Niños y adultos mayores los más afectados por el confinamiento
Bladés: “Ansiedad e inseguridad, las secuelas del Covid”
Profesionales y estudiantes de psicología de la estatal tarijeña, para la fase de post confinamiento, apoyan con atención psicopedagógica a los niños que atraviesan problemas de aprendizaje



Javier Bladés, decano de la facultad de Humanidades de la Universidad Autónoma Juan Misael Saracho (UAJMS), señala que los efectos que dejó la pandemia en la salud mental de las personas están empezando a notarse en la sociedad. La inseguridad, el temor y la ansiedad son algunos de las emociones que afectan de forma negativa, no solo a la salud de las personas también alcanza a la economía y repercuten en personas más alteradas emocionalmente.
Si bien se movilizó personal de salud y medicina para preservar la salud física, Bladés hace notar que se descuidó la salud mental, faltó apoyo psicológico para la población en general, desde niños, jóvenes y adultos mayores que ahora requieren apoyo para su estabilizad emocional.
Detalla que entre los efectos de pandemia y el confinamiento se tiene una generación sin compromiso con el futuro, situación que se expresa en el “poco interés” de algunas personas en emprender nuevos proyectos y fortalecer los valores en los niños, ya que por la inseguridad, vulnerabilidad e incertidumbre que viven por el Covid-19 se centran en el momento.
El País (EP): ¿La emergencia sanitaria por la pandemia del Covid-19 generó cambios en el comportamiento social de las personas?
Javier Bladés (JB): La salud mental es lo que menos se ha cuidado en este periodo de vivencia que hemos tenido por la pandemia. En nuestra generación ha sido la única que nos tocó vivir hasta ahora, se ha visto que todo el tema de previsión se hizo en la parte biológica y física, pero poco en la salud mental.
Todo confinamiento o cuarentena genera una serie de problemas posteriores en el plano mental en todos los miembros de los entornos familiares. El confinamiento significa muchos elementos sobre todo cortar la rutina diaria de una persona, o sea, deja de hacer lo que antes hacía, dejan de ver a las personas que siempre veían, dejan de ver a sus familiares, dejan de salir, tienen que usar mucho el teléfono, es decir un cambio de los hábitos de vida.
El tener que asumir otros hábitos, significa nuevas adaptaciones y eso no siempre son agradables, por ejemplo la gente que tenía la costumbre de irse a jugar fútbol todos los fines de semana con los amigos, ahora no lo hace. No lo hace recién sino desde hace unos ocho meses y eso genera alteraciones, genera problemas psicológicos como por ejemplo ansiedad y depresión.
Otros elementos que se van presentando en la sociedad es el hecho que alguien me diga que tengo la posibilidad que me muera, que hay un virus ahí anónimo que está circulando y el hecho que me puede matar me genera inseguridad y vulnerabilidad; eso hace que también tenga temor por los míos y los familiares, entonces empezamos a tener una sensación de inseguridad y vulnerabilidad, de decir me puedo morir en cualquier rato, entonces la tensión aumenta y la depresión también.
Fuera de eso están los demás temas que se van habitamentando como por ejemplo: el hecho de estar frecuentemente con la familia en una rutina que es prácticamente la misma, peor en ambientes pequeños o departamentos o casas pequeñas donde no hay jardín. No se puede salir a tomar el aire, eso genera mucha más tensión, que incluso llega hasta las agresiones como la violencia doméstica. En los estos últimos meses hemos visto incluso que hay más procesos de divorcio de lo que no había en una gestión judicial común.
“Para esta etapa psicológicamente a los niños tenemos que ayudarlos más ahora porque al no haber ya ni quisiera clases virtuales en algunos casos, hay que mantenerlos en actividad, si no viene una inercia mental, inercia de actividades de estar todo el día en la casa”
Los niños que son los más vulnerables y han sido los que más han sufrido, el adulto por su racionalidad pueden entender muchos aspectos, pero los niños difícilmente van a entender muchas cosas que les afecta. Eso hace que no se haya visto el apoyo, la clausura del año escolar, niños pequeños de kínder pasando clases a través de un celular, incluso ya no ver a sus compañeros, no tener el recreo. Por otro lado los universitarios sin pasar clases normales ni poder ir al campus, y estar todo el tiempo sentados o en cama pasando clases mediante un ordenador o celular, alterna el normal desarrollo de la vida diaria y produce problemas psicológicos que en algunos casos pueden llegar a ser preocupantes y severos.
