Homenaje al cantautor
Adiós a Ernesto Mealla, un sapo sanroqueño y universal
El Sapito Mealla atravesó una infancia difícil que lo posicionó en la vida. Se hizo camino como carpintero y triunfó como cantautor antes y después de unirse a sus hermanos
Si algo amaba Ernesto Mealla era a su familia, de la que especialmente recordaba a sus hermanos Vicente y Cecilio, con quienes ya había trascendido al formar el grupo Los Sapos Cantores en 1982, uno de esos conjuntos míticos que conforman el corazón mismo del folklore chapaco, que se explica precisamente a través de ellos.
El pasado jueves su familia, sus amigos y muchísimos tarijeños le dieron su última despedida luego de que falleciera precisamente el mismo día del Encierro de San Roque, una particular coincidencia para un sanroqueño orgulloso como él.
“No quiero que el canto me deje, pero si yo quiero dejarlo al canto cuando mis fuerzas me digan hasta ahí nomás” comentó sobre el escenario del Festival del Canto y la Aloja en 2018 cuando el certamen más importante del folklore departamental rindió homenaje a uno de sus artistas más representativo. La frase resume la esencia de un artista que no tenía alma de divo y que siempre fue, sobre todo, un extraordinario ser humano.
Ese mismo año 2018, cuando cumplía 53 años de carrera musical, fue elegido también Personaje del Año por El País y PlusTLT en lo que fue un homenaje a toda su carrera. No fue el último, aunque la pandemia acabó castigando demasiado el mundo musical y su salud se fue deteriorando. El martes falleció en Jujuy donde aún batallaba.
El corazón de Los Sapos
Si de algo le gustaba hablar a Ernesto Mealla en cada una de sus entrevistas era de sus hermanos, Vicente y Cecilio Mealla, integrantes del grupo Los Sapos Cantores. La agrupación musical se formó en el año 1982 y que le dio el reconocimiento. “Ellos eran los Sapos”, repetía.
La biografía de “Sapito” Mealla es popular en Tarija y narra una historia de humildad y superación propia de aquella mitad del siglo XX. Cuentan que desde muy pequeño poseía los atributos necesarios tanto para ser un buen carpintero como para ser un ejemplar cantante, y en esas se desempeñó. Comenzó con una guitarra y un bombo, ensayó sus primeros temas musicales y en poco tiempo se convirtió en uno de los principales músicos de Tarija. La familia de Ernesto Mealla Hoyos es de origen humilde y siempre estuvo dedicada a la música y a realzar las costumbres tarijeñas.
Sus padres, Catalina Hoyos y Lauro Mealla, le dieron una niñez llena de cariño, sin embargo, a los cuatro años de Ernesto la desgracia tocó a su puerta, pues su padre falleció con lo que esp suponía en la época. Así su madre se vio en la necesidad de trabajar y todos a aportar lo que pudieran. La tarea no era nada sencilla Catalina debía sacar adelante a siete hijos. Ernesto contó en una entrevista en 2018 con este medio que su niñez desde ese momento “se volvió gris”. “Mi niñez fue muy triste, porque a corta edad perdí a mi padre. En ese entonces ya mis hermanos eran jóvenes, tuvimos que sortearnos nuestras vidas para salir adelante. No fue fácil, porque era muy chico y no podía hacer mucho para ayudar, esto no se le deseo a nadie”, comentó. Desde ese momento Ernesto soñó con crecer rápido, ser mayor de edad, ayudar a su madre y cumplir sus metas.
Los primeros pasos en el canto los inició en el kínder y la escuela José Manuel Ávila, ubicada en el barrio Avaroa, luego ingresó al colegio Aniceto Arce. Pero sus responsabilidades eran muchas y sus necesidades aún más, por lo que no pudo concluir sus estudios secundarios. “No pude salir bachiller, porque aquellos años era difícil y sólo hice hasta primero de secundaria. Cuando estudiaba me dedicaba a trabajar, mi profesión era carpintero, oficio que desempeñé por muchos años. Es más, la carpintería era mi pasión”, relata mientras recuerda a sus maestros de este oficio, Carlos López, Nicolás Rosas y Hugo Sánchez.
Más aún, algunos recuerdos de sus inicios lo transportan al barrio Avaroa, a la escuelita José Manual Ávila, donde a sus seis años interpretó su primera canción en una hora cívica. La canción se llamaba El Gatito, “He tenido mi gatito, la, la, la… pobrecito mi gatito la, la, la”. Ése fue el inicio del gran músico tarijeño que luego ganaría muchísimos premios. “Tenía seis años y era mi primera canción. La canté junto a mi sobrino Antonio Mealla, nos regalaron un busito a mí, y a mi sobrino una pelota de goma. Eso nos venía de maravilla y ese busito que me dieron pues era como si fuese un traje. Lo cuidé bastante”, dice.
