Vida verde
Cómo afrontar la “triple amenaza planetaria” que ya no asusta a nadie
Cada cumbre insiste en los llamamientos al multilateralismo ambiental en la búsqueda de soluciones a las amenazas y advierte que el tiempo se agota rápidamente para evitar que las amenazas pueden asediar el planeta y hacer de la vida una pesadilla mayor, pero cada vez menos se conmueven ante esto



La Sexta Asamblea de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (UNEA-6) concluyó con un llamamiento de los delegados a adoptar medidas firmes para hacer frente a la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de la naturaleza y la contaminación, aún siendo conscientes que la crisis económica global basada en el incremento de los precios de la energía y los alimentos ha cambiado las percepciones en buena parte de la sociedad y por ende, de sus gobiernos.
Aún así, la asamblea también reafirmó su llamamiento al multilateralismo ambiental en la búsqueda de soluciones a las amenazas, señalando que el tiempo se agota rápidamente antes de que las amenazas puedan asediar el planeta y hacer de la vida una pesadilla mayor, especialmente para los más desfavorecidos.
Este concepto ha formado parte de los principales mensajes amplificados por la directora ejecutiva del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), Inger Andersen, que cada vez son menos recogidos en los medios de comunicación y sobre todo, en las políticas nacionales.
De ahí que insista en los llamamientos en demanda de que los países mantengan el rumbo en la aplicación de los principios del Acuerdo de París (2015) sobre cambio climático, un pacto que proporciona una ambiciosa hoja de ruta para atajar con audacia la crisis climática mediante la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).
Una discusión numerosa
Más de 5000 personas entre ministros de Ambiente y otros delegados de 190 países participaron en asamblea de cinco días en la sede mundial del PNUMA en Nairobi, del 26 de febrero al 1 de marzo .
Entre los elementos positivos que se analizaron en la capital keniana destacaron los esfuerzos para frenar la contaminación por plásticos que podrían cristalizar pronto en una realidad.
Pero hubo críticas y preocupación por el hecho de que la Declaración Ministerial emitida el viernes 1, como conclusión de la UNEA-6, no fue explícita sobre la urgencia de las acciones necesarias para poner fin a la crisis del plástico, ni mencionó la necesidad de establecer un acuerdo jurídicamente vinculante para acabar con la contaminación por plásticos.
El acuerdo se está negociando actualmente, y las partes se reunirán en la ciudad canadiense de Montreal en abril, donde podría alcanzarse un acuerdo.
En cambio, la declaración final sí subrayó la importancia de tener en cuenta los saberes de los pueblos indígenas para preservar el ambiente.
«Hacemos hincapié en la importancia de promover enfoques integrados, basados en la ciencia, informados por la mejor ciencia disponible y el conocimiento tradicional de los Pueblos Indígenas, así como de las comunidades locales, con el fin de fortalecer la resiliencia a los desafíos actuales, emergentes y futuros y promover la solidaridad mundial», dijo la declaración.
En el documento de 21 puntos y cinco páginas también se resaltó que «recordamos la resolución 76/300 de la Asamblea General, de 28 de julio de 2022, sobre el derecho humano a un medio ambiente limpio, sano y sostenible».
La declaración también subrayó la necesidad de acciones multilaterales eficaces, inclusivas y sostenibles para hacer frente al cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación, reafirmando todos los principios de la Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo, así como la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Los ministros de Medio Ambiente de 182 Estados miembros reconocieron las amenazas que suponen para el desarrollo sostenible los retos y crisis medioambientales mundiales, como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación, así como la desertificación, la degradación de la tierra y el suelo, la sequía y la deforestación.
La reunión aprobó un récord de 15 resoluciones y dos decisiones, propuestas por diversas delegaciones, algunas de las cuales fueron calificadas de muy críticas, mientras que otras se consideraron cruciales y oportunas.
Despertó especial atención una resolución de Ucrania, que pide ayuda y recuperación medioambiental en las zonas afectadas por conflictos armados, y que fue aprobada a pesar de haber sido presentada el jueves. El país está inmerso en un conflicto armado con Rusia, y se ha visto expuesto a riesgos, incluidos accidentes nucleares, por los combates.
Por su parte, Arabia Saudí patrocinó otra resolución que pidió reforzar los esfuerzos internacionales para luchar contra la desertificación y la degradación de la tierra, restaurar las tierras degradadas, promover la conservación de la tierra y su gestión sostenible, contribuir a la neutralidad de la degradación de la tierra y mejorar la resistencia a la sequía.