EP: ¿Cómo se podría afrontar esos cambios de hábitos?
JB: Los consejos son para cada etapa diferente, por ejemplo en la etapa de confinamiento y cuarentena se tenía una serie de situaciones que se debían hacer dentro de una familia, pero ahora estamos en una fase post confinamiento y estamos tratando de salir de esa etapa. Lo primero que tenemos que tener es prudencia, porque la gente recién está saliendo como si hubiera estado cerrada en un bunker y nunca hubiese visto el sol, asiste a lugares públicos, lugares sociales e incluso consume bebidas alcohólicas poniendo en riesgo su salud y prácticamente incitando a que haya un rebrote en esta ciudad y que pueda volvernos otra vez a ese confinamiento tan odioso y problemático que hemos tenido.
Debe primar la prudencia y como dicen aplicar el desconfinamiento gradual, progresivamente. Tenemos que salir con nuestros hijos a pasear, caminar, a dar paseos en el mismo barrio, zona o parque, donde no haya mucha gente, respetar las normas de bioseguridad, usar barbijos, todo eso es parte de este proceso. Así como hemos entrado progresivamente al aislamiento total ahora tenemos que salir de ese aislamiento y regresar a la normalidad, pero no de golpe sino progresivamente.
No tenemos que organizar parrilladas, fiestas o asistir como si esto hubiera acabado, estamos lejos todavía de un fin del virus, entonces la gente tiene que entender que todo tiene que ser medido y no así de golpe, debe ser gradual progresivo. Si antes salía a trotar, ahora que lo haga manteniendo la bioseguridad y respeto a las normas.
Para esta etapa psicológicamente a los niños tenemos que ayudarlos más ahora, porque al no haber ya ni quisiera clases virtuales en algunos casos, tenemos que mantenerlos en actividad sino viene una inercia mental, inercia de actividades en estos chicos de estar todo el día en la casa. Y lo que estoy viendo es que se han vuelto adictos al celular, adictos a los videojuegos y eso es totalmente malo y negativo, entonces los papás tienen que empezar a ver otras alternativas progresivamente como sacarlos del confinamiento hacia afuera para que ellos vean, respiren aire puro, jueguen, salgan a pasear en bicicleta pero a nivel familia.
He visto que algunos papás a ciertas horas salen con sus hijos a dar vueltas eso es bueno, es positivo y si se puede inscribirlos en algunas clases de dibujo, pintura en las cuales pueden compartir a través de la tecnología, pero que sean entretenidas y que al niño le guste, que no le guste al papá o mamá, sino al niño, entonces le ayudarán.
Organizar reuniones tipo zoom con sus compañeritos más cercados para que ellos puedan intercambiar con los otros, puedan hablarse, dialogar y progresivamente ir haciendo pequeñas reuniones, es decir tres o cuatro compañeros en un casa con toda la seguridad que corresponde y reduciendo en lo posible los niveles de contagio para que los niños empiecen a integrarse.
Igual que los adultos estamos volviendo a integrarse, los niños también necesitan el mismo espacio. Todo tiene que ser gradual y progresivo, nada de golpe porque eso es lo que estoy viendo.
EP: La universidad contribuye con asistencia para esta fase denominada post confinamiento ¿Qué actividades llevan adelante?
JB: No, solamente el gobierno nacional o los gobiernos departamentales o municipales, tienen que hacerse cargo de la salud que obviamente es importante, pero la salud mental es parte de eso y es una tarea que deben hacerla, pero desgraciadamente no lo hicieron.
