Análisis económico
¿Bolivia a contracorriente?: aumenta la pobreza extrema en América Latina
Cinco millones de personas más cayeron en la pobreza en la región, entre 2020 y 2021, como consecuencia de la crisis detonada por la covid-19, y a pesar de las transferencias de emergencia dispuestas por los gobiernos, las cuales deben mantenerse mientras dure la pandemia, según la Cepal



La pobreza extrema en la región aumentó de 81 a 86 millones de personas entre 2020 y 2021, lo que representa un retroceso de 27 años, señaló la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), al entregar este jueves 27 su informe anual Panorama Social. En Bolivia, sin embargo, el presidente Luis Arce señaló que está en el nivel más bajo desde 2019, es decir, que hay mejores datos de pobreza que antes de la pandemia.
Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de la Cepal, dijo al presentar el informe en esta capital que “pese a la recuperación económica experimentada en 2021, los niveles relativos y absolutos estimados de pobreza y de pobreza extrema se han mantenido sobre los registrados en 2019, lo que refleja la continuación de la crisis social”.
Mientras que la pobreza extrema aumentó de 13,1 a 13,8 % de la población, la tasa de pobreza general disminuyó levemente, de 33 a 32,1 %, bajando de 204 a 201 millones de personas. Por su lado, Luis Arce maneja que en Bolivia la pobreza moderada está en 36,3% y la pobreza extrema en el 11%.
Actuación
“La historia nos enseña que la pobreza extrema es más difícil de erradicar que la pobreza relativa, porque los pobres extremos están en peores condiciones de alimentación, salud, educación y acceso a oportunidades”, comentó Bárcena.
Un dato crucial es que “la crisis sanitaria permanece vigente y América Latina y el Caribe es la región más vulnerable del mundo en esta pandemia”, indicó el reporte.
La región presenta el mayor número de defunciones informadas por covid (1.562.845 hasta el 31 de diciembre de 2021), cifra que “seguirá creciendo mientras la pandemia persista” y representa 28,8 % de las muertes por esa enfermedad en el mundo, pese a que su población apenas asciende a 8,4 % del total mundial.
“Pese a la recuperación económica experimentada en 2021, los niveles relativos y absolutos estimados de pobreza y de pobreza extrema se han mantenido sobre los registrados en 2019, lo que refleja la continuación de la crisis social”: Alicia Bárcena.
Al 26 de enero de este año, 62,3 % de la población de la región (en torno a 408 millones de personas) contaba con un esquema completo de vacunación, por lo que la Cepal pidió incrementar esfuerzos, de modo que a mediados de 2022 todos los países hayan vacunado a 70 % de su población con el esquema completo.
La crisis también evidenció la vulnerabilidad en que vive buena parte de la población en los estratos de ingresos medios, con bajos niveles de cotización a la protección social contributiva y muy baja cobertura de la protección social no contributiva.
Ya desde 2020 aumentó la proporción de mujeres que no recibe ingresos propios, se mantuvieron las brechas de pobreza en áreas rurales, pueblos indígenas y la niñez, y se constató un aumento de la desigualdad.
El coeficiente de Gini -utilizado internacionalmente para medir la distribución del ingreso- aumentó en 0,7 puntos porcentuales para el promedio regional entre 2019 y 2020, un deterioro directamente relacionado con las repercusiones de la pandemia
La pobreza habría sido mayor en 2020 si los países de la región no hubieran adoptado medidas como las transferencias de ingresos de emergencia. La pobreza extrema sería alrededor de 1,8 puntos porcentuales más alta, y la pobreza general habría sido 2,9 puntos más elevada, según promedios de siete países.
En los últimos 10 meses de 2020 las transferencias de emergencia anunciadas por los países para mitigar el efecto de la crisis representaron un gasto de 89 700 millones de dólares, mientras que en los primeros 10 meses de 2021 el gasto anunciado en estas medidas fue la mitad, 45 300 millones de dólares.
Bárcena pidió que esas transferencias monetarias de emergencia se mantengan en 2022 o hasta que la crisis sanitaria esté controlada.
En lo que respecta a la educación, América Latina y el Caribe es una de las regiones del mundo que lleva más tiempo de interrupción de clases presenciales, cerca de 56 semanas de interrupción total o parcial, lo que ha generado brechas en el desarrollo de habilidades cognitivas, pérdida de oportunidades y riesgo de abandono escolar.
Asimismo, el cierre escolar ha impactado en la sobrecarga de las tareas de cuidado de las mujeres.
Bárcena dijo que “la pandemia es una oportunidad histórica para construir un nuevo pacto social que brinde protección, certidumbre y confianza. Un nuevo contrato social debe avanzar y fortalecer la institucionalidad de los sistemas de protección social y promover que sean universales, integrales, sostenibles y resilientes”.
Parte de ese contrato social debe ser un nuevo pacto tributario, consensuado entre los Estados, el sector privado y toda la sociedad, para contar con recursos que permitan un desarrollo inclusivo y “sin dejar a nadie atrás”, subrayó Bárcena.
“Vienen años de menor crecimiento económico y, si no se mantienen los esfuerzos para proteger el bienestar de la población, serán mayores los aumentos en pobreza y desigualdad en la región”, concluyó la secretaria ejecutiva de la Cepal.
Menos crecimiento, más inflación
Las economías emergentes y en particular las de América Latina crecerán en 2022 y 2023, pero bastante menos que el año pasado y seguirán afectadas por la inflación, indicó el Fondo Monetario Internacional (FMI) al actualizar este martes 26 su informe sobre las perspectivas económicas mundiales.
