El plástico en plena pandemia afecta a los más vulnerables
El plástico en pandemia y el golpe a los más vulnerables
Durante la pandemia de Covid-19 afecta de manera desproporcionada a personas, grupos y pueblos en situaciones vulnerables, y pone en riesgo sus derechos básicos de salud y bienestar



En nuestra ciudad el uso del plástico ha aumentado de manera exponencial al igual que en todo el mundo. En el hogar lo ha hecho con el uso de las mascarillas y los envases plásticos desechables, en el comercio lo propio y en el ámbito hospitalario está presente en los equipos de protección individual, en las mascarillas, en los guantes, en las batas impermeables, las gafas y viseras, y las pantallas protectoras faciales.
Pero ¿cómo afecta el uso exagerado del plástico?
Durante la pandemia de Covid-19 afecta de manera desproporcionada a personas, grupos y pueblos en situaciones vulnerables, y pone en riesgo sus derechos básicos de salud y bienestar.
Se trata de “un aumento asombroso” en el uso de desechables como mascarillas y protectores faciales, guantes, trajes médicos protectores, kits de prueba, botellas y recipientes de comida o empaques de entrega, entre otros.
Por ejemplo, las ventas globales de mascarillas desechables podrían haber alcanzado unos 166. 000 millones de dólares en 2020, un aumento de 200 veces en comparación con 2019, cuando se vendieron 800 millones de dólares.
Si la población mundial usara la misma cantidad de mascarillas y guantes que se usaron en Italia en la primavera boreal de 2020, se consumirían 129.000 millones de mascarillas y 65. 000 millones de guantes mensualmente en todo el planeta.
En Singapur, durante un cierre de ocho semanas, se generaron 1.470 toneladas adicionales de desechos plásticos solo a partir de envases para llevar. En Teherán los desechos médicos de los hospitales aumentaron de entre 52 y 74 toneladas diarias a entre 80 y 110 toneladas cada día, durante los primeros meses de pandemia.
En Wuhan, en China, los desechos médicos aumentaron seis veces, a 240 toneladas por día durante la pandemia, sobrecargando la capacidad de incineración de la ciudad, de 49 toneladas diarias. Un solo hospital en Jordania multiplicó por 10 sus desechos médicos diarios, atendiendo solo 95 pacientes por Covid.
Por otro lado, las medidas de confinamiento redujeron la demanda de petróleo, empujando sus precios a mínimos históricos. Como resultado, el costo de producir plásticos vírgenes puede ser menor que el de los materiales reciclados, y ya hay empresas de reciclaje en apuros en varios países.
Si las cifras históricas indican el futuro, menos de 10 por ciento de los plásticos utilizados durante la pandemia se reciclarán alguna vez, y más del 70 por ciento llegarán a los vertederos o al ambiente, con el agravante de que el coronavirus puede sobrevivir en superficies plásticas hasta tres días.
De 1950 a 2015, se produjeron 8.300 millones de toneladas métricas de nuevos plásticos, y si estas tendencias continúan, para 2025, habrá suficiente plástico para cubrir cada metro de costa en todo el mundo con 100 bolsas.
La contaminación plástica impacta el ambiente marino y las comunidades humanas. En particular, las comunidades vulnerables soportan de manera desproporcionada las consecuencias de la degradación ambiental causada por la contaminación por plásticos, desde la producción hasta los desechos.
Los plásticos, que se componen principalmente de monómeros derivados de hidrocarburos fósiles, no son biodegradables. Cuando se desechan, no se descomponen ni se asimilan mediante procesos biológicos, y aún divididos en pedazos cada vez más pequeños conservan muchas de sus propiedades originales.
Desde la extracción de petróleo hasta la eliminación de plástico, existen tres impactos externos principales: degradación del ecosistema debido a fugas, especialmente en el medio marino, emisiones de sustancias tóxicas en la producción y la incineración de materiales, e impactos en la salud y ambiente.
Los expertos destacan que el empleo “omnipresente” de plásticos de un solo uso es un tema de justicia ambiental, pues perjudica a los más vulnerables, y “planteará obstáculos sustanciales para cumplir los Objetivos de Desarrollo Sostenible”.