Nosotros como universidad sí hemos contribuido, como Facultad de Humanidades a través de la carrera de Psicología hemos brindado atención psicológica en el periodo de cuarentena a muchas personas, estuvimos casi tres meses atendiendo con nuestros docentes de forma gratuita a todas las personas que llamaban a ese call center que habilitamos para las personas que tengan problemas, conflictos familiares relacionados con el confinamiento y no solamente por origen del Covid sino de todo tipo. Se han atendido casi 100 consultas de distinta variedad de temas que hemos elaborado un informe y enviado al despacho del señor rector.
Después para este periodo de post confinamiento estamos innovando un servicio de atención psicopedagógica para niños de entre 5 a 12 años de edad que estén atravesando problemas de aprendizaje, de lectoescritura, bajo rendimiento, problemas de cálculo y todo relacionado con el trastorno de aprendizaje, relacionados con el área psicopedagógica. Participan estudiantes y un docente de la materia de diversidad psicopedagógica, están atendiendo de manera virtual, los papás nos llaman nos cuentan y ahí intervenimos con nuestros alumnos vía virtual, así estamos ayudando a estas familias que tienen estos problemas que son más específicos que son posteriores a la clausura del año escolar.
EP: ¿Cómo pueden acceder los padres a la ayuda psicopedagogía para los niños?
JB: Tenemos una página en Facebook: Facultad de Humanidades de la Universidad Juan Misael Saracho, también se la mostró por varios lugares como medios de comunicación de la universidad. El primer día que publicamos el anuncio por Facebook por ejemplo llegamos a tener más de 3 mil visitantes. Tenemos muchas visitas de gente que hace consultas, ven el video, material audiovisual que también ha sido publicitado por el canal 9 de TV universitaria, hemos tratado de darle la mayor difusión posible para que la gente lo conozca lo más posible a través de las redes sociales.
EP: Otro sector afectado por la pandemia son los adultos mayores, algunos siguen en confinamiento ¿Cómo apoyar a este sector de la sociedad?
JB: Las personas mayores son tal vez las más afectadas y golpeadas por las medidas de bioseguridad porque obviamente es el sector más vulnerable. En primer lugar porque nunca se le ha informado, porque nadie va a hablarles y explicarles del tema y que muchas veces los familiares no han tenido la paciencia suficiente. Mayormente las personas de la tercera edad solamente salen para algunas actividades, no son por decir personas muy sociables, pero esas pequeñas actividades como: salir al banco a cobrar su renta o ir al mercado a comprar cosas que necesiten era fundamental para su estabilidad psíquica emocional, ahora obviamente todo se lo tienen que hacer, no pueden salir, y eso afecta a su estado anímico.
También está el aspecto emocional porque no pueden ver a sus hijos a sus nietos, solamente por teléfono, una video llamada o zoom que ellos muchas veces no entienden, no saben cómo usar y se vuelve mucho más complicado emocionalmente. Los desequilibrios de la tercera edad siempre son muy complicados, la depresión y otros tipos de factores - no van a llevar por decir a un cuadro de intento de suicidio -, pero si a un menoscabo sustancial de su salud, porque empiezan a alimentarse menos, a recluirse, a tener menos movimiento, al sedentarismo que les afecta enormemente en su salud.
EP: ¿A causa de la pandemia qué efectos se pueden visibilizar en la sociedad, sobre todo en jóvenes y niños?
JB: Creo que ya vamos a empezar a ver los efectos, en primer lugar en el plano académico vamos a tener un norte educativo muy mal formado porque todo esto que ha pasado en todos los niveles desde el pre-básico hasta el bachillerato, ha traído una interrupción total de clases.
Hay una laguna que no se va a poder suplir, no es como dicen algunos directores, que para el año vamos a dar doble, no se puede. No les va alcanzar el tiempo, lo único que van a hacer es saturar al niño y cansarlo, entonces vamos a tener un hueco, y eso va a repercutir después en la misma formación del futuro bachiller de la generación del Covid.
En el plano emocional podemos decir que la vulnerabilidad psíquica que ha generado esto se va repercutiendo en personas bastante alteradas emocionalmente, gente con mucha ansiedad y mucha inseguridad lo que tendrá su efecto hasta económicamente porque la gente ahora va a evitar hacer grandes inversiones o poner negocios, ahora todo va a ser ahorrar, preocuparse de que si pasa algo mañana, o sea la gente está susceptible.