Otras resoluciones se refirieron a temas como la consideración de los aspectos medioambientales de los minerales y los metales, el llamamiento a la circularidad de una agroindustria de la caña de azúcar resistente y con bajas emisiones de carbono o la la promoción de estilos de vida sostenibles.
También hubo un llamamiento a la acción sobre la gestión racional de los productos químicos y los residuos, el llamado a la acción sobre los plaguicidas altamente peligrosos encabezada por Etiopía, y otro pedido de acción para combatir las tormentas de arena y polvo por parte de Irán.
«Me enorgullece decir que ha sido una Asamblea fructífera, en la que hemos avanzado en nuestro mandato fundamental: el legítimo derecho humano a un medio ambiente limpio, sano y sostenible en todas partes», declaró Leila Benali, presidenta de la UNEA-6 y Ministra de Transición Energética y Desarrollo Sostenible de Marruecos.
«Como gobiernos, tenemos que impulsar más asociaciones con las partes interesadas para poner en práctica estos mandatos. Tenemos que seguir colaborando con la sociedad civil, seguir guiando y empoderando a nuestra juventud creativa, y también con el sector privado y las organizaciones filantrópicas», añadió la ministra.
Las decisiones tomadas en la asamblea suelen funcionar como guas para las acciones, y el PNUMA y los Estados miembros emprenderán actuaciones basadas en las resoluciones, aseguró Andersen, la directora ejecutiva del PNUMA.
Otro tema candente de la Asamblea fue el de los imparables residuos humanos. Durante la UNEA-6 se destacó que más de un tercio de la población mundial se ahoga en la basura, ya que más de 2700 millones de personas, en su mayoría en las regiones del Sur en desarrollo, carecen del servicio de recogida de residuos.
De ellos, 2000 millones viven en zonas rurales y 700 000 en zonas urbanas, según revela un nuevo informe de las Naciones Unidas presentado en la Asamblea.
El informe, titulado «Convertir la basura en un recurso: Perspectivas Mundiales de la Gestión de Residuos 2024 (GWMO 2024)», reveló que se calcula que 540 millones de toneladas métricas de residuos sólidos urbanos, equivalentes a 27 % del total mundial de residuos, no se recogen.
Por ejemplo, solo solo se recogen entre 36 % y el 37 % de la basura generada en las regiones de África subsahariana y Asia central y meridional, respectivamente.
Esto contrasta drásticamente con la situación de los países industriales y de renta media-alta, donde se recogen casi todos los residuos, con tasas admirables de entre 83 % en el Caribe y 99 % en América del Norte. Esto contrasta con una tasa media mundial de recogida de residuos de 75 %, según revela el informe.
Predice que el volumen de residuos generados aumentará de 2300 millones de toneladas métricas en 2023 a 3800 millones de toneladas métricas en 2050, lo que agravará la carga que supone su gestión.
«En 2020, el coste directo mundial de la gestión de residuos se estimó en 252 000 millones de dólares. Si se tienen en cuenta los costes ocultos de la contaminación, la mala salud y el cambio climático derivados de las malas prácticas de eliminación de residuos, el coste se eleva a 361 000 millones de dólares», señala el informe.
Si no se toman medidas urgentes en materia de gestión de residuos, en 2050 este coste anual mundial podría casi duplicarse hasta alcanzar la escalofriante cifra de 640 300 millones de dólares, añade.
«Hasta ahora, ningún país del mundo, incluidos los desarrollados, ha logrado desvincular el desarrollo de la generación de residuos, y ambos van de la mano como siempre», destacó la autora principal, Zo Lenkiewicz.
«Recomendamos que el mundo integre los principios de transición justa y circularidad para gestionar mejor los residuos. Hay que señalar con preocupación que muchos países necesitan desarrollar sus competencias nacionales en materia de gestión de residuos», añadió.
Al mismo tiempo, la producción y el consumo mundiales de recursos materiales se han multiplicado por más de tres en los últimos 50 años, creciendo a una media superior a 2,3 % anual, a pesar de que este aumento es el principal motor de la triple crisis planetaria.
