Agenda geoestratégica
Macron parte como favorito en la gris campaña francesa
La guerra en Ucrania eclipsa el debate electoral y los sondeos apuntan a unos niveles de abstención especialmente elevados, aunque Macron es el claro favorito con un 30% en primera vuelta y el “voto útil” en la segunda, frente a la ultraderecha o la izquierda más radical. La relación con Bolivia es



Una disputa electoral insípida, letárgica y bajo el riesgo de la desmovilización popular. El lunes empezó oficialmente en Francia la campaña de las presidenciales del 10 (primera vuelta) y 24 de abril (segunda vuelta). Se trata, sin duda, de una de las carreras hacia el Elíseo más descafeinadas de las últimas décadas. Una abstención especialmente elevada —de entre el 25% y el 35%— amenaza con convertirse en la gran protagonista de unos comicios en que el presidente francés, Emmanuel Macron, parte como claro favorito.
En el sistema presidencialista galo la vida política se focaliza en las presidenciales. En las últimas décadas los franceses votaron poco en las regionales y europeas y cada vez menos en las municipales, pero la elección del jefe del Estado —concentra en sus manos buena parte del poder— representaba un momento de fuerte politización. Desde la instauración de la Quinta República en 1958, de las diez presidenciales con sufragio universal directo en nueve de ellas la participación superó el 75% en la primera vuelta, y en cinco de ellas, el 80%. Sin embargo, según los últimos sondeos, la participación podría situarse entre el 63% y el 71%. Es decir, la abstención podría superar el récord de 2002, en que solo acudieron al colegio electoral el 71,6% de los franceses.
“Debido a los azares del calendario, nos dirigimos a una especie de no elección presidencial”, asegura a El Periódico el analista político Thomas Guénolé, sobre la sucesión de crisis que ha relegado a un plano secundario la carrera hacia el Elíseo. El debate electoral, que en Francia solía empezar en septiembre del año previo a los comicios, tardó en arrancar debido al covid-19. Tampoco ayudó a ello la voluntad de Macron de anunciar lo más tarde posible su candidatura. Finalmente, lo hizo el 3 de marzo, el penúltimo día de que terminara el plazo.
La guerra refuerza la condición de favorito de Macron
Una vez parecía que la campaña empezaba a interesar a los franceses a mediados de febrero, esta quedó eclipsada mediáticamente con el estallido de la guerra en Ucrania el día 24. Además, tras la negativa de Macron de participar en ningún debate televisivo antes de la primera vuelta, las cadenas francesas se han resignado ante la voluntad presidencial y todo apunta a que no habrá ningún duelo televisivo de este tipo antes del 10 de abril.
Debido al contexto bélico y también a la estrategia política, el dirigente autodenominado centrista apuesta por una campaña minimalista y conservadora. Solo ha previsto participar en un mitin —seguramente hará un segundo si se clasifica para la segunda vuelta— el 2 de abril en París. Parece que no necesitará mucho más para lograr su reelección.
El presidente ruso, Vladímir Putin, le hizo un regalo envenenado a su homólogo francés. Después del inicio de la invasión de Ucrania, las intenciones de voto de Macron se catapultaron por encima del 30%. Como suele suceder con estos efectos de “unidad nacional”, será probablemente temporal. De hecho, los últimos sondeos ya pronostican una victoria macronista menos imponente, con el 28% en la primera vuelta y entre el 60% y el 55% en la segunda. La ventaja electoral del presidente se ha ido reduciendo ligeramente tras presentar el 17 de marzo un programa claramente anclado en la derecha, en que prometió alargar la edad de jubilación hasta los 65 años, exigir una actividad laboral o formativa a aquellas personas que reciban una renta mínima de inserción o expulsar a todos los migrantes a los que se deniegue el asilo.
Le Pen y Mélenchon, principales rivales
Distanciados del Presidente, según los sondeos, sus principales rivales serán la ultraderechista Marine Le Pen (19-16%) y el insumiso Jean-Luc Mélenchon (15-13%). Estos veteranos de la política francesa —ya fueron candidatos en 2012 y 2017— han resistido mejor a esta campaña a medio gas que aquellos que se presentan por primera vez, como el polemista ultra Éric Zemmour, la conservadora Valérie Pécresse o el verde Yannick Jadot.
La opción más probable será la repetición del duelo Macron-Le Pen. Pero no se puede descartar una sorpresa con la presencia del líder de la Francia Insumisa (más afín al izquierdismo de Gabriel Boric o Podemos) en la segunda vuelta. “Las perspectivas de voto de la Reagrupación Nacional (partido de Le Pen) han estado sobreestimadas en todos los sondeos desde 2017”, apunta Jean-Yves Dormagen, director del instituto de sondeos Cluster 17, quien considera que la candidata ultra puede sufrir especialmente los niveles de abstención, puesto que su electorado se concentra en aquellas categorías sociales (obreros, jóvenes, etc) más propicias a abstenerse.
