Tradición y familia
Las costumbres ancestrales de la Navidad en el país
La ocupación de los españoles importó las tradiciones católicas y por lo general, se apropió o se mimetizó con las costumbres precolombinas que festejaban el solsticio. Muchas costumbres aun perviven con los niños como protagonistas



Muchas de las costumbres ancestrales de la navidad en Bolivia han ido desapareciendo, pero algunas aún se conservan, principalmente en ciudades pequeñas y en el área rural, casi como en tiempos de la Colonia.
En la zona de los valles y en el Oriente, el clima ayuda a que la gente salga a las calles y visite los grandes pesebres elaborados con materiales rústicos que eran tradicionalmente armados en las plazas e iglesias, y que aún se siguen armando en muchos hogares, con concursos y premios incluidos, como sucede en Santa Cruz. En la zona andina, por el frío, la forma más común es festejar en casa tomando un chocolate caliente con buñuelos, cantando y bailando; y también se mantiene la costumbre de armar pesebres.
Antes era tradicional realizar una dramatización pública de la anunciación y el nacimiento de Jesús el 24 de diciembre, para lo cual se escogía a varones adultos para hacer el papel del ángel Gabriel, José, los reyes magos y los pastores, a una joven para hacer de María y un bebé para hacer del Salvador. La joven era llevada montada en un burro, del que tiraba José, hacia un pesebre normalmente instalado en la iglesia del pueblo, o a veces en la plaza central, donde “nacía” Jesús, y se dramatizaba la historia de la visita de los pastorcillos y los magos. También era costumbre que los niños, en grupos o solos, fueran de casa en casa cantando villancicos y bailando ante el pesebre armado en cada casa, tras lo cual el anfitrión les convidaba ponche, o algún refresco y chocolate si eran muy pequeños, y buñuelos.
En la zona rural del altiplano, los aymaras adornaban a su ganado y se echaban pétalos de flores durante la Navidad, que para ellos era la fiesta de los awatiris, es decir los pastorcillos de ambos sexos que cuidan las llamas, vicuñas, ovejas, etc. Diciembre es un mes de cambios para esta etnia, porque era entonces cuando se asignaban las obligaciones de los pastores, se elegía a las autoridades originarias y se celebraban matrimonios. Una peculiaridad de la zona andina que no se repite en el resto del país es la costumbre de elaborar figuras de barro para el pesebre, que aunque teóricamente es una costumbre cristiana, en realidad era una expresión del deseo de tener mayor cantidad de ganado al próximo año, un deseo bastante lógico en una sociedad que depende grandemente de la ganadería ovina y de auquénidos. Estas figuras de barro se debían crear en pares: dos, cuatro o seis animales de cada especie; y al siguiente día, se enterraban en el patio, no sin antes ch’allarlas con alcohol y coca.
Era también durante la Natividad cuando los pastores que cuidaban el ganado adornaban con flores sus sombreros y a su ganado, al que colgaban aretes y otros adornos multicolores; luego traspasaban sus obligaciones (el trabajo de pastoreo era comunal) a otros pastores, y se echaban flores y bailaban tocando pinkillos. Con frecuencia se procedía a marcar el nuevo ganado que había nacido durante el tiempo desde la anterior fiesta.
En los viejos tiempos desde la Colonia, en Nochebuena se acostumbraba tomar chocolate con buñuelos en las zonas con más fuerte influencia española, o café caliente y platillos parecidos al caldo de carne en otras, y en zonas indígenas era tradicional un panecillo hecho de masa de quinua llamado jakhoilisa, que se comía el 25 de diciembre en las comunidades aymaras. En ninguna parte del país se conocía la picana ni el panetón, mucho menos el lechón al horno, el ponche, el pavo y tantas otras comidas que ahora se asocian automáticamente con la Navidad. El paso de los años ha hecho que en la actualidad no haya demasiadas diferencias entre las formas tradicionales de festejar entre las regiones bolivianas. Tres tradiciones se mantienen a lo largo y ancho del país: el armado del pesebre, asistir a la misa del gallo a la medianoche, y la cena de Nochebuena, en la que se sirve la picana, que consiste en una especie de caldo algo picante y algo dulzón que lleva choclos, carne de res, hortalizas variadas y vino. En su defecto, se sirve lechón o pavo, y se suele terminar con un brindis a medianoche. Al día siguiente, se desayuna con buñuelos, un panetón o las masitas tradicionales de cada región.
Los pesebres se suelen armar durante los últimos días de noviembre, dando preferencia a los hechos de forma artesanal y con cada pieza confeccionada de forma única a otros nacimientos. En este pesebre, se coloca un Niño Jesús de porcelana o yeso, que suele ser herencia familiar, pues la tradición indica que es de mala suerte comprarse uno, porque si es comprado no trae bendiciones al hogar, y por la misma razón no se deben poner dos Niños en un mismo pesebre–es mejor heredarlo o esperar a que te regalen uno–al que se le deben cambiar los ropajes cada año y llevarlo a bendecir también cada año. Ahora se suelen colocar también luces navideñas en los balcones y ventanas, ya no solamente en el pesebre como antes, y ya no se usan tantas velas como solía ser. Ahora es más común usar arbolillos y materiales artificiales y animalitos plásticos, todo lo cual era antes hecho a mano, con ramas de árboles de verdad, musgo de verdad y figuras de arcilla y barro. La última tradición constante y que no se pierde debido a la mayoría católica es la Misa de Navidad (un día antes de la navidad), también conocida como Misa del Gallo, que se celebra a las 12 de la noche y a la cual se llevan los nacimientos que se tienen en los hogares para que sean bendecidos. Al terminar la misa, a veces se eleva al Niño Jesús en procesión y luego se bailan villancicos al pie de los nacimientos para alegrar al Niño hasta que amanezca. Después de rezar o cantar los villancicos a medianoche, ya se pueden abrir los regalos.
