaciones legales.
¿Es inevitable que los hijos sufran durante el divorcio?
Si los padres tienen la buena voluntad de gestionarlo correctamente, no tiene porqué llegar a ser algo que los desgaste emocionalmente. Hay que intentar llegar a un acuerdo pensando siempre en los niños por delante de todo. Que se olviden del egoísmo o de los intereses económicos. Existen herramientas y mecanismos para poder alcanzar un acuerdo. Les esperan muchos años por delante para seguir ejerciendo su rol de padres. Los abogados y los jueces aparecen una vez, no van a estar siempre para solucionar los problemas que puedan tener respecto a sus hijos.
¿Qué ocurre cuando los padres no pueden ponerse de acuerdo?
Si las posturas son muy distantes y no se logra un acuerdo, yo siempre procuro activar el servicio de mediación familiar. Si detecto que hay una dificultad emocional o psicológica, siempre los derivo a que busquen apoyo psicológico. En derecho de familia a veces se forma un cóctel de sentimientos de frustración, venganza, celos o rabia que pueden explotar de manera contraproducente. Cuando el servicio de mediación familiar de las Defensorías tampoco funciona, pues al final tendrá que intervenir un juez y acabar en un juicio que, obviamente es el último recurso, al menos bajo mi criterio.
¿Cuánto puede durar el proceso?
Depende de la voluntad de las partes también. No hay un mínimo ni un máximo. A veces las mediaciones funcionan en dos sesiones y otras veces se necesitan diez porque hay muchas cosas que discutir y repartir. No todos los divorcios son iguales. Hay matrimonios que tienen mucho patrimonio y no se pueden poner de acuerdo. Depende de las circunstancias económicas personales, puede ser una mediación muy ágil y efectiva o muy complicada que al final no resulte posible y tengamos que acabar en un juicio.
¿El proceso de divorcio es más delicado cuando hay hijos pequeños de por medio o cuando involucra a adolescentes?
Es más sensible cuando son niños pequeños, aunque todas las edades tienen sus ventajas y sus inconvenientes. El sufrimiento existe hasta para un bebé, porque los bebés detectan que algo está ocurriendo en casa y pueden percibir el estado de nerviosismo de la mamá o del papá. Ese desgaste lo puede sufrir desde un bebé hasta un adolescente. A veces los pequeños sufren de una manera mientras los adolescentes sufren de otra. Dicho por psicólogos y psiquiatras, los adolescentes acaban canalizando toda su frustración, decepción o dolor en varios canales. Cada vez hay más adolescentes a los que se les diagnostican enfermedades de salud mental, depresiones o rebeldía y a veces, detrás de todo eso, hay una ruptura mal gestionada. Cuando son muy pequeños también se les detecta este tipo de ansiedad o de sentimiento de abandono, porque a lo mejor mamá quiere que esté más con ellos y papá no lo permite.
¿Se toma en consideración la opinión de los niños al determinar la custodia?
En Bolivia la edad habitual para que un niño de su opinión sobre con qué familiar preferiría quedarse son los 8 años. En Europa la edad mínima es de 12. Personalmente, estoy en total desacuerdo con que se utilice a un menor para que un juez determine fácilmente cuál es el mejor modelo de custodia. Hay muchos aspectos fundamentales que un jurista puede pasar por alto. ¿Cómo puede un juez detectar si un menor está siendo manipulado por uno de sus padres sin ser psicólogo? Es sencillo llevar a cabo una entrevista con un menor, que suele durar un máximo de 20 minutos para no estresarlos, y preguntarles: ‘¿Con quién te gustaría quedarte?’. Si ese menor ha sufrido una insistencia por parte de sus progenitores, inevitablemente, se encontrará en una situación conocida como conflicto de lealtad.
¿Qué es el conflicto de lealtad?
Significa que el menor se encuentra en una encrucijada emocional en la que siente que, al expresar su deseo de quedarse con mamá, está decepcionando a papá, o viceversa. En un divorcio convencional en el que se está cuestionando una custodia, no estoy a favor de la exploración del menor. Hay otras herramientas para demostrar las capacidades parentales del padre y de la madre.
