Agenda social
Bolivianos, entre los 635 millones de alumnos sin escuela
La pandemia sigue pasando factura en los países menos desarrollados, donde la educación ha pasado a segundo plano por la incapacidad de tomar medidas adecuadas para garantizar un retorno seguro a la educación presencial. La ONU maneja cifras millonarias de impacto a largo plazo. Las futuras generaci



Más de 635 millones de estudiantes siguen afectados por el cierre total o parcial de las escuelas en todo el mundo, indicó un reporte del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), que aboga no solo por reabrir las aulas, sino ir más allá y dar un apoyo educativo intenso a los alumnos.
En marzo “se cumplirán dos años de trastornos relacionados con la covid-19 en la educación mundial. Estamos ante una escala casi insuperable de pérdidas en la escolarización de los niños”, dijo Robert Jenkins, jefe de Educación de Unicef, al conmemorarse este lunes 24 el Día Internacional de la Educación.
“Aunque hay que poner fin a las interrupciones del aprendizaje, no basta con reabrir las escuelas. Los estudiantes necesitan un apoyo intensivo para recuperar la educación perdida”, sostuvo Jenkins.
Las escuelas “deben ir más allá de los lugares de aprendizaje para reconstruir la salud mental y física, el desarrollo social y la nutrición de los niños”, abundó.
En todo el mundo, la interrupción de la educación ha hecho que millones de niños hayan perdido buena parte del aprendizaje académico que habrían adquirido si hubieran estado en las aulas, siendo los niños más jóvenes y marginados los que han sufrido las mayores pérdidas.
Unicef recordó que en los países de ingresos bajos y medios, las pérdidas de aprendizaje debidas al cierre de las escuelas han hecho que hasta 70 % de los niños de 10 años sean incapaces de leer o comprender un texto sencillo, frente a 53 % anterior a la pandemia.
En Etiopía, se calcula que los niños de primaria han aprendido entre 30 y 40 % de las matemáticas que habrían aprendido si hubiesen tenido un año escolar normal.
También en países de economías avanzadas, como Estados Unidos, se han observado pérdidas de aprendizaje, en estados como Texas, California, Colorado, Tennessee, Carolina del Norte, Ohio, Virginia y Maryland.
En Texas, dos tercios de los niños de tercer grado se examinaron por debajo de su nivel en matemáticas en 2021, en comparación con la mitad de los niños en 2019.
Un estudio en 11 países realizado por la Unesco (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) y la Asociación Internacional para la Evaluación del Rendimiento Escolar, informa de que más de 50 % de los profesores declararon que los alumnos no progresaron a los niveles esperados.
En varios estados brasileños, alrededor de tres de cada cuatro niños de segundo grado están por debajo de su nivel en lectura, frente a uno de cada dos antes de la pandemia. En todo Brasil, uno de cada 10 estudiantes de entre 10 y 15 años ha dicho que no tiene previsto volver a la escuela cuando ésta vuelva a abrir.
En Sudáfrica, los escolares llevan un retraso de entre 75 % y un año escolar completo. Al parecer, entre marzo de 2020 y julio de 2021, entre 400 000 y 500 000 estudiantes abandonaron la escuela.
Además, aumentan las consecuencias del cierre de escuelas, y no solo se trata de la pérdida de aprendizaje. El cierre ha afectado también a la salud mental de los niños, reducido su acceso a una fuente regular de nutrición y aumentado su riesgo de abuso.
Cada vez hay más pruebas que demuestran que el cierre de escuelas ha provocado altas tasas de ansiedad y depresión entre los niños y los jóvenes, y algunos estudios revelan que las niñas, los adolescentes y los que viven en zonas rurales son los más propensos a sufrir estos problemas.
Otro dato llamativo señala que más de 370 millones de niños en todo el mundo se quedaron sin comer en las escuelas durante el cierre de éstas, perdiendo lo que para algunos niños es la única fuente fiable de alimentos y nutrición diaria.
Por otra parte, la Unesco destacó que, aún con el avance la variante ómicron de la covid, las escuelas están abiertas en la mayoría de los países (135) y la escolarización se ha suspendido temporalmente, prolongando las vacaciones de fin de año, en 25.
Sólo una docena de países ha optado por cerrar las escuelas y pasar a una enseñanza totalmente a distancia en lugar de presencial desde el estallido de la ómicron, lo que contrasta fuertemente con el mismo periodo del año pasado, cuando se cerraron las escuelas y el aprendizaje fue totalmente a distancia en 40 naciones.
Algunos países –entre los que se encuentran Brasil, Francia, Kazajstán, México, Palestina y Ucrania– utilizan ahora sistemas de vigilancia tipo semáforo, que activan diferentes medidas en función de los niveles de infección, como uso de mascarillas, lavado de manos, ventilación y distanciamiento.
Si las escuelas están en vías de apertura, “también hay que actuar para volver a la escuela a todos los niños que se han alejado de ella, y recuperar las pérdidas de aprendizaje”, dijo la directora general de la Unesco, Audrey Azoulay.
“Si no se toman las medidas concretas, prestando atención a los alumnos más vulnerables, la pandemia tendrá consecuencias dramáticas a largo plazo”, agregó.
La Unesco abogó también por mayores recursos financieros para aplicar los protocolos, y por más asistencia a los profesores, comenzando por su vacunación contra la covid, ya que los docentes no fueron asignados a ningún grupo prioritario en casi uno de cada tres países.
