La masacre silenciosa en los asilos se ha dado en todo el mundo
El “sacrificio” obligado de la vejez en el sistema de salud
¿Qué está pasando?, más allá de que el Covid afecte más a los adultos mayores, la pandemia ha sacado a la luz el hecho de que las sociedades han fallado a este grupo etario



“Tenemos que elegir a quién salvar y claro está que debemos priorizar a quienes tienen más posibilidades de sobrevivir”, reveló un médico paceño que prefirió guardar su nombre en reserva. Esta frase se clava como daga en el pecho de quienes tienen a sus padres, abuelos o a cualquier familiar de la tercera edad con Covid-19 y es peor noticia para el enfermo mismo.
El virus es terrible para las personas mayores. Las cifras son asombrosas, más del 80 por ciento de las muertes en el mundo ocurrieron entre adultos de 65 años o más. En Europa y Australia las cifras son aún más altas, 94 y 97 por ciento de los fallecidos fueron mayores de 60 años.
En Bolivia la situación es similar, pues las personas mayores de 60 años, son las más vulnerables a la pandemia de la COVID-19 al presentar el mayor número de decesos con un 57 por ciento del total. Esto según datos de la Fundación Jubileo y del Ministerio de Salud.
Los países también deben invertir en servicios de asistencia y cuidados de largo plazo para personas mayores
De acuerdo a esta última institución los decesos por tasa de edad se establecen así: menores a 10 años concentran el 2,3 por ciento, de 11 a 20 el 1,1 por ciento; de 21 a 30 el 1,1 por ciento; de 31 a 40 años el 3,4 por ciento; de 41 a 50 años el 15,4 por ciento; de 51 a 60 años 23 por ciento; y más de 60 años el 57 por ciento.
Como vemos esta realidad es similar en muchos países y tiene también un común denominador concentrado en la negación a las personas mayores, al acceso a camas y ventiladores, a pesar de ser el grupo más vulnerable.
Los expertos en derechos humanos denunciaron alarmados las decisiones sobre el uso de recursos médicos escasos en hospitales y unidades de cuidados intensivos, discriminando en base a criterios de edad.
No se priorizó a las personas mayores, a pesar de estar indefensas y de tener mayor riesgo; de hecho, son sacrificadas, se les niega el tratamiento y el apoyo de emergencia. “Las personas mayores tienen los mismos derechos a la vida y la salud que todos los demás. Las decisiones difíciles en torno a la atención médica que salva vidas deben respetar los derechos humanos y la dignidad de todos”, declaró el secretario general de la ONU, António Guterres, profundamente preocupado por los acontecimientos durante la pandemia.
La masacre silenciosa en los asilos
Pero eso no es todo, pues gran parte de las víctimas de coronavirus se encuentran en residencias de ancianos, donde en la mayoría de los países se reportó que no había suficientes equipos de protección y pruebas de Covid-19, tanto para residentes como para el personal de asistencia. En el mundo suman muertes en estos lugares.
Por ejemplo, en un asilo de ancianos en Francia, 24 personas fallecieron en solo 5 días; murieron solas en sus habitaciones de shock hipovolémico, sin comida ni agua, porque el 40 por ciento del personal estaba ausente.
En Canadá, se inició una investigación criminal después de que 31 residentes fueron encontrados muertos, sin haber sido alimentados ni cambiados en un asilo para personas mayores. Dados otros casos alarmantes, el ejército canadiense fue movilizado a los asilos y el gobierno de ese país está considerando hacerse cargo de todas las instituciones privadas de asistencia de largo plazo para adultos mayores.
En Suecia, los protocolos desaconsejaban enviar personas mayores a hospitales, permitiéndoles morir en los asilos.
En España, cuando los militares fueron desplegados para desinfectar las residencias de ancianos se sorprendieron al encontrar personas “completamente abandonadas o incluso muertas en sus camas”. España ha lanzado una investigación criminal sobre docenas de residencias de ancianos luego de que los familiares de miles de víctimas demandaron que “dejaron morir a sus padres”.
En medio de este drama Bolivia no ha sido la excepción, pues al menos diez ancianos han muerto en julio de coronavirus en el Hogar San José de la ciudad de Cochabamba, y otros 64 se han contagiado.
Pero éste no fue el único caso, pues en el asilo San Roque, en Potosí, fueron infectados más de 44 ancianos por coronavirus, tras que personal en salud realizará 62 muestras PCR. Los contagiados oscilan entre los 60 y 90 años de edad. Al menos 13 ancianos fallecieron.