El consumo y el uso de los recursos están impulsados en gran medida por la demanda de los países de renta alta, y la extracción y el procesamiento de los recursos materiales, incluidos los combustibles fósiles, los minerales, los minerales no metálicos y la biomasa, son responsables de más de 55 % de las emisiones de gases de efecto invernadero y de 40 % de la intoxicación por partículas para la salud en el ambiente.
Su extracción y transformación, incluida la de los cultivos agrícolas y los productos forestales, es responsable de 90 % de la pérdida de biodiversidad y el estrés hídrico relacionados con la tierra, y de un tercio de los GEI.
Mientras, la extracción y transformación de combustibles fósiles, metales y minerales no metálicos, incluida la arena, la grava y la arcilla, representa 35 % de las emisiones mundiales.
A pesar de ello, la explotación de recursos podría aumentar casi 60 % respecto a los niveles de 2020 de aquí a 2060, pasando de 100 000 a 160 000 millones de toneladas métricas, muy por encima de lo necesario para satisfacer las necesidades humanas esenciales, según el informe Perspectivas de los recursos mundiales 2024 – Invertir la tendencia, elaborado por el PNUMA y presentado durante la Asamblea.
Mientras tanto, la UNEA-6 ha elegido un nuevo presidente para conducir la UNEA-7, Abdullah Bin Ali Amri, presidente de la Autoridad Medioambiental de Omán.
Crece el escepticismo sobre el cambio climático
Un 28% de personas no cree que el cambio climático tenga un origen humano sino que es algo "natural", porcentaje que ha aumentado en cinco puntos respecto a hace tres años, según un estudio de Ipsos realizado a 24.001 adultos de los cinco continentes entre el 30 de agosto y el 26 de septiembre. Del mismo modo, desciende en seis puntos en tres años el porcentaje de personas que sí cree en una causa antropogénica del calentamiento hasta situarse en el 63%.
Se trata de la cuarta edición del Barómetro global de percepción del cambio climático (1) de Ipsos (2) para EDF, que pone de manifiesto que la principal preocupación a nivel internacional es la inflación y el aumento del coste de vida, con un 62%, que ha experimentado un aumento de 10 puntos respecto al año anterior. En segundo lugar, se encuentran la pobreza y la desigualdad (46% de media) y, en tercera posición, el sistema de salud (42% de media).
El medio ambiente, con un 40% de media, ocupa la cuarta posición y 7 de cada 10 personas se han mostrado intranquilas con el problema medioambiental lo que se ha materializado en la bajada de 1 punto en nivel de preocupación.
Además, según apunta el barómetro, los individuos cada vez dudan más de su papel en la lucha contra el cambio climático y depositan la responsabilidad en los gobiernos y las empresas. Así, se aprecia cómo la responsabilidad que deben asumir las personas cae 7 puntos desde 2020 y, aunque de media una de cada dos personas a nivel mundial piensa que tiene que modificar su estilo de vida para reducir su huella ambiental, esta idea cae tres puntos respecto a 2019.
Sin embargo, las prácticas sostenibles relacionadas con el uso individual de transportes han aumentado ya que el 61% de las personas afirman evitar tomar su automóvil al menos ocasionalmente a diferencia del 49% que decía hacerlo en 2019. También se ha pasado del 41% al 52% de aquellos que evitan tomar el avión. Otro avance se aprecia en relación con el uso de energías renovables para calefacción alcanzando el 44%.
En lo referente al consumo, las estadísticas muestran cómo un 57% (aumento de 5 puntos) de los encuestados afirma evitar los productos procedentes de lugares distantes. Por otro lado, el consumo de carne, que según señala Ipsos, tiene un gran impacto en el clima, no parece estar disminuyendo, y la agricultura y la tecnología digital también se subestiman como productores de CO2 por parte de la ciudadanía.
La Jefa de Sostenibilidad y ESG de IPSOS en España, María Villar, ha señalado que este informe evidencia que mantener las necesidades básicas cubiertas es algo "esencial", que el cambio climático y el medioambiente continúa estando "entre las mayores preocupaciones de los individuos y que es hoy, más tangible que nunca". También ha afirmado que los datos "evidencian la importancia de que las compañías se posicionen, las estrategias lleguen al consumidor, y tomen acción, así lo esperan sus clientes".
Además, a esto último ha añadido que los resultados "acercan a la idea de que aquellas compañías que ayuden al consumidor a ser más sostenibles sin ponérselo más difícil serán recompensadas".