¿Qué otras herramientas podrían utilizarse para determinar la custodia?
A través del gabinete psicosocial, psicólogos expertos en la materia que exploran la situación en un entorno que no es el juzgado. Los psicólogos saben perfectamente cómo dirigirse a menores de todas las edades para que no se sientan tan judicializados. Esto es una herramienta que puede ser bastante eficaz, pero ocurre que en la actualidad estamos sufriendo una falta de recursos porque la justicia es uno de los sectores de nuestro país a los que no se dedica demasiada inversión. En general falta personal y, en la jurisdicción de familia, nos hacen falta jueces y psicólogos expertos en la materia para que puedan estudiar el caso como realmente merece. La herramienta es buena, pero falta personal. Entonces, hay listas de espera, las entrevistas y exploraciones no son de la calidad que merecen los menores, y los informes psicológicos adolecen de errores, entre otros problemas. Tenemos una justicia en derecho de familia muy carente de garantías para los menores.
¿En Europa y Argentina hoy en día se observa una mayor preferencia por las custodias compartidas, pero en Bolivia persiste la tendencia a que las madres asuman el cuidado exclusivo de los hijos?
Desde una perspectiva social se considera que es lo mejor para los menores. Así detectan ellos que tanto papá como mamá son igual de activos y participativos en su desarrollo. Pero por lo general, se tiende por una custodia exclusiva. ¿Por qué? Pues porque ese vínculo, ese cordón umbilical mejor dicho, todavía no lo han cortado y cometemos el error de creer que somos las mejores para cuidar y criar a nuestros hijos. Pero también eso nos está implicando un sacrificio enorme en nuestro crecimiento personal y profesional. Por suerte esta tendencia cada vez es menor y son más las madres que proponen una custodia compartida.
¿Cuál es su opinión sobre el intentar sostener en el tiempo una relación de pareja que no funciona ‘por el bienestar de los hijos’? ¿Esto puede llevar a un divorcio más conflictivo en el futuro?
Sostener una relación que no funciona pensando que es lo mejor para los hijos es un enorme error. Eso es actuar de una manera no diligente. Precisamente, los problemas en el hogar surgen por sustentar una relación que no es la adecuada y quienes primero lo detectan son los menores. En ocasiones se plantea una ruptura familiar como si fuera un auténtico drama cuando en realidad es la solución a los problemas. Los menores en un periodo de adaptación entenderán lo que significa vivir en casa de papá y en casa de mamá. Si un matrimonio o pareja quiere intentar recuperar su relación les aconsejo, en primer lugar, que se sometan a terapia familiar. Si a pesar de la terapia no logran superar ese bache, las rupturas están a la orden del día y no pasa absolutamente nada. Es una reorganización familiar, no un tema melodramático. Es la solución a muchísimos problemas.
¿Es posible solicitar una modificación de la custodia después de haber sido establecida?
Siempre que surja un cambio de circunstancias que afecte al menor, es posible modificar la custodia. Esta puede realizarse de común acuerdo entre las partes involucradas, o en caso de desacuerdo, un juez deberá intervenir. La parte interesada en modificar la custodia deberá demostrar las circunstancias que han provocado este cambio y cómo la modificación propuesta beneficiará al menor.
“El divorcio ya no tiene por qué ser traumático”
Las cifras indican que los tiempos de una pareja para toda la vida se acabaron. El divorcio en Bolivia es un proceso normalizado y frecuente. La pedagoga Eva Bach, pionera en la divulgación de la educación emocional, y la mediadora familiar, Cecilia Martí, también se separaron hace años y, también hace años, escribieron a cuatro manos un libro para dar pistas para un buen divorcio. El manual se convirtió en un referente. Ahora se reedita, actualizado, de la mano de Plataforma. El título: El divorcio que nos une, es toda una declaración de intenciones. ¿O una entelequia?
Su libro es una revisión de una obra publicada en 2007. Quince años no son tanto, pero: ¿Han notado cambios en la forma en la que hoy se divorcia la gente?