El caso boliviano
Después de prácticamente dos años sin clase presencial el curso 2022 vuelve a pender de un hilo. Las clases se suspendieron ni bien se detectaron los primeros contagios de covid en marzo de 2020 y en agosto se dio por cancelado el año escolar. En 2021 no mejoró sustancialmente el servicio, pues se ofrecieron diferentes modalidades para seguir el curso a través de modalidades virtuales, pero la exigencia se fue diluyendo hasta final de curso.
Para este 2022 el Gobierno había previsto el retorno a las clases presenciales como regla general para lo que se promocionó la vacunación entre menores, y se impulsaron los decretos de vacunación obligatoria para ingresar en espacios públicos. Incluso algunos ejecutivos plantearon no inscribir a los estudiantes si no estuvieran vacunados. La presión de un nutrido grupo social lo acabó dinamitando.
La aparición de ómicron y su alto poder de contagio, aunque con mayor levedad, acabó frustrando también los planes. En la actualidad, el Gobierno ha vuelto a derivar la responsabilidad hacia las Direcciones Departamentales de Educación y estas, a su vez, hacia los centros educativos sobre las modalidades en las que se impartirán las clases.
En principio, los colegios privados analizan la modalidad, ya que tienen más desarrollada su plataforma virtual, mientras que los fiscales ya han descartado retornar durante el primer trimestre.
¿Hasta 70 % de los niños de los países en desarrollo no saben leer?
“Si no tomamos medidas, la proporción de niños que dejan la escuela en los países en desarrollo y que no saben leer podría aumentar del 53 al 70 por ciento”, es la voz de alarma que ha lanzado el secretario general de la ONU, António Guterres, en su mensaje con motivo del Día Internacional de la Educación, que se celebra este lunes 24 de enero de 2022.
De hecho, unos 1600 millones de estudiantes de escuelas y universidades vieron interrumpidos sus estudios en el momento álgido de la pandemia de covid-19, y aún no ha terminado, dijo el máximo responsable de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
Guterres añadió que en la actualidad el cierre de escuelas aún sigue interrumpiendo la vida de más de 31 millones de estudiantes, “exacerbando una crisis mundial de aprendizaje”.
La Unesco, el Banco Mundial y Unicef han cuantificado la dimensión económica de este drama en aproximadamente 17 billones de dólares en ingresos de por vida en valor actual.
En el informe sobre el estado de la crisis mundial de la educación, se destaca que los países de ingresos medios y bajos ya tenían antes de la pandemia una proporción de niños que viven en situación de pobreza de aprendizaje de 53 %, que ahora podría saltar a 70 %, debido al prolongado cierre de las escuelas y la ineficacia de la enseñanza a distancia.
Aprender a leer es un hito en la vida de todos los niños. La lectura es una habilidad fundamental, explica el informe, y añade que todos los niños deberían ser capaces de leer a los 10 años. La lectura es una puerta de entrada para el aprendizaje a medida que el niño avanza en la escuela y, a la inversa, la incapacidad de leer limita las oportunidades de seguir aprendiendo.
Desafíos
La educación ofrece a los niños una escalera para salir de la pobreza y un camino hacia un futuro prometedor.
Sin embargo, unos 258 millones de niños y adolescentes de todo el mundo no tienen la oportunidad de entrar en la escuela o completarla, y 617 millones de niños y adolescentes no saben leer ni hacer cálculos matemáticos básicos.
Y menos de 40 % de las niñas del África subsahariana completan el primer ciclo de secundaria y unos cuatro millones de niños y jóvenes refugiados no están escolarizados.
“Su derecho a la educación está siendo violado y es inaceptable», advierte Naciones Unidas.
La ONU sentencia que “sin una educación inclusiva y equitativa de calidad y sin oportunidades a lo largo de toda la vida para todos, los países no conseguirán alcanzar la igualdad de género ni romper el ciclo de la pobreza que está dejando atrás a millones de niños, jóvenes y adultos”.
Bolivia, hacia el tercer año sin educación regular
Un atraso con impacto
Expertos en educación advierten que el impacto de los casi dos años perdidos de clases presenciales – ponen en duda la calidad del aprendizaje en la modalidad virtual – quedará en evidencia no solo en la Universidad, sino cuando se gradúen y ejerzan como profesionales. La presencialidad no solo contribuye al aprendizaje significativo, sino también a desarrollar las habilidades sociales y de grupo que están quedando aisladas con la pandemia.
El bajo efecto en los niños
Las estadísticas mundiales sobre el efecto del covid en niños sanos son lapidarias: la letalidad tiende a cero y la hospitalización es insignificante. Hay más debate sobre el papel que cumplen como vehículo transmisor al desarrollar cargas virales bajas pero existentes. En el análisis de estos factores, la mayoría de los países han optado por retornar a la presencialidad ante los grandes beneficios que reporta. En Bolivia no.
Dejadez en medidas de bioseguridad
A pesar de llevar casi dos años de pandemia, ser conscientes del impacto que está generando en la educación de una generación completa que tendrá sus efectos en el futuro, los cambios en las infraestructuras para garantizar más medidas de seguridad – más baños, más accesos, más ventilación - son mínimas. Las familias han peleado para convertir el dinero del desayuno escolar en un bono.