El crecimiento global, que fue de 5,9 % en 2021, sería de 4,4 % este año y de 3,8 % el próximo, 0,5 y 0,2 puntos porcentuales por debajo de los estimados el pasado octubre, y las economías emergentes, que el año anterior avanzaron 6,5 %, tendrán alzas menores, de 4,8 y 4,7 % en 2022 y 2023.
“El crecimiento se enfría mientras las economías luchan con perturbaciones en el suministro, el avance de la inflación, niveles históricos de deuda y persistente incertidumbre”, resumió la economista indo-estadounidense Gita Gopinath, subdirectora gerente del FMI.
América Latina y el Caribe, cuyo producto interno bruto avanzó 6,8 % en 2021, crecerá de modo modesto, de 2,4 y 2,6 %, en los años 2022 y 2023.
Sus dos economías más grandes tendrán un crecimiento reducido en 2022 y 2023, pues será de 0,3 y 1,6 % en el caso de Brasil (versus 4,7 % en 2021), y de 2,8 y 2,7 % (5,3 % el año pasado).
“El crecimiento se enfría mientras las economías luchan con perturbaciones en el suministro, el avance de la inflación, niveles históricos de deuda y persistente incertidumbre”: Gita Gopinath.
El menor crecimiento global, según el FMI, se debe principalmente a rebajas en el desempeño de las economías gigantes, Estados Unidos y China.
Respecto de Estados Unidos consideró una menor probabilidad de aprobación al programa fiscal conocido como Build Back Better (reconstruir mejor), al repliegue de su política monetaria y a perturbaciones en lo referido a suministros.
En el caso de China, la razón radica en la contracción ininterrumpida del sector inmobiliario, y en el hecho de que la recuperación del consumo privado “ha defraudado las expectativas” de un mayor crecimiento.
Mientras se proyecta que las economías avanzadas retomarán la tendencia previa a la pandemia este año (3,9 %) y el próximo (2,6 %), varias economías emergentes y en desarrollo sufrirían significativas pérdidas del PIB a mediano plazo.
El impacto social puede estimarse por la aseveración de Gopinath, según la cual “en 2021 había alrededor de 70 millones más de personas indigentes que lo que medían las tendencias antes de la pandemia, lo cual significa que la lucha contra la pobreza retrocedió varios años”.
El Fondo también revisó al alza la inflación, que será de 3,9 % en las economías avanzadas y promediará 5,9 % en los mercados emergentes y países en desarrollo, aun cuando quede anclada o merme en 2023, dependiendo del alivio de la covid-19 y las mejoras en las cadenas de suministro, entre otros factores.
En particular, los precios de la energía y de los alimentos deberían subir a un ritmo menos intenso, indicó el FMI tras examinar los mercados de futuros.
Otros retos podrían resultar transitorios, aunque están marcados por la incertidumbre, como el comportamiento de la variante ómicron del coronavirus, que unido a una mayor tasa de vacunación puede disminuir la amenaza que representa la covid.
Gopinath subrayó que “es vital romper las tenazas de la pandemia”, lo cual “requerirá una campaña mundial para generalizar la inmunización, las pruebas de detección y el acceso a terapias, incluidos los flamantes medicamentos antivirales”.
“En este momento, apenas cuatro por ciento de la población de los países de bajo ingreso está completamente vacunada, frente a 70 % en los de ingreso alto, y es urgente cerrar el déficit de 23 400 millones de dólares en el financiamiento del Acelerador del acceso a las herramientas contra la covid-19”, dijo Gopinath.
Otras medidas necesarias son atender las pérdidas de educación sufridas por los niños durante la pandemia, redoblar los esfuerzos por alcanzar cero emisiones netas de dióxido de carbono para 2050, y encarar la deuda de los países de bajos ingresos, 60 % de los cuales están en una situación crítica de sobreendeudamiento.
Bolivia y su problema de calidad del empleo
La economía marcó la mayor parte del discurso del presidente Luis Arce en el Día del Estado Plurinacional y esencialmente dos temas marcaron el mismo: los datos sobre pobreza y pobreza extrema, que según Arce van “muy bien” y los datos del empleo, que aunque el INE los suaviza, Arce reconoció que es “el problema” del país.
Según los datos esgrimidos, la extrema pobreza en Bolivia bajó al 11% y la brecha entre ricos y pobres es 20 veces menor en 2021. La Comisión Económica para América Latina (Cepal) informó en 2020, que la pobreza extrema en Bolivia subió de 12,1% a 14,7% (con transferencias), producto de la crisis y la pandemia del coronavirus que golpeó al mundo. El jefe de Estado, sin embargo, aseguró que transcurrido un año de gobierno, encogió la cifra históricamente.
El Primer Mandatario informó también que la pobreza moderada, situada según la Cepal hasta el año 2020, en 37.5%, bajó a 36.3% “…indicadores de pobreza nunca antes visto en nuestro país…”, enfatizó el presidente Luis Arce.
Los datos del empleo registrados en el INE solo muestran la condición de ocupación, pero no la calidad de ese empleo. Así, el desempleo que había subido al 11 por ciento con la pandemia en 2020 ha bajado al 8 por ciento, y aun así es alto respecto a otros años, aunque lo que preocupa a los expertos es que más del 80 por ciento de los trabajadores se desempeñan en el mercado informal.
Mientras se actualizan los datos de afiliación a las AFP, que están tardando más de lo acostumbrado, los empresarios advierten que se deben encontrar fórmulas que permitan mantener el empleo formal como se ha hecho en la mayoría de los países desarrollados incluso con transferencias directas, ya que actualmente las condiciones de afiliación y demás, dicen, impiden la contratación.