Situación similar sucedió en el centro de acogida Sagrado Corazón de Jesús en la ciudad de Trinidad, una de las más golpeadas por la pandemia en Bolivia, se reportaron doce fallecimientos de mayores, de los cuales cinco contaban con la prueba positiva al covid-19, mientras que a los otros siete no se realizaron los exámenes.
En los últimos días Tarija se sumó a esta tragedia, pues en el Hogar de Ancianos Santa Teresa Jornet se registraron casos de Covid-19 y se supo del fallecimiento de seis adultos mayores. Más aún, hay más de 14 personas que dieron reactivo a la prueba rápida.
Las atenciones diarias
Pero el drama no se presenta solo en casos de Covid. El caso de una mujer de 73 años, que prefirió reservar su nombre, es uno de muchos que develan la difícil realidad de los adultos mayores que requieren cuidados especiales en su salud, pero debido a la emergencia sanitaria no pueden acceder a servicios médicos.
La entrevistada fue a la Caja de salud Cordes a las seis de la tarde por un fuerte dolor a causa de colecistitis vesicular, sumado a ello tenía el azúcar en 370. La tuvieron en observación, con un suero y a pesar de su estado no quisieron internarla. Sus hijos se vieron obligados a sacarla del lugar y tras peregrinar por varias clínicas que le negaban atención, finalmente se logró acceder a un servicio privado a las doce de la noche.
“No solamente es el coronavirus, los adultos mayores tenemos otras enfermedades como diabetes, próstata, riñón y otras dolencias peligrosas”, dice acongojado Fernando Caballero quien también pasó una situación similar ante la falta de atención del servicio de salud para el cual realizó aportes gran parte de su vida.
Las sociedades que fallan
¿Qué está pasando?, más allá de que el Covid afecte más a los adultos mayores, la pandemia ha sacado a la luz el menosprecio a la vejez y el hecho de que las sociedades le han fallado a este grupo etario.
“Las sociedades han fallado a las personas mayores durante la pandemia. Los países deben corregir esta negligencia y apoyar a los sobrevivientes regulando, inspeccionando e invirtiendo adecuadamente en servicios de asistencia de calidad para todas las personas mayores” señala Isabel Ortiz, ex directora del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y oficial del Banco Asiático de Desarrollo y de las Naciones Unidas.
De acuerdo a la agencia de información IPS, en Italia, en la región de Lombardía, una resolución que ofrecía 150 euros (175 dólares) a los asilos que aceptaran pacientes con Covid-19 para aliviar la carga en las camas de los hospitales, aceleró la propagación del virus entre los residentes y el personal. Los ataúdes se apilaban en los hogares de ancianos. Las familias están presentando demandas por el mal manejo de la epidemia.
En Estados Unidos, más de 38.000 personas mayores han fallecido en residencias debido a la Covid-19 y muchas familias han presentado demandas contra las residencias de ancianos por muerte por negligencia.
En el Reino Unido, las familias de residentes en asilos de ancianos que murieron por covid-19 están demandando al ministro de Salud y Asistencia Social; acusan al gobierno de violar el Convenio Europeo de Derechos Humanos, la Ley del Servicio Nacional de Salud de 2006 y la Ley de Igualdad.
Propuestas para la mejora
De acuerdo a Ortiz, debido al rápido envejecimiento de la población, todos los países deberían invertir más en servicios de salud y asistencia de largo plazo para las personas mayores.
Lamentablemente la capacidad de los sistemas de salud está debilitada por los recortes de austeridad en años anteriores, y es hoy cuando la escasez de camas, de personal y de equipo médico hace que se discrimine a las personas mayores y se priorice a aquellos más jóvenes, con más posibilidades de supervivencia al Covid-19.
Para Ortiz los gobiernos y las instituciones financieras internacionales deben frenar los recortes presupuestarios que han condenado a morir a tantos, e invertir en sistemas universales de salud pública y protección social.
Los países también deben invertir en servicios de asistencia y cuidados de largo plazo para personas mayores. La mitad de los ancianos del mundo carece de acceso a cuidados y asistencia de larga duración.
Por el momento, los gobiernos gastan muy poco en asilos y cuidados de largo plazo; en cambio, han permitido que se desarrollen servicios privados bajo regulación mínima en muchos países.
Como resultado, la mayoría de los adultos mayores tienen que pagar hasta 100 por cien de su propio bolsillo y la mayoría no puede pagar servicios de calidad.
“Las sociedades han fallado a las personas mayores durante la pandemia covid-19. Los países deben corregir esta negligencia y apoyar a los sobrevivientes regulando, inspeccionando e invirtiendo adecuadamente en servicios de asistencia de calidad para todas las personas mayores”, concluye la experta.