Se acerca el cierre de la COP 26
Bolivia y el cambio climático: un plan poco exigente “por cumplir nomas”
Según algunos datos no oficiales, Bolivia está en el puesto 99 de 178 en emisiones de CO2. Los compromisos adquiridos pasan por una reforestación difícil de cumplir y el blanqueo de proyectos energéticos como las termoeléctricas de ciclo combinado o las megahidroeléctricas



La cumbre del clima de Glasgow (COP26) se acerca a su fin en una segunda semana que suele ser más opaca que la primera, pues en la primera se anuncian los compromisos y todos aplauden y en la segunda se firman, y todo suele cambiar bastante. De momento son tres los compromisos principales que parecen avanzar: el de la reducción del metano, el de la descarbonización y el incremento de los bosques, aunque está por ver en qué se concreta cada uno de ellos.
La posición del presidente Luis Arce en nombre de Bolivia se expresó en las primeras jornadas, donde ejerció una portavocía muy crítica con las potencias hegemónicas, que evidentemente no han cumplido los compromisos adquiridos en París respecto a las emisiones de carbono mientras exigen a los demás impulsar su crecimiento con energías limpias que son mucho más costosas. Aún así, los compromisos de Bolivia siguen siendo etéreos en general.
Contribución Nacionalmente Determinada
El Acuerdo de París es fundamentalmente flexible, pues la diplomacia de los pueblos así lo exige. De esa forma y sobre unos mínimos muy generales, cada país establece sus metas para contribuir a la reducción del calentamiento global.
El Encuentro Mundial de los Pueblos por la Madre Tierra y Contra la Crisis Climática de octubre de este año estableció que Bolivia implemente una Contribución Nacionalmente Determinada con base en el Acuerdo de París para enfrentar las causas estructurales de la crisis climática en el marco de la equidad y responsabilidades comunes pero diferenciadas.
Según las conclusiones del evento, se debe “construir un nuevo horizonte civilizatorio basado en el Vivir Bien en armonía con la Madre Tierra, y tomando en cuenta de forma integral los principios y provisiones de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC)”.
La CND de Bolivia cuenta con cuatro sectores: bosques y agropecuario, energía y agua. Tiene como fin incluir las líneas transversales de interculturalidad, derechos humanos, lucha contra la pobreza y desarrollo económico, educación ambiental, género e intergeneracional, adaptación basada en sistemas de vida y cosmo-biocentrismo, gestión integral del riesgo climático e innovación, ciencia y tecnología.
Básicamente plantea:
1.- En Agua: Incrementar de forma integral la capacidad de adaptación y reducir sistemáticamente la vulnerabilidad hídrica del país,
2.- En Energía. Incrementar la capacidad de generación eléctrica a través de energías renovables para el desarrollo local y de la región.
3.- En Bosques y agricultura. Incrementar la capacidad de mitigación y adaptación conjunta, a través del manejo integral y sustentable de los bosques.
Las contribuciones en los sectores de energía y bosques cubren acciones de mitigación, mientras la del sector agua es únicamente de adaptación al cambio climático.
Uno de los informes más críticos al respecto de la posición de Bolivia es el de la Fundación Solón, que advierte que “La CND de Bolivia no hace ninguna referencia a las emisiones de GEI del país ni menciona cual será exactamente la reducción o incremento en términos de toneladas o variaciones porcentuales de CO2 para los sectores de energía, bosques y agricultura”
Gases de Efecto Invernadero
No existen datos oficiales actualizados de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) de Bolivia. Los datos oficiales más recientes son del año 2004 y se basan en la segunda comunicación nacional presentada por Bolivia a la CMNUCC. A partir de esta segunda comunicación de Bolivia, la CMNUCC calcula que las emisiones de Bolivia eran de 92 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (MtCO2eq).
El Potsdam Institute for Climate Impact Research (PIK) y el Climate Analysis Indicators Tool (CAIT) del World Resources Institute tienen datos de emisiones de 2014 para Bolivia, a través de estimaciones con base en diferentes fuentes. El PIK estima que las emisiones totales de Bolivia para el año 2014 eran de 160 MtCO2eq, mientras el CAIT considera que fueron 134 MtCO2eq para ese mismo año. En este informe tomaremos como referencia los datos del CAIT por su grado de desagregación y detalle.