Declive del bipartidismo
En cambio, las formaciones que configuraron el bipartidismo francés —Los Republicanos (socios del PP) y el Partido Socialista— sufrirán probablemente otro batacazo. Salvo una sorpresa, la conservadora Pécresse quedará eliminada en la primera vuelta, mientras que las perspectivas de la socialista Anne Hidalgo aún resultan peores, con unas intenciones de voto de entre el 1% y el 3%.
En las apasionantes presidenciales de 2017, el tradicional paisaje político francés saltó por los aires con la victoria del 'rookie' Macron y los buenos resultados de Le Pen y Mélenchon. Desde entonces, sin embargo, esta reconfiguración no se consolidó. El presidente centrista avanza con el viento a su favor en medio de este campo de ruinas, pero también lo hace la abstención. Y eso puede fragilizar la legitimidad política de una probable victoria macronista. “Me temo que su hipotético segundo mandato será muy tenso y estará marcado por un ambiente de fuerte crispación, en que sus reformas recibirán duras críticas”, advierte Guénolé.
El dato
Sin sorpresas
Los últimos sondeos ya pronostican una victoria macronista menos imponente, con el 28% en la primera vuelta y entre el 60% y el 55% en la segunda
Los datos de arriba
Tres candidatos del post – bipartidismo
Emmanuel Macron
El actual presidente de Francia, Emmanuel Macron, que no por casualidad llamó a su partido En Marche (EM) salió de las entrañas del tradicional partido republicano derechista de Chirac y Sarkozy. En 2017, en medio del naufragio corrupto y la desazón pro la crisis interminable, desplegó el manual de campaña populista y logró una victoria cómoda. Su gestión ha estado marcada por conflictos sociales, pero que no le han restado intención de voto.
Marine Le Pen
Hija del líder tradicional de la ultraderecha más filonazi, Jean Marine Le Pen, con quien escenificó una ruptura por actualizar las tesis y dejar de lado los asuntos más escabrosos ligados a la contienda de la Segunda Guerra Mundial, Marine se ha centrado en combatir la pertenencia a la Unión Europea y sobre todo, abonar las tesis anti inmigración. Este año le salió un rival extravagante a su derecha, Éric Zemmour, pero aún así mantendrá sus datos.
Jean-Luc Mélenchon
La evolución de Europa ha ido destruyendo, país por país, a la socialdemocracia, que apenas gobierna en España y debilísimamente en Alemania. En Francia el Partido Socialista se hundió y la izquierda más antisistema se arremolinó sobre Mélenchon, con un discurso contra las élites y contra los banqueros, etc., que en todo caso no ha llegado a cuajar entre la sociedad francesa, ya que su intención de voto apenas ha crecido. Más bien lo contrario. Sería la sorpresa.
Nota de apoyo
Francia – Bolivia, una desigual relación bilateral
En principio, la relación bilateral entre Bolivia y Francia es limitada y muy poco fluida. Su época dorada, en lo que a nivel diplomático se refiere, fue seguramente a inicios de los 90 con François Mitterrand presidiendo la República Francesa (1981-1995) y Jaime Paz Zamora – el más socialdemócrata análogo de los bolivianos de la época – presidiendo la boliviana.
De aquella época precisamente viene el más lucrativo de los negocios de Francia en Bolivia, y que se resume en su petrolera matriz: Total, que lleva en el país desde 1995 y es socia no operadora de los megacampos San Alberto, San Antonio e Itaú, precisamente en Tarija.
Con los tres campos en declinación, su principal negocio hoy es el del megacampo Incahuasi, en Santa Cruz, donde sí ejerce como operador y tiene como socio principal, curiosamente, a la rusa Gazprom. Entre todos los campos, Total reporta que produce 11 millones de metros cúbicos de gas solo en Bolivia, lo que representa un 25 por ciento del total nacional.
En cuanto a intercambio comercial, Francia es el decimocuarto país que más productos nos vende, en total un valor de 65 millones de dólares, que es aproximadamente el 1 por ciento de nuestras importaciones, pero apenas le vendemos 13 millones de dólares, principalmente en minerales.
La misión diplomática, tradicionalmente ligada a la Alianza Francesa, también ha entrado en declive en los últimos años, ya que su propia cooperación internacional se ha centrado en los países africanos que fueron su colonia y desde donde salen gran cantidad de migrantes que buscan residir en Francia. Su ejército sigue desplegado en muchas bases a lo largo del Sahel, la África subsahariana, y que lleva varios meses encadenando golpes de Estado.
A nivel diplomático, la última reunión cuasi informal entre Emmanuel Macron y Evo Morales se dio en septiembre de 2019, en el marco de la Asamblea General de Naciones Unidas, y no se conocen cumbres bilaterales en los últimos 20 años. En principio no se le reprochan responsabilidades en los asuntos de octubre y noviembre de 2019 como sí se hace a otras naciones.