Los expertos recomiendan que los gobiernos amplíen su control de los desechos plásticos, estudien sus impactos en la salud e inviertan en su gestión
Se afectan en particular los ODS 1 y 2, erradicación de la pobreza y hambre cero, el 14, protección de ecosistemas marinos, y el 16, sobre acceso a la justicia para todos, así como la vida de los ecosistemas terrestres y los espacios urbanos.
En Bolivia
Si bien, para el caso de Bolivia no existen datos precisos, el panorama es similar al del mundo, dadas las medidas optadas para combatir la pandemia. Por ejemplo, en el eje metropolitano de Cochabamba, la generación de basura ha incrementado en un 9%. Por otro lado, se ha visto el mismo escenario para la ciudad de Tarija, donde el incremento de la generación de la basura doméstica ascendió a un 30%.
De acuerdo a la experta Alejandra Gonzales, “queda claro, que la prioridad tanto local, como mundial debe ser combatir de la mejor manera posible al COVID-19. Sin embargo, no se debe dejar de lado la crisis ambiental que también aqueja al mundo, ya que esta misma puede agravarse y llegar a ser irreversible”.
Recomendaciones
Según los expertos, la disrupción provocada por la pandemia de 2020 puede brindar oportunidades para cambios significativos y duraderos en las estructuras económicas y facilitar un movimiento hacia una economía circular donde los desechos se gestionen de manera mucho más sostenible.
Un enfoque basado en los derechos, incluidos los enfoques de justicia social, para la recuperación y respuesta al COVID-19 requiere que se reconstruya mejor y de manera más sostenible. Los expertos explican que las respuestas efectivas a las crisis ambientales deben ser respuestas globales basadas en la solidaridad, la compasión y el respeto por la dignidad humana. Las acciones requeridas deben basarse en las obligaciones de los Estados y otros garantes de derechos en el derecho ambiental internacional y los instrumentos de derechos humanos, así como en los tratados regionales.
Los expertos recomiendan que los gobiernos amplíen su control de los desechos plásticos, estudien sus impactos en la salud e inviertan en su gestión. Los gobiernos también deberían adoptar y aumentar la aplicación de las prohibiciones de los plásticos de un solo uso y fomentar la reducción, el reciclaje y la reutilización.
Además, deben sensibilizar y animar a las comunidades afectadas a actuar garantizando el acceso a un sistema judicial eficaz que siga los principios de justicia ambiental, como el consentimiento fundamentado previo libre y el derecho de acceso a la información.
¿Un paso atrás en la reducción del plástico?
El pasado año el Concejo Municipal de Cercado aprobó la Ley N° 188 “Ley de Reducción del Uso de Bolsas Plásticas y Promoción de Bolsas Reusables”, esta normativa tiene el objetivo de proteger el medio ambiente, generar conciencia ciudadana y eliminar progresivamente el uso de bolsas plásticas en el municipio de Cercado.
“Esta ley va a marcar historia porque es un reto que nos estamos trazando, para que en Tarija no se haga un uso exagerado de bolsas plásticas… Vamos a tomar acciones para que se pueda reducir su uso en los mercados públicos, en los establecimientos comerciales, en las instituciones, de seguro que se lo hará de manera paulatina” afirmó en ese entonces Francisco Rosas.
“Lanzamos el reto a la población para que cuando vayan al mercado, a un centro comercial o a cualquier feria, lleven su bolsa reusable para que evitemos mayor contaminación”, enfatizó.
La ironía es que, hasta antes de la pandemia, la sociedad estaba plenamente concientizada sobre los problemas de sostenibilidad de los plásticos. Sin embargo, la necesidad de contener la propagación del virus ha causado el resurgimiento del plástico como un material indispensable.
Es cierto que por motivos de higiene y salud no es factible prohibir el uso de plásticos de un solo uso mientras dure la emergencia sanitaria. Pero es muy importante evitar que, una vez resuelta la crisis, se produzca un mayor problema ambiental. No hay que olvidar que la problemática de la contaminación por plásticos seguirá aún presente.
“Deberemos ser capaces de gestionarlo correctamente, evitando su impacto ambiental en ecosistemas terrestres y acuáticos”, indican los expertos.