Primeros pasos
El grupo musical 23 de Marzo forma parte de sus inicios. Luego conformó Los Trovadores Chapacos. Recuerda que estaban bajo la dirección del profesor Pastor Achá Martínez. Con esta iniciativa musical comenzó su vida como artista y con ella las giras. Así visitó Tupiza, Villazón, La Quiaca-Argentina y otros lugares del país vecino como, Mina Aguilar, Mina Pirquita, Tres Cruces y San Salvador de Jujuy. “Recuerdo que era lo más bello que nos había pasado, sobre todo cuando un 22 de noviembre nos agarró el teatro Mitre, que estaba colmado y colmado de personas, pues nosotros nos sentimos orgullos de estar ahí ante un público que nunca se había visto”, rememora. Las presentaciones hicieron emocionar y bailar a todos. De esa manera las puertas se abrían. Sus canciones eran un éxito y el público quedaba maravillado con los instrumentos chapacos. Entre las canciones más importantes de Los Trovadores Chapacos están: la Ollita de la condenada, Cueca del contra punto, A la loma me iré, Chapaco Alzao, Tonadas de Cecilio, Aguaragüe; Bajando Castellón; La Cula de 15 años; Adiós en diciembre, entre muchas otras.
Cuando Ernesto decidió volver a su país, tuvieron una nueva gira en Cochabamba y La Paz, donde casualmente se encontró con sus hermanos que eran solistas, Vicente y Cecilio Mealla. Ahí aprovecharon la oportunidad para grabar varios sencillos que con el tiempo se convirtieron en el éxito local y nacional, por sus coplas, cuecas, tonadas y bailecitos.
Para 1982, Ernesto Mealla decidió unirse a sus hermanos y conformar el afamado grupo “Los sapos cantores”. El solista Luego de un gran repertorio musical y trayectoria, Ernesto Mealla incursiona en el ámbito de solista, corría el año 1988 y su inspiración estaba a flor de piel. Así compuso canciones como Elizabeth y Kuna Kunita. El año 1990 consolidó su primera grabación lanzando un álbum titulado “Sapos Inolvidables de Tarija”.
Con el cambio de siglo, Mealla retomó fuerzas. El año 2005 grabó el sencillo “El Picaflor”, que se convirtió en himno; el 2008 editó la “Rompe Rompe”, tema musical que se convirtió en alma mater de muchos carnavales. Pero sus exitosas canciones no terminaban ahí, pues en el año 2009 sacó sus primer video musical sobre el El Picaflor y en el año 2010 grabó su último álbum titulado “La Picardía y Esencia de Tarija”, con el éxito La Cacayosa. “Desde que empecé como solista pareciera que la suerte me acompañaba pues muchas de las canciones que saqué, sin duda que fueron un éxito y golpee bastante fuerte con las grabaciones del 2005 como Nací Picaflor”, expresa Ernesto.
Los homenajes
En el año 2018 se acumularon los homenajes con la justa voluntad de que los abrazos y aplausos lleguen en vida. En todos ellos Ernesto “Sapito” Mealla, en su gran sencillez, no dejó de agradecer y al mismo tiempo, poner en valor el papel de sus hermanos Cecilio y Vicente. “Ellos fueron los que dejaron huella en la música de nuestra Tarija, yo simplemente he aprendido a ver cómo puedo llegar a mi gente, y eso me ha hecho merecedor de esto. De todos modos, mil gracias a la organización, y a todos quienes eligieron a mi persona, porque no sólo yo me siento honrado sino por mi familia y por ser sanroqueño. Espero que sea una linda experiencia para los participantes y nosotros sabemos que en Tarija hay muchos artistas natos, esperamos que se acerquen a buscar la convocatoria y participen”, dijo visiblemente emocionado en aquella edición del Canto y la Aloja.
La consolidación del artista chapaco
Inicios
El grupo musical 23 de Marzo forma parte de sus inicios. Luego conformó Los Trovadores Chapacos con el que logró gran éxito.
Los Sapos Cantores de Tarija
Cuando Ernesto Mealla decide unirse a sus hermanos los ya famosos Cecilio y Vicente, nace el grupo los Sapos Cantores de Tarija.
Solista
Como solista crea muchas canciones que logran ser un éxito a nivel nacional y departamental. Entre los temas musicales están “El Picaflor” y la “Rompe, Rompe”.