La Navidad en Bolivia: Costumbres y Tradiciones
En la zona de los valles y en el Oriente, el clima ayuda a que la gente salga a las calles y visite los grandes pesebres elaborados con materiales rústicos que eran tradicionalmente armados en las plazas e iglesias, y que aún se siguen armando en muchos hogares, con concursos y premios incluidos, como sucede en Santa Cruz. En la zona andina, por el frío, la forma más común es festejar en casa tomando un chocolate caliente con buñuelos, cantando y bailando; y también se mantiene la costumbre de armar pesebres.
Las huellas de la Navidad de antaño en Tarija
En Tarija con la llegada de los españoles, se imortó el modelo de Navidad por lo que es una celebración que trae elementos de las tradiciones católicas españolas de la época de la Colonia que cobra fuerza en la región debido a la marcada tradición Católica en Tarija.
La Navidad ha sido una fiesta que creció con la Colonia, “los nacimientos y la celebración eran como se los hacía en España”, explica don Manuel Oscar Rojas.
De acuerdo a las remembranzas de don Manuel, la Navidad era esencialmente “una fiesta del amor, paz y concordia” en la que se olvidaban las presiones políticas o religiosas. “Era una fiesta bellísima en la que los protagonistas eran los niños, la familia”.
Era una celebración que incluía a toda la familia, ya que se organizaban las adoraciones y las trenzadas, donde las delicias culinarias y de repostería eran una parte fundamental para agasajar a quienes participaban de ella, en especial a los niños que adoraban.
“Recuerdo que mis papás nos llevaban a Tablada, íbamos a las siete y volvíamos a las 12 de la noche caminando, cansados y felices”.
Los niños esperaban con ansias esta época del año porque llegaba plena de vivencias para ellos, de visitar diferentes hogares en donde se realizaba la fiesta de adoración y decenas de niños, trenzaban, adoraban y jugaban por todos los rincones de la casa mientras los padres se unían en una tertulia con los familiares y amigos.
“La trenzada y la adoración son dos actividades diferentes” dentro de la misma celebración, según explica don Manuel, ya que por la cantidad de niños que asistían, debían alternarse para participar. “Hacíamos fila para poder trenzar o adorar”.
“La Navidad era una fiesta que nivelaba las capas sociales ya que todos participaban aunque había familias que lo festejaban con más pompa”, recuerda. Don Manuel recuerda a don Ignacio Coronel, quien era santero y tenía los mejores “niños”. “En sus fiestas solíamos ir a hacer fila para tocar los instrumentos para la adoración como el pajarito, el cuadro, el bombo, el tambor y la quenilla. Esa era una de las opciones de participación que tenían los niños que gustaban de hacer música.
El resto hacía fila para trenzar o adorar, recalca don Manuel recordando el gusto que hallaban los niños y los jóvenes en adorar al niño.
Generalmente había tres palos para trenzar, cada uno con doce trenzas alrededor del palo. Seis se llevaban para un lado y seis para el otro. “El que sabía más llevaba la cabeza y daba la muestra y los demás los seguían”.
La trenzada tenía una coreografía, se iniciaba con una canastilla que consiste en ir uno arriba, otro abajo y en la segunda vuelta se hacía la entonación, que trata en que los participantes se acercan al palo con la trenza en la mano y luego comienza la canastilla de dos que consiste en ir dos por arriba y luego dos por abajo con su correspondiente entonación para dar paso a la canastilla de tres, canastilla de cuatro, de cinco y luego el remolino. Todo este proceso se denominaba “una parada” y duraba aproximadamente una hora porque entre canastilla y canastilla había que destrenzar.
Entonces este grupo se iba a adorar y venían niños nuevos para trenzar.
Cábalas para Nochebuena
Pedir los deseos frente al pesebre: Anotar en un papelito los deseos y justo a las doce del 24 de diciembre, acercarse a la imagen del niño y pedirle con todo el corazón. Destruir el papel en un vaso de agua.
Sal para depurarnos: Esparcir sal gruesa por todos los rincones de la casa (específicamente los ángulos de las paredes) ya que es allí donde las vibraciones de quienes la habitan no fluyen y se concentran (por eso su acumulación es negativa). En la mañana del día 24, se barre la sal arrastrándola hasta la puerta y se arroja fuera de la casa, liberándonos así de la carga del año que está terminando.
Vapor de agua con azúcar: Colocar en agua herviente unas cucharadas de azúcar y una pizca de canela y rociar cada ambiente de la casa para llenarse de buena energía.
Velas blancas y semillas: El centro de mesa debe tener semillas, símbolo de vida, y tres velas blancas. Las semillas representan el año que está por nacer y las velas blancas son el elemento depurador. Este centro de mesa debe dejarse encendido durante el día y apagarse a las 18 horas.