Se dijo incluso que después de las elecciones habrá problemas y todo el mundo corrió otra vez al supermercado a abastecerse de gasolina, estamos por decirlo así, en una paranoia colectiva que nos incita a estar constantemente protegiéndonos, o viendo qué vamos a hacer, o cómo nos vamos a cuidar. Por ejemplo, cuando inició la pandemia, la gente compraba con ansia el papel higiénico sin saber para qué solo porque alguien lo dijo, y ahora lo mismo, vaciaron todas las vitaminas, y eso es natural ante el miedo colectivo a perder la vida, esa susceptibilidad nos hace de que empecemos a tener ese tipo de conductas extremas, de llegar a comprar compulsivamente aunque no lo necesite para tenerlo en casa.
Hay gente que ha comprado vitaminas en enorme cantidad, otros tachos de agua, ahora algunos se van a vencer, no hay racionalidad en estos momentos. Solo es lo que ven en la red social o los medios de comunicación expongan en su momento, eso genera pánico.
En el plano social, estamos susceptibles, desconfiados ya no pensando en el futuro, ahora vamos a tener una generación que va a querer todo en presente, preocupándose de ahora, ya no del mañana o lo que podamos hacer de emprendedurismo y todas esas cosas se van a ir limitando y afectando negativamente a nuestra economía, haciendo que la economía se retraiga más de lo que ya está.
En el plano personal tenemos niños totalmente ajenos a lo que es su etapa evolutiva, no saben hacer ejercicio, algunos solo han conocido el deporte por televisión o están más ligados a un video juego o a un celular, se han vuelto codependientes, pero al extremo de que no pueden dejarlo. Hablan, ríen, le riñen, le insultan al celular, como si el celular tuviera vida o fuera un ente, todo eso preocupa y asusta de que tengamos un grupo de personas que se está robotizando; todo eso nos tiene que motivar a los papás a pensar hasta dónde controlamos el uso.
Ahora quitarles el celular pueden llevar incluso hasta una agresión de un hijo al padre, entonces nos tiene que preocupar ver qué es lo que vamos a hacer más adelante, y vemos que cada vez los papás están más relajados, hay una situación como: “hay que vivir la vida”, o “mañana nos podemos morir”, he vistos papás prestando el auto a hijos de 13 o 14 años para que puedan salir, bajo esa lógica de pensamiento o gente que no está tomando ningún recaudo sobre la salud, la educación de los niños, sobre la enseñanza de los valores.
Ahora todo es, como hay la posibilidad de morirse no hacemos nada por el futuro, ya no precautelamos la educación, ya no los preparamos para ser ciudadanos porque estamos en el vivir, en el ahora, ya no hay ninguna actitud de prevenir el futuro, todo eso me preocupa en esos tres planos.
Las tres frases
- “Para esta etapa psicológicamente a los niños tenemos que ayudarlos más ahora porque al no haber ya ni quisiera clases virtuales en algunos casos, hay que mantenerlos en actividad, si no viene una inercia mental, inercia de actividades de estar todo el día en la casa”
- “Los adultos mayores son los más propensos a esa vulnerabilidad porque son personas que están en los últimos años de su vida y lo que menos quiere es perderla, todas esas cosas les genera ansiedad, mucho miedo y vulnerabilidad”
- “En el plano social, estamos susceptibles, desconfiados ya no pensando en el futuro, ahora vamos a tener una generación que va a querer todo en presente, preocupándose de ahora, ya no del mañana o lo que podamos hacer de emprendedurismo”
El perfil
Nombre
Javier Bladés Pacheco
Profesión
Psicólogo
Actividad
Decano de la Facultad de Humanidades de la UAJMS
Tiene especialidad en psicología jurídica forense, especialidad en educación especial y teología, una maestría en ciencias de la educación superior. Fue director por 15 años de la carrera de Psicología, fue vicerrector y rector interino de la UAJMS en 2015, actualmente es decano de la facultad de Humanidades. Realiza investigaciones, entre las últimas tareas en este campo dirigió el Censo Carcelario en el penal de Morros Blancos de Tarija.