Tarija de antaño
“Los bandos”, una práctica singular en la chura Tarija
El ruido y la marcialidad de la gente armada causaban revuelo en la chiquillada que acostumbraba a seguir el cortejo haciendo "más bulla". ¿De qué se trataba?... De los pregoneros



Tarija tiene hermosos recuerdos de antaño y en algunos casos un poco singulares. Como en todo pueblo antes de la proliferación de los medios masivos hubo otras prácticas comunicacionales, donde la oralidad fue el centro.
Una de estas actividades la constituían los “bandos”, una costumbre muy peculiar relacionada con los pregoneros que antiguamente existían en España. Éstos eran el oficial público que en alta voz daba difusión a los “pregones”, para hacer público y notorio todo lo que se quería hacer saber a la población. En nuestra tierra esto fue todo un espectáculo.
Se dice que tal costumbre tuvo origen en Roma, pero lo concreto es que siguieron existiendo hasta que se generalizó las bondades de la imprenta. Éstos daban a conocer acuerdos de carácter general y urgente que interesaban a todo el vecindario, así también difundían anuncios comerciales de carácter particular y circunstancial como pérdidas de objetos.
En Tarija desde tiempos de la colonia se llamaron “bandos” y éstos tenían el objetivo de hacer conocer a la población leyes, decretos y disposiciones del Gobierno, Prefectura o Municipalidad. Pero en ¿qué consistían los bandos?
Los recuerdos de la Tarija de antaño perviven en la memoria de los tarijeños, heredados desde pasadas generaciones
Se trataba de un pregonero oficial que acompañado de una fracción del Ejército, pero más frecuente de la Policía, con armas y banda de músicos, leía en voz alta el comunicado oficial. Éste se estacionaba en las cuatro esquinas de la Plaza principal (Luis de Fuentes). Una vez que se escuchaba la “orquesta” cientos de personas se arremolinaban a oír el “chisme”.
Desde luego siempre el ruido y la marcialidad de la gente armada causaba revuelo en la chiquillada que acostumbraba a seguir el cortejo haciendo "más bulla". Pero algo que resultaba interesante de estos añosos bandos, era un viejo pregonero muy popular: don Galdino Morales, un caballero vestido a la antigua, con levita desteñida, tongo y el infaltable bastón.
De acuerdo al libro “Estampas de Tarija” de Agustín Morales Durán este hombre era dueño de un porte apuesto, seguramente por esto y su bien timbrada voz siempre se le confiaba esta misión que la cumplía muy en serio, colocándose en el lugar más destacado de cada esquina.
Una vez instalado, muy ceremoniosamente daba unas cuantas tosidas afectadas, como para aclarar la voz y comenzaba la lectura con mucha entonación y solemnidad, elevándola cada vez que las disposiciones revestían cierta importancia.
Pero como los muchachos, especialmente los más grandes, siempre andaban detrás de travesuras, se les ocurría molestar a este serio y tradicional pregonero colocándole cabezas de fósforos cerca de la planta de sus zapatos porque acostumbraba moverlos a medida que leía el bando.
Cuenta el escritor que esto hacían con tan precisa circunstancia que al frotar las plantas con el suelo se encendían las cabezas de los fósforos, llegándole a quemar o por lo menos a asustar.
Debido a la travesura en medio de sus lecturas lanzaba sus interjecciones de protesta, como leyendo entre líneas decía: "ya me han ceroteado…", sin embargo, cuenta Morales que esto no le impedía seguir con la lectura hasta su conclusión mientras los traviesos escapaban perdiéndose en medio de la multitud.
Relatan que muerto don Galdino, aunque siguió habiendo bandos, los siguientes ya perdieron su solemnidad. Por lo que bien parecía que sólo aquel caballero le daba tono e interés a esa forma de hacer conocer las disposiciones gubernamentales. “En esos tiempos no existían radios y pocos fueron los periódicos que habían o tardaban en salir, mientras había que dar cumplimiento a aquella ritual fórmula de: publíquese por bando y por la prensa, instrucción que se insertaba en toda disposición”, escribe Morales.
El origen de los pregoneros
Si bien Tarija heredó la actividad de España, se dice que los pregoneros tuvieron su origen en Roma. En personajes llamados “praecones”, quienes eran los heraldos o pregoneros en la Antigua Roma.
Éstos constituían una clase de empleados subalternos al servicio de los magistrados. Estaban organizados en corporación, subdividida en decurias y presididida por una junta. Tenían como misión convocar a las centurias y a las tribus en los comicios para que emitiesen su voto y proclamar el resultado del escrutinio, y en caso de elección, el nombre de los elegidos.
También convocaban a los senadores para las reuniones del Senado, llamaban a las partes y a los testigos para los juicios. Además que anunciaban las ventas y subastas, entre otros.
Para la historiadora Ileana Rodríguez los pregoneros “son un recuerdo de la primacía de la oralidad en la vida cotidiana en tiempos pasados. Estos hombres y mujeres trabajadores transgredían las fronteras de género, raza, y clase que sostenían el orden social y por tanto eran sujetos a la supervisión y censura por parte de las autoridades coloniales y, más tarde, las nacionales”.
Apuntes históricos sobre el tema
Teatral
El trabajo del pregonero siempre era espectacular porque necesitaban llamar la atención de la población y debían crear el tono apropiado para la recepción de su mensaje. Por tanto, su ejecución fue siempre teatral (gestos y vestido) y musical (incluyendo instrumentos y canciones).
Movilidad
Con la expansión de las poblaciones, estos hombres debían visitar diferentes lugares dentro del área urbana lo que también incluía pequeñas poblados que pertenecían a la jurisdicción. Dicha movilidad les permitió a los pregoneros el también convertirse en pequeños vendedores.
Decadencia
El desarrollo de nuevos modos de diseminar información como los periódicos y la expansión de la alfabetización hicieron el trabajo de pregonero como funcionario de gobierno algo ya obsoleto.