Expansión también publica datos estimados que señalan una disminución de emisiones de CO2 en Bolivia en 2020 han caído 3,37 megatoneladas, un 14,04% respecto a 2019 por impacto de la pandemia.
Las emisiones de CO2 en 2020, según este banco de datos, fue de 20,64 megatoneladas, con lo que Bolivia es el país número 99 del ranking de países por emisiones de CO2, formado por 184 países, en el que se ordenan los países de menos a más contaminantes.
Déficit de electricidad
El informe de Solón señala que La Contribución Nacionalmente Determinada (CND) de Bolivia no comprende todos los componentes que hacen al sector de energía sino sólo aquellos que están ligados a la generación de electricidad. El transporte, el uso de hidrocarburos en los procesos de industrialización, las emisiones fugitivas y otros representan el 12,61% de las emisiones totales, mientras el subsector de electricidad alcanza un 3,36% de las emisiones de GEI de Bolivia.
Según la CND, las energías renovables pasarían de 39% a 79% entre el año 2010 y el año 2030, multiplicándose por 7,2 veces la potencia instalada de 2010 con un incremento de 11.762 MW.
La CND de Bolivia no detalla las características de las energías renovables que conformarían los 9.942 MW adicionales de potencia instalada hasta el año 2030 pero esencialmente se basan en las megarepresas de Chepete, El Bala y Rositas y de centrales termoeléctricas de ciclo combinado, que si bien utilizan gas natural, que es más limpio, no deja de ser un combustible fósil con emisiones. Concretamente las termoeléctricas de ciclo combinado con las que se espera llegar a 1.000 megawatios instalados para generar 6.000 GWh al año producen 0,54 kilogramos de CO2 por kWh, es decir sólo un 20% menos que las termoeléctricas convencionales.
Bosques
La Contribución Nacionalmente Determinada (CND) de Bolivia parte de una línea base de 52,5 millones de hectáreas (ha.) de bosques pero otorga a dicha cifra dos años diferentes: en su página 4 señala que “Bolivia tiene una importante superficie de bosques que alcanzan a 52,5 millones de ha. al año 2015”, y en la página 11 al hacer su compromiso afirma: “Se ha incrementado al 2030 la cobertura neta de bosques a más de 54 millones de ha., respecto de los 52,5 millones del año 2010”.
El compromiso de Bolivia es reforestar 4,5 millones de ha. hasta el 2030 en base a esfuerzo nacional y 6 millones de ha. si existiera apoyo de la cooperación internacional.
La Agenda Patriótica 2025 del Estado Plurinacional de Bolivia plantea en el pilar de “soberanía ambiental con desarrollo integral”, que “Bolivia incremente anualmente la cobertura forestal con un árbol por cada boliviana y boliviano”, lo que representaría una reforestación anual de unos 10 millones de plantines, que a un promedio de 1.000 plantines por hectárea significan apenas 10.000 ha. año o 150.000 ha. en los 15 años que van desde 2016 hasta 2030. En otras palabras, la meta de la Agenda Patriótica sólo representa el 3% de la contribución de Bolivia.
La Estrategia Nacional de implementación del Programa Nacional de Forestación y Reforestación 2016-2030, aprobada por Decreto Supremo Nº 2912 del año 2016, es el documento oficial que explica cómo se llegarían a los 4,5 millones de ha. reforestadas hasta el 2030.
La CND de Bolivia no dice cuántas hectáreas serán deforestadas en el período 2016-2030. La CND afirma que existen 52,5 millones de hectáreas y que se reforestaran 4,5 millones de hectáreas haciendo que la cobertura neta de bosques para el 2030 sea de 54 millones de hectáreas. Esto significa que la CND propone, sin decirlo explícitamente, deforestar 3 millones de hectáreas hasta el 2030.