Cecilia Martí: Cuando publicamos el libro por primera vez, yo conocía a cuatro personas que se pudieran considerar “bien separadas”. Ni una más ni una menos. Pero, en esta actualización de El divorcio que nos une, señalamos que hemos notado una mejoría: que hay más 'bien separados'. No son muchísimas parejas, es verdad, pero va en aumento.
Eva Bach: Lo que vemos es que ahora suceden más cosas que llamamos 'bonitas' en unas circunstancias, un proceso de divorcio, que, hasta no hace mucho, eran muy dramáticas. Hemos visto cambios a mejor. Ex maridos o ex esposas que se ayudan, aunque sea en cosas pequeñas, como la intendencia doméstica o cuando nace el bebé de la ex pareja, por ejemplo… Son detalles que parecen sencillos, pero que nos emocionan.
“Divorciarse bien”… ¿no es algo contradictorio?
C.M.: Nosotras no decimos que sea fácil, pero tampoco es imposible. Una manera de lograrlo es, si se tienen hijos, poner la mirada en ellos. Que el amor que primero hubo en la pareja se ponga ahora en los hijos. Si el vínculo está en ellos, es donde la pareja se encuentra: por los hijos es por quién se va a hacer un buen divorcio.
E.B: Pensamos que el divorcio separa, pero el divorcio sigue uniendo por lo que dice Cecilia. Y, aunque no haya hijos, con las personas que han sido significativas de nuestra vida siempre hay un vínculo. Estamos hablando de personas con las que hemos compartido una historia de amor, una vivienda, una etapa… Y esto siempre es algo que emocionalmente permanece. Las emociones son atemporales y, en cualquier momento, te puede surgir una emoción (a causa de un olor, una música, un recuerdo…), que te transporte a esa persona. Así que, como es difícil romper con esas personas y esas experiencias, más vale que las dejes en un buen lugar.
Si no hay infidelidades por medio, ¿es más fácil separarse bien?
C.M.: Yo diría que sí, porque separarse siempre es doloroso, aunque se llegue a un acuerdo. Y cuando hay otra persona, si no se sabe desde el principio, y luego se descubre que el otro tiene a “alguien”, todo puede romperse, y a menudo, llegar la venganza. Así que sí, es más difícil cuando hay terceras personas. El otro día, una mujer me decía: “Me ha cambiado por un chica que tiene la misma edad de mi hijo…” Para ella era durísimo. Se sentía ridícula, fatal, porque es la sensación no solo de que te han dejado, sino de que te han cambiado por alguien a quien nunca podrás parecerte.
E.B.: Pero no siempre es así… En el libro hablamos de “frases marcianas” en las separaciones: frases que demuestran una respuesta inusual durante este proceso. Creo que una de las más “marcianas” vino de una mujer que me dijo: “Me consta que la otra es una buena persona”. Estaba enfadada, pero decía esto.
Una reacción muy madura…
E.B: Sí, esta capacidad de poder armonizar las emociones contradictorias sin enloquecer es importante. Cree que el nivel de amor más elevado es dejar que alguien se vaya de tu vida si sabes que estará mejor lejos de ti. Esto se puede aplicar a muchas otras relaciones (con los hijos, los amigos…). Para mí es un acto de amor supremo: “Tengo rabia, sí, pero si tu estás mejor con alguien que tiene la edad de nuestro hijo, pues adelante”. Tienes todo el derecho a que te de rabia, pero también, el deber de aceptar lo que no depende de ti. Porque esa otra persona que se va no es tuya, aunque te haya prometido amor.
La opinión de los hijos, demasiado importante
Psicólogos y educadores infantiles señalan que en Bolivia es demasiado habitual priorizar la opinión de los niños a la hora de definir la custodia, ya que pueden ser manipulables. También creen que nadie arriesga por la custodia compartida, aunque se ha demostrado que es más beneficioso para los niños. Colectivos feministas señalan que es una de las muestras más evidentes de la cultura patriarcal adherida a todas las estructuras del país.