Mientras la deforestación anual promedio en el período 2012-2017 fue de 220.000 ha., la reforestación no alcanza ni a la décima parte de esta cifra. Esto significa que en 15 años la deforestación superaría los 3 millones de hectáreas de bosque mientras la reforestación efectiva, que se mantiene y sostiene en el tiempo, sería de alrededor de 300.000 ha.
Esto significa que el año 2030 la cobertura neta de bosques no estaría en los 54 millones de ha., como afirma la CND de Bolivia, sino en 49,5 millones de ha.
A este cálculo es necesario añadir que no se puede comparar la calidad de los bosques deforestados con aquellos que serían reforestados. El 40% de los bosques deforestados (1,3 millones de ha.) serían bosques amazónicos, según la Memoria Técnica de Deforestación de 2013. A ello hay que añadir que para que una hectárea de bosques alcance la misma masa boscosa de una hectárea de bosque virgen, hay que esperar en algunos casos más de 50 años según el tipo de bosque.
La CND de Bolivia propone acabar totalmente con la deforestación ilegal hasta 2020. Según el siguiente cuadro la deforestación ilegal estaría disminuyendo, pero en términos absolutos continúa creciendo. En 2012 la deforestación ilegal era de 92,1% y en 2015 bajó al 64%, sin embargo, la deforestación ilegal aumentó de 117.950 ha. el 2012 a 155.396 ha. el 2015, y la deforestación total (ilegal y legal) casi se duplicó entre 2012 y 2015, pasando de 128.044 ha. a 240.467 ha.
¿Deforestar para reforestar?
Las cuentas que no cuadran
En el año 2014, el 81,2% de las emisiones de Bolivia fueron producto del cambio de uso de suelo, la deforestación y la agricultura, y el 3,35% producto de la generación eléctrica (CAIT, 2014). La CND de Bolivia, en términos de reducción de emisiones de GEI se circunscribe a estos dos sectores.
En el sector de electricidad afirma que las energías renovables pasarán de 39% a 79% entre el año 2010 y el año 2030, y que habrá un incremento de 11.762 MW de potencia instalada hasta el 2030 con relación al 2010. Este incremento de energías renovables y potencia instalada se daría sobre todo a través de cuatro grandes complejos mega hidroeléctricos (Complejo de Río Grande-Rositas, Chepete – El Bala, Binacional y Cachuela Esperanza) que en realidad generan otros problemas ambientales como las inundaciones o la emisión de metano por descomposición de materia orgánica y se duda de que la inversión sea justificada por el alto costo de mantenimiento.
El gobierno de Bolivia “hace trampa” en su CND al incluir las termoeléctricas de ciclo combinado que no pueden ser consideradas energías renovables ni alternativas, porque producen 0,54 kilogramos de CO2 por kWh, es decir sólo un 20% menos que las termoeléctricas convencionales.
En materia de bosques, la meta de reforestar 4,5 millones de hectáreas de bosques hasta el 2030 con sólo esfuerzo nacional y 6 millones de hectáreas con cooperación internacional es “demagógica e inalcanzable” a los ritmos actuales de reforestación según la Fundación Solón.
La Agenda Patriótica 2025 plantea que “Bolivia incremente anualmente la cobertura forestal con un árbol por cada boliviana y boliviano”, esto representaría una reforestación anual de apenas 10.000 ha. por año o 150.000 ha. hasta el 2030. De cumplirse la meta de la Agenda Patriótica sólo representaría el 3% de los 4,5 millones de hectáreas que deberían reforestarse, según la CND.
A un ritmo de reforestación de 150.000 hectáreas anuales -en el primer quinquenio- debería haberse reforestado 450.000 hectáreas hasta fines de 2018. De la revisión de diferentes informes de entidades involucradas en la reforestación, se puede concluir que en el período 2015-2018 no se ha reforestado y mantenido de manera sostenible ni siquiera 45.000 ha., que representan un 10% de la meta prevista.
El costo de reforestar 4,5 millones de hectáreas hasta el 2030 requiere sólo en plantines una inversión de 4.500 millones de dólares, una cantidad que bordea la mitad de la deuda